martes. 19.03.2024

1º de Mayo, el puente hacia sueños irrenunciables

Muchos jóvenes de mi generación, poco más que adolescentes al inicio de los 60, conocimos la historia y el significado profundo del 1º de Mayo. Y con ello tomamos conciencia de clase, y ella determinó el sentido de nuestras vidas como personas, como ciudadanos, como militantes.

Desde entonces nunca deje de evocar y celebrar el 1º de Mayo cuando llegaba la fecha. Haber olvidado o despreciado la efeméride, degradarla a base de convertirla en ocio estéril, hubiera sido una forma de traicionarme a mí mismo, de borrar mi propio origen y opciones vitales como miembro, aunque ínfimo, de la Clase Trabajadora, de irrespeto a mis ancestros y a cuantos lucharon por la dignidad y la vida de los más humildes.

Cuando el 1º de Mayo, como casi todo, estaba prohibido por los bisabuelos de jóvenes “liberales” de hoy (muchos de sus padres y abuelos sí hicieron una contribución real a la reconciliación nacional y a la Democracia), siempre había alguna forma de celebrarlo. Bien editando una hoja clandestina reivindicativa, del Trabajo a la Libertad, o un pequeño boletín explicando el origen de la efeméride y el heroísmo de los “mártires de Chicago”, o un salto fugaz en la calle Pelayo, o una excursión festiva a La Conrería para estar juntos y oír el breve parlamento de un dirigente obrero de la época antes de que apareciera la guardia civil … Todo valía por muy testimonial que fuese, por muy pocos que fuéramos nosotros frente a la omnipotencia de ellos, es decir, el franquismo y el capitalismo beneficiario de él … Todo valía antes que rendirnos al olvido del 1º de Mayo y a cuanto significaba.

Ya en Democracia, la mayor parte de los años el 1º de Mayo era un Manifiesto donde verter sueños y esperanzas de progreso y centralidad para el Trabajo, las Asambleas de Delegados preparatorias de las manifestaciones, encabezar la marcha de la USO en Madrid o las ocasiones, una o dos, que la marcha fue unitaria … Más recientemente, el 1º de Mayo me ha pillado en diversidad de sitios que no han sido Madrid, incluso en la capital de algún país extranjero … Pero me ha pillado y yo a él, siempre, sin fallar un solo año.

La llamada modernidad, el consumismo ficticio que aprisiona, los desarrollos tecnológicos sólo para ellos, la “caída del muro”, la globalización que no lo es, el neoliberalismo como lo único globalizado … presionan fuerte para arrumbar el Trabajo, el Sindicalismo, la Justicia, la Solidaridad, es decir, todo lo que significó el 1º de Mayo, al baúl de los recuerdos, a arcaicismos no competitivos, a un leve rumor en las tinieblas del tiempo que ya casi ni se percibe en medio del estruendoso vacío de hoy. Hace ya mucho que no se debate la guerra de cifras para saber cuántos manifestantes inundamos las calles el 1º de Mayo, sino los millones de desplazamientos por carretera que provocó el puente …

Y, sin embargo, el proceso de regresión histórica es evidente y alarmante. El capitalismo de hoy, tan global como especulativo y estéril para la satisfacción de necesidades básicas de una mayoría de la población universal, o para la solución a retos vitales de la Humanidad, tiene una fisonomía moral y social propias del siglo XIX aunque, eso sí, envuelta en maravillosos espejismos científicos. Y es por ello, en consecuencia, que el Trabajo, la Justicia, la Solidaridad, la Democracia, amenazan ruina si les dejamos que la consumen, y viejas lacras que caben todas en aquel dicho antiguo de “la explotación del hombre por el hombre”, o nunca se fueron o vuelven a sernos próximas, según las latitudes.

No me siento intelectualmente derrotado, ni siento agotada mi reserva de sueños y propuestas; me siento viejo que es otra cosa. Por eso, sigo creyendo en el 1º de Mayo y opino, y casi exijo, al Sindicalismo de Clase y Solidario que transmita a las generaciones de hoy y las forme en base a cuanto significó y debe volver a significar.

Por eso, si no nos rendimos cuando el 1º de Mayo estaba prohibido y perseguido y un folclórico “san josé obrero” pretendía usurpar hasta su nombre, cómo nos vamos a rendir ahora que, mal que bien, mantenemos nuestras libertades, nuestros sindicatos y partidos progresistas, nuestra Democracia, tecnologías de la comunicación que facilitan nuestro encuentro y nuestras luchas y el ejercicio de nuestros internacionalismo, con organizaciones potentes y unitarias sin parangón en la Historia, como la CES europea o la CSI mundial, 80 y 180 millones respectivamente de trabajadoras y trabajadores organizadas. Cómo rendirnos ahora.

El 1º de Mayo debe seguir siendo un puente … pero de otra naturaleza: Una pasarela por la que las nuevas generaciones accedan –luchando, eso sí- a sueños y objetivos irrenunciables para cuantos nos reclamamos hijos de la Clase Trabajadora. Sueños y objetivos concentrados en tres:

  1. Por la centralidad y la supremacía del Trabajo Humano respecto al capital y la tecnología.
  2. Por un Sindicalismo unido que luche realmente por la recomposición y la organización de la rota Clase Trabajadora de hoy, con un peso determinante de las expresiones más precarizadas hoy: mujeres, jóvenes, migrantes.
  3. Por un sistema económico y social justo y útil a la gente, en el que el Estado y la Economía Social y Solidaria jueguen un papel determinante respecto a la iniciativa privada capitalista … y todos ellos bajo el imperio de la ley y la institucionalidad democrática.

Es obvio que me estoy refiriendo a España, a Europa, al Mundo … que para eso es 1º de Mayo.

1º de Mayo, el puente hacia sueños irrenunciables