sábado. 27.04.2024
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Cartel del Congreso.

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Un posible título era “Resucitando a Lenin”, pero he preferido el concepto de reivindicación no sólo por el carácter laico de éste sino porque entiendo que los conceptos del “leninismo” han hecho historia en la práctica. Que no han muerto, que han trascendido de la experiencia rusa y soviética a través de su desarrollo gramsciano y de otras formas de acción y de desarrollo teórico por parte de partidos (no sólo “comunistas”) que han entendido la función dirigente, hegemónica, como eje de la acción de un colectivo que se considera “partido político”. Es por ello que entiendo el leninismo como desarrollo del marxismo y su mejor proyección a la acción política, aunque no como “marxismo-leninismo” por la adjudicación de este término por parte del estalinismo y que con esta tan negativa connotación se impuso en la mayoría de los partidos comunistas.

La crisis evidente de este marxismo-leninismo, con la caída del “muro” como símbolo, permite reivindicar hoy la figura de Lenin, del leninismo, desde otra perspectiva, la del Lenin de la Revolución de Octubre, con la elocuente lección de una práctica política que tiene una muy interesante plasmación en las actas del Comité Central bolchevique de “los 10 días que conmovieron el mundo”, del Lenin “de una respuesta concreta en una coyuntura concreta”, del que denunció con dureza las vacilaciones de Kamenev y Zonviev esos días de 1917 sin fusilarlos (como luego hizo Stalin), sino que, tras combatir su oposición a la toma del poder, los propulsó al poco tiempo a la dirección del Estado Soviético y de la Comintern.

Todo ello me sirve de referencia introductoria para llamar la atención sobre la interesante recuperación de la figura de Lenin en este centenario de su fallecimiento y que ha dado lugar a múltiples iniciativas. Entre ellas la anunciada en la imagen que encabeza estas notas, el “Congreso internacional Lenin”, que se desarrollará en Barcelona los días 26, 27 y 28 del próximo mes de junio y al que presentaré una comunicación centrada en el debate de Lenin con Trotsky y Bujarin sobre los sindicatos. No pretendo tanto profundizar sobre lo que supuso este muy interesante debate, sino considerarlo importante referencia para la siempre compleja relación entre intereses y objetivos inmediatos y su proyección estratégica, entre movimientos sociales y acción política. Cuestiones que tuvieron una notable incidencia en la propia Revolución de Octubre y en la URSS de la Guerra Civil y la de la Nueva Política Económica. Me interesa también para abordar nuestra experiencia social y política en la lucha antifranquista y la Transición. Y aún hoy, con problemas de fondo no tan distintos de los de estos otros periodos, aunque en coyunturas muy dispares entre ellos.

Para mi participación en este “Congreso Lenin” estoy preparando la indicada comunicación cuya presentación adjunto: 

Lenin y la organización de la clase obrera: social, sociopolítica y política. Su dialéctica. En la Unión Soviética entonces y hoy aquí

En 1969, de paso por Paris camino de la República Democrática Alemana (Alemania Oriental), descubrí un trabajo de Roger Garaudy, “LÉNINE – PUF” publicado un año antes, en el que el filósofo francés aborda un aspecto de los criterios de acción política del dirigente bolchevique poco conocidos hasta entonces, al menos para mí: la función de los sindicatos para “defender a los obreros contra su Estado” como una forma de que “los obreros defiendan nuestro Estado”. Lenin polemizaba con Trotsky cuando éste proclamaba que “la masa trabajadora debe … ser dirigida como un ejército”, lo que Garaudy calificaba acertadamente como “militarización de los sindicatos”

Además de una anecdótica discusión con dirigentes del SED (PC alemán), este descubrimiento me llevó a buscar los planteamientos de Lenin y de Trotsky al respecto. Y lo encontré en el Tomo III de las Obras Escogidas de Lenin, “Editorial Progreso, Moscú 1966“, con una cita que me impactó y que ahora es el punto de partida de mi comunicación:

“Los sindicatos… no podrán perder aún en muchos años una base como la ‘lucha económica’ no de clase, en el sentido de lucha contra las deformaciones burocráticas de la administración soviética, en el sentido de defensa de los intereses materiales y espirituales de la masa de los trabajadores…” (1) (las negritas son mías).

Lenin rebatía la tesis 8 de la “plataforma” trotskista en relación con el VIII Congreso de los Soviets de 1920 y el IX Congreso del PC (b), en la que se dice: “… al perder la vieja base de su existencia, la lucha económica de clase, los sindicatos … (han de) … ser capaces de cumplir la nueva tarea que les ha planteado la revolución proletaria …: organizar la producción” (subrayado por Trotsky).

De las afirmaciones de Lenin me parece de particular interés la consideración de los “intereses” de los trabajadores “materiales y espirituales”, que se señalan como intereses del momento, …, mientras que en relación con los soviets (a los que se atribuye el poder) y el Partido (con su carácter de conductor del proceso revolucionario y, por ello, necesariamente con proyecto de futuro), surgen inevitables contradicciones, funciona la dialéctica.

Cuestiones que nos llevan a otra consideración: la relación entre los intereses colectivos (de la clase se entiende) y los individuales (2), una dialéctica permanente.

Todo ello me parece de evidente interés para relacionarlo con coyunturas y épocas claramente diferenciadas, pero en las que pretendo considerar elementos en común, como son:

  1. Los años 1917-21,la Revolución de Octubre. Otras experiencias posteriores
  2. Los años 70 del Tardofranquismo y la Transición, y los de este siglo XXI".

(1) Obras Completas Tomo XXXII, pág. 101, y Obras Escogidas, Tomo III, pág. 583, Editorial Progreso, Moscú 1961, Instituto de Marxismo-Leninismo del CC del PCUS

(2) Marx, Crítica de la Filosofía del Estado de Hegel

Reivindicando a Lenin