La peripecia judicial del caso “procés” supone una toxicidad política en las decisiones judiciales que tensiona la separación de poderes además de forzar la ley a las exigencias políticas del poder real.
Es una cosmovisión de España estrecha y excluyente, de buenos y malos, de vencedores y vencidos, donde las minorías predominantes tienen el poder real al poseer sus intereses el rango de universales, es decir, generales del Estado
¿Es posible la estabilidad política con la suspensión permanente de la autonomía catalana, la degradación del mundo del trabajo, el retroceso de las libertades y derechos cívicos, los salarios de hambre, la pobreza, la desigualdad?