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Vicente I. Sánchez. @Snchez1Godotx
Ambientada en un mundo en el que el Joker se ha curado de su locura y ha decidido adentrase en la política, Batman: Caballero Blanco seguía al hombre ahora conocido como Jack Napier en su misión de erradicar el crimen de Gotham. Este cómic creaba un interesante universo paralelo que reformula todo lo que sabíamos sobre Bruce Wayne.
Batman: La maldición del Caballero Blanco se sitúa pocos meses después de que Jack Napier pusiera patas arriba toda la ciudad en su lucha por destapar todas sus mentiras. En este caso, el cómic se articula en torno a un misterioso secreto sobre la fundación de Gotham City y la familia Wayne que amenaza con acabar de forma definitiva con la reputación de Batman. Para ello, Seam Murphy inicia la historia en 1685, en la mansión Arkham, como punto de partida para una aventura que cambia nuevamente el universo Batman, y en la que el Joker (luchando contra su propio lado Jack Napier) parece guardarse un importante as en la manga.
ECC Ediciones nos presenta un tomo de 272 páginas en formato cartoné que se exhibe como una historia muy distinta de lo que estamos acostumbrados a ver dentro del sello DC-Black Label. Así, Seam Murphy se sale totalmente del canon oficial y presenta importantes cambios en la historia y personajes, con decisiones narrativas y estéticas tan creativas como polémicas y arriesgadas. Es evidente que este guionista ha tenido total libertad a la hora de crear este cómic, que parece especialmente diseñado para ser llevado a la gran pantalla por Christopher Nolan, y en el que hay casi tantas sorpresas como páginas. No es de extrañar que en internet este universo haya sido definido como el "Murphiverso".
Lo cierto es que casi lo menos interesante del cómic es el propio Batman, ya que el Joker, Harley Quinn o Batgirl están tan bien construidos que acaban convirtiéndose en los absolutos protagonistas y siempre queremos conocer más. Mención especial tiene el villano de esta aventura, Azrael, un enfermo mental diseñado como una especie de ser invencible que poco tiene que temer de Batman y que bien podría tener su propia aventura.
En este sentido, Batman se presenta como un héroe extraño, mucho más oscuro y lleno de inseguridades, que ya no parece aterrorizar a nadie y que no es ni mucho menos respetado por la ciudad. Al igual que en la primera parte, Seam Murphy retuerce la trama para que ningún personaje sea malo o bueno por definición, y en este sentido Batman se mueve en una clara neblina, no quedando nunca claro qué tipo de moralidad tiene. Sin duda, este es el gran acierto del cómic.
El arte serio y tenebrista de Klaus Janson y los colores oscuros de Matt Hollingsworth acaban definiendo una obra muy seria (quizás demasiado) que profundiza de una forma muy particular y adulta en este universo DC. Eso sí, no todo es perfecto en este cómic, empezando por su misterioso punto de partida que poco a poco se va quedando sin fuerza para que en su recta final parezca casi un macguffin. Y es que, en cierta forma, lo es, ya que lo que realmente quiere Seam Murphy es crear nuevos personajes que engrandezcan el universo Batman y que reformulen la opinión que nos hemos creado de ellos. El problema es que, en ocasiones, este tomo peca de exceso de texto y seriedad, cayendo una y otra vez en temas que, en el fondo, no son tan complejos.
El tomo presentado por ECC Ediciones nos regala en la parte final una pequeña historia independiente (aunque en cierta forma unida a lo que ya hemos leído) titulada "Von Friío", en la que Klaus Janson y Seam Murphy construyen una interesante historia con nazis de por medio. Sin duda, un aliciente más dentro del Murphiverso.
