Pablo D. Santonja | @DatoSantonja
Desde aquella sala de la Off de La Latina hasta la actualidad ha llovido un poco, y más si tenemos en cuenta el torrente de clips en redes sociales que han hecho de Jaime Figueroa, “El Ventrílocuo”, alguien mediático.
Figueroa hace bien muchas cosas:
Se reúne de unos músicos impecables y de un equipo técnico y de producción que hacen que todo funcione como un reloj.
Es capaz de entonar diferentes voces sin mover ni un poco la comisura de los labios.
Hace de cada número algo único, creando personajes que son creíbles a la par que interesantes, acompañado de unas composiciones musicales ágiles y divertidas.
Pero lo que mejor hace es mostrarse cercano al público. Al fin y al cabo, que el propio artista tenga la delicadeza de saludarte al entrar y despedirse al salir, que te pregunte tu nombre y te dedique una sonrisa, hace que tengas al público ganado desde el primer momento.
Luego su forma de contar las cosas, entre lo biográfico y lo ficticio, ayuda a dibujar cierto misticismo dentro del mundo del Ventrílocuo.
No me malinterpreten, pero antes de conocer a Jaime pensaba que el mundo de la Ventriloquia estaba muerto en España desde la desaparición de los muñecos de María Carmen y José Luis Moreno. Y de pronto, aparece él y crea un espectáculo cohesionado, guiado con un fino hilo conductor que te lleva de comentarios casi sin peso al inicio del espectáculo, que acaban de rescatarse para ser el giro final, englobando a todas sus creaciones en el mismo paraguas. Maravilloso el número de "Harry Potter", magistral la conversación en el Diván Rojo y la aparición de ese cínico buitre. Y es de alabar con qué sencillez recupera al final del espectáculo uno de los primeros chistes, creando el mismo efecto que al comienzo.
Suelo ser bastante duro con el humor, pero Jaime ha conseguido que me ría a carcajadas, haciendo creíble cada uno de los personajes que aparecen en escena, consiguiendo la magia de ver algo que no es tal.
Jaime Figueroa es el Ventrílocuo, con mayúsculas Un artista al que habrá que seguir de cerca, pues su show no puede más que mejorar.
