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30 de marzo de 2010, 7:21
NUEVATRIBUNA.ES - 29.03.2010
El Partido Demócrata (PD), principal partido de la oposición de Italia, ha atribuido la victoria a la izquierda en las elecciones regionales italianas.
De las 13 regiones que elegían gobierno, el marcador es de siete a cuatro. Las estimaciones otorgan a la derecha del multimillonario Silvio Berlusconi dos nuevas regiones: Calabria y Campania, esta última conquistada a la izquierda tras los escándalos por el mal manejo hace dos años de la recolección de basura. Además, el centroderecha mantiene su bastión, Lombardía y Veneto, donde arrasó el candidato de la Liga Norte, Luca Zaia, ministro de Agricultura.
La izquierda mantendría siete regiones, entre ellas sus dos baluartes "rojos": Toscana y Emilia-Romagna. Las otras son Liguria, Marche, Umbria, Basilicata y Puglia. La situación es incierta en Piamonte, región fuertemente industrializada y sede de Fiat, y en Lacio, la región de Roma, donde la izquierda intenta resistir después del escándalo del gobernador Piero Marrazzo, líder del PD, quien tuvo que dimitir tras ser chantajeado con un video en compañía de transexuales.
En cuanto a la Liga Norte, el movimiento que se caracteriza por su postura contraria a la inmigración y aliado de Berlusconi, arrasa en Veneto con el 8% más de votos que sus socios de gobierno. También se ha disparado en Lombardía, con el 27,4% de los votos, situándose casi a la altura del PDL, que ha obtenido el 31,7%.
La protagonista de las elecciones ha sido, sin embargo, la elevada abstención. Según el ministro del Interior, Roberto Maroni, la tasa de participación ha sido del 63,6%, el porcentaje más bajo en los 15 últimos años. Según las estimaciones oficiales, la caída en la participación ha sido de cerca 8 puntos con respecto a las regionales del 2005.
La abstención más fuerte es la registrada en la región del Lazio, donde la afluencia a las urnas ha caido hasta 12 puntos. Con toda probabilidad, la pérdida de votantes en esta región se debe a la exclusión de la lista del PDL, que quedó fuera de los comicios por superar el plazo en que debía ser presentada la lista electoral de su candidata, Renata Polverini. Aun con todo, ésta no quedó excluida de las elecciones gracias a una lista cívica independiente.
La caída de la participación ha afectado a los dos grandes partidos por igual. La causa habría que buscarla en el cansancio por los ataques personales entre políticos, que no tocan los temas que interesan a los ciudadanos. La desprestigiada clase política italiana es incapaz de llevar adelante las reformas estructurales que el país necesita y de tomar medidas contra la crisis económica, que afecta sobre todo al norte, donde las empresas han visto caer sus exportaciones, sobre todo hacia los mercados americanos.
El Partido Demócrata (PD), principal partido de la oposición de Italia, ha atribuido la victoria a la izquierda en las elecciones regionales italianas.
De las 13 regiones que elegían gobierno, el marcador es de siete a cuatro. Las estimaciones otorgan a la derecha del multimillonario Silvio Berlusconi dos nuevas regiones: Calabria y Campania, esta última conquistada a la izquierda tras los escándalos por el mal manejo hace dos años de la recolección de basura. Además, el centroderecha mantiene su bastión, Lombardía y Veneto, donde arrasó el candidato de la Liga Norte, Luca Zaia, ministro de Agricultura.
La izquierda mantendría siete regiones, entre ellas sus dos baluartes "rojos": Toscana y Emilia-Romagna. Las otras son Liguria, Marche, Umbria, Basilicata y Puglia. La situación es incierta en Piamonte, región fuertemente industrializada y sede de Fiat, y en Lacio, la región de Roma, donde la izquierda intenta resistir después del escándalo del gobernador Piero Marrazzo, líder del PD, quien tuvo que dimitir tras ser chantajeado con un video en compañía de transexuales.
En cuanto a la Liga Norte, el movimiento que se caracteriza por su postura contraria a la inmigración y aliado de Berlusconi, arrasa en Veneto con el 8% más de votos que sus socios de gobierno. También se ha disparado en Lombardía, con el 27,4% de los votos, situándose casi a la altura del PDL, que ha obtenido el 31,7%.
La protagonista de las elecciones ha sido, sin embargo, la elevada abstención. Según el ministro del Interior, Roberto Maroni, la tasa de participación ha sido del 63,6%, el porcentaje más bajo en los 15 últimos años. Según las estimaciones oficiales, la caída en la participación ha sido de cerca 8 puntos con respecto a las regionales del 2005.
La abstención más fuerte es la registrada en la región del Lazio, donde la afluencia a las urnas ha caido hasta 12 puntos. Con toda probabilidad, la pérdida de votantes en esta región se debe a la exclusión de la lista del PDL, que quedó fuera de los comicios por superar el plazo en que debía ser presentada la lista electoral de su candidata, Renata Polverini. Aun con todo, ésta no quedó excluida de las elecciones gracias a una lista cívica independiente.
La caída de la participación ha afectado a los dos grandes partidos por igual. La causa habría que buscarla en el cansancio por los ataques personales entre políticos, que no tocan los temas que interesan a los ciudadanos. La desprestigiada clase política italiana es incapaz de llevar adelante las reformas estructurales que el país necesita y de tomar medidas contra la crisis económica, que afecta sobre todo al norte, donde las empresas han visto caer sus exportaciones, sobre todo hacia los mercados americanos.
