domingo. 28.04.2024
Sergio Massa, ministro de Economía
Sergio Massa, ministro de Economía

@jgonzalezok | Argentina tomó este lunes una medida que es un tabú para cualquier gobierno peronista: devaluar la moneda. Y además lo hizo sin timidez, un 22%. Esto llevó al cambio negro (llamado blue en Argentina) a dar también un salto importante, Esto llevó también a un aumento importante en las tasas de interés. Se anuncio que la tasa de cambio oficial, después de la devaluación, se mantendrá hasta octubre, cuando se celebre la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Si es que no hay alguna catástrofe en el camino, habría que añadir. Con esto, se espera que la inflación de los próximos meses llegue a los dos dígitos. 

La devaluación sería una exigencia del FMI, que había prometido a Argentina un nuevo préstamo de más de 7.000 millones de dólares, que ayudará al gobierno a llegar a las elecciones de octubre. En las últimas horas se informó que el Fondo sería incluso más generoso, entregando a Argentina 10.750 millones de dólares, en dos entregas, agosto y noviembre. La directora de Comunicaciones del FMI Julie Kozack, declaró: “Valoramos las acciones políticas recientes de las autoridades y el compromiso de salvaguardar la estabilidad, reconstruir las reservas y fortalecer el orden fiscal”. Es una forma de dar por buena la devaluación, que seguramente será seguida por algunas medidas de tipo fiscal. 

La devaluación sería una exigencia del FMI, que había prometido a Argentina un nuevo préstamo de más de 7.000 millones de dólares

Un plazo de tiempo para el candidato oficialista, que es también el ministro de Economía, que puede ser interminable. Para la primera vuelta faltan 70 días; para la segunda, 98; y para el 10 de diciembre, que es la fecha en la que asumirá el nuevo presidente, 126 días. Un análisis del banco de inversión JP. Morgan, conocido este lunes, horas después de conocidos los resultados de las primarias, estima que Argentina enfrenta un período de mayor incertidumbre. El panorama pesimista se completa con la posibilidad de que el gobierno trate de asegurarse un puesto en la segunda vuelta de noviembre a costa de la consolidación fiscal global, incluyendo medidas correctoras del gasto, dijo JP. Morgan. 

Los análisis políticos que surgen después de las elecciones primarias coinciden en la sorpresa de Javier Milei, el candidato de la ultraderecha que fue el más votado este domingo. Pero también es cierto que las diferencias entre los tres primeros no son insalvables. Patricia Bullrich y Sergio Massa tienen razón en preocuparse, pero el partido no se jugó, solo se decidió en las primarias qué jugadores iban a tomar parte. 

A pesar de que el tercer puesto para el peronismo es una catástrofe, el hecho de que Milei y Bullrich pueden parecer candidatos de similares características, puede beneficiar a Massa, que puede presentarse como la única alternativa a la ultraderecha. 

Que Milei y Bullrich pueden parecer candidatos de similares características, puede beneficiar a Massa, que puede presentarse como la única alternativa a la ultraderecha

Lo notable en el peronismo es que el candidato se quedó solo. Cristina Kirchner no participó más que en dos actos de campaña y el día de las elecciones no apareció por el búnker de Unión por la Patria, el nuevo nombre con que se presentaron a las elecciones. Su hijo, Máximo Kirchner, estuvo en el escenario con el resto de los candidatos, al final de la jornada, pero estaba ausente, ni un solo aplauso ante los discursos de circunstancias que pronunciaron algunos de los candidatos. Y esto pese a que los Kirchner, madre e hijo, fueron los responsables de la mayor parte de los candidatos, empezando por Massa. El presidente formal, Alberto Fernández, es puramente decorativo, no se lo mostró en ningún momento y es el candidato el que toma las decisiones de gobierno. 

De aquí a octubre todos los candidatos tienen que seguir buscando votos y pescar lo más posible en la masa de abstencionistas, más de 11 millones de votantes que decidieron no salir de casa el domingo. Por las tendencias históricas, en octubre y noviembre debería ser menor la abstención, pero los analistas no se atreven a prever hacia dónde irán esos votos. Y, aunque la votación de la izquierda siguió siendo insignificante, ante la polarización que se presenta es una esperanza para Massa que pueda recoger algunos votos del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT, trotskista), fue votado por el 2,57%. 

De aquí a octubre todos los candidatos tienen que seguir buscando votos y pescar lo más posible en la masa de abstencionistas, más de 11 millones de votantes

Aunque el candidato más votado, Javier Milei, es un liberal extremo, los mercados internacionales han reaccionado con mucha cautela, porque provoca incertidumbres. El columnista de Clarín Ricardo Kirchbaum escribió que el desafío de Milei es conseguir que el voto obtenido ayer no sea un momento histórico fugaz, que se haya agotado en estas primarias: “La verdadera elección, la disputa en un lugar por la segunda vuelta necesitará algo más que gritos y gestos de outsider que tan buen resultado le dieron al mostrarse como receptor de ese estado de malestar y falta de oportunidades que existe en la sociedad. En octubre hay que construir una mayoría, no solo ser el candidato más votado”. 

Otro analista, Carlos Pagni observa que Milei demuestra la posibilidad de avanzar hacia el poder sin estructura. El descontento contra el gobierno no lo capitalizó JxC, que había obtenido una clara victoria en las elecciones parlamentarias del 2019, sino Milei. 

La de Milei fue una victoria contra la clase política. Es un tipo de candidato en la estela de los Trump, Bolsonaro o Bukele. No está claro hasta donde sus votantes están de acuerdo con sus extravagantes propuestas o es solo una forma de protesta. Pero están a la vista las gravísimas consecuencias que tiene dar poder a populistas de ultraderecha. En la región, el ejemplo más próximo es el del brasileño Jair Bolsonaro, que durante cuatro años no ahorró ningún esfuerzo para socavar los cimientos del sistema político, poniendo en serio riesgo la continuidad del sistema democrático en el país. 

Argentina devalúa un 22% como primera respuesta