sábado. 27.04.2024
Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich
Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich

En un clima de tensión por los violentos acontecimientos ocurridos durante la semana previa al cierre de las campañas electorales, se llevarán a cabo hoy en Argentina las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). 

A pocos meses de cumplirse el cuarenta aniversario del retorno de la democracia, el país elige este domingo a los candidatos que el próximo mes de octubre se enfrentarán en las generales.    

Hasta minutos antes del abrupto cierre de campaña -producido por el asesinato de una niña de once años que se dirigía a la escuela- la derecha no escatimó en la utilización de una violencia verbal que retrotrae a otras épocas, e incluso a otras latitudes en las que el nuevo fascismo campa a sus anchas. La propuesta más certera de la campaña de este signo político se tradujo en términos como “desaparecer”, “aniquilar”, “exterminar” “eliminar al adversario”. “Es todo o nada”, reza el spot de la ex Ministra de Seguridad del Gobierno de Mauricio Macri y candidata a presidenta, Patricia Bullrich, que nunca dudó en adjetivar al movimiento nacional y popular como “enemigo”; calificación con la que pretende la deshumanización del adversario, y cuyas consecuencias quedaron expuestas en el fallido magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner

En el cuarenta aniversario del retorno de la democracia, el país elige a los candidatos que en octubre se enfrentarán en las generales

No hay mayores propuestas, excepto la de una violencia inusitada contra todo aquel que se oponga al proyecto neoliberal que pretenden instaurar nuevamente, tal como lo hicieron entre 2015 y 2019, y cuyo resultado fue un brutal incremento de la pobreza y una nueva e ilegal deuda con el Fondo Monetario Internacional. Peor aún es el programa del que sí hablan en sus medios de comunicación, y que va más atrás en el tiempo, promoviendo otra vez aquella receta que en 2001 acabó con el estallido social del 19 y 20 de diciembre y con un reguero de muertos en las calles de Buenos Aires

Adalid de la “mano dura”, Bullrich, en cuyo haber aún persisten las desapariciones y muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, no ha dudado en asegurar que no le temblará el pulso a la hora de “ordenar” a la sociedad; lo que traducido al criollo significa reprimir cualquier manifestación en contra del modelo que, paradójicamente, sólo encaja a fuerza de balas y gases lacrimógenos. Fue su jefe, Mauricio Macri, quien lo advirtió tiempo atrás, cuando le aseguró al periodista Luis Majul que el liderazgo tenía que “bancase los muertos”. 

Parte del electorado no logra entender por qué razones la derecha pretende gobernar un país al que odia. 

Está claro el motivo por el que pretenden nuevamente hacerse con las riendas del país; ese país al que no dudan el tildar de “mierda” si no son ellos quienes lo presiden. “Argentina apesta”, decía otra de las referentes del macrismo, “La sociedad argentina es la más fracasada de los últimos setenta años”, aseguró el mismísimo Macri. Tal vez por esto parte del electorado no logra entender por qué razones la derecha pretende gobernar un país al que odia. Y la respuesta es simple: El Estado es el Gran Negocio de la derecha, es la mejor garantía para sus intereses económicos y el de los grupos empresarios a los que cada uno de ellos pertenece. 

No es casual el asesinato de un militante ocurrido este jueves en pleno obelisco porteño a manos de la policía conducida por el Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta. La represión injustificada que acabó con la vida de Facundo Molares, de 47 años, es la muestra macabra de lo que se pretende a nivel nacional; es la “mano dura” de la que habla Bullrich y Larreta, es la manera de amedrentar la protesta social y de justificar la violencia institucional de la derecha cuando está en el poder.

Argentina vota hoy de cara a las generales de octubre. Hay dos modelos en pugna: Uno, nacional y popular. Otro, cipayo y fascista.       

Las razones de la derecha