domingo. 28.04.2024
Voluntarios recogen pellets de plástico en la Playa de A Lanzada en O Grove
Voluntarios recogen pellets de plástico en la Playa de A Lanzada en O Grove

El título de esta columna, así leído de corrido parece una perogrullada, pero atentos, no os llevéis a engaño, no lo es, y trataré de haceos ver que entrar en el busilis de esta afirmación es un ejercicio saludable para ahorrarnos la serie infinita de infundios y maledicencias que arropan las fake news, esos hechos alternativos que idealizó el órgano de prensa trumpista Breibart, desafortunadamente replicados acá y allá por prensa, radio y televisión de todo el mundo. Para quienes estéis menos habituados a seguir la verborrea acusadora de medios como la propia Breibart news, Fox o la muy reciente y exitosa GB en Reino Unido, pensad en Okdiario, Negre, Tersch o en su sumo pontífice Losantos y tendréis una imagen muy próxima a lo que es y representa un discurso que valida teorías montaraces, al margen de su certeza, veracidad, coherencia e incluso moralidad.

Nada hay tan arrollador contra la práctica fake como presentar los hechos crudos y hacerlo con cuanta mayor claridad y definición sea posible, de ese modo el poder de la verdad emerge como suero antifalacia con potencial para inmunizarnos contra la mentira, por muy repetida y enmascarada que se nos presente. Creo que a eso se refería Hegel cuando admonizaba sobre la importancia de visualizar los hechos con la mayor nitidez, revisándolos y contrastándolos, porque ello genera en nosotros la facultad de entender en su plenitud el sentido profundo de esos mismos hechos. No solo la filosofía se ha encargado de primar el estudio y la compresión clara de los hechos, la Ciencia también sitúa al hecho en el centro de toda su actividad, añadiendo un grado más de precisión sometiéndolos a sucesivas pruebas de veracidad hasta que su consistencia sea tal que resulte una verdad no refutable.

Nada hay tan arrollador contra la práctica fake como presentar los hechos crudos y hacerlo con cuanta mayor claridad y definición sea posible

Así es que de perogrullada nada. Es tan importante tener acceso al reconocimiento de los hechos tal cual se producen que una de las prácticas favoritas de quienes tienen o desean hechos alternativos es borrar la huella de los hechos y datos que pueda revelar la verdad inscrita en ellos. La batalla cultural emprendida por las huestes cavernícolas de la derecha autoritaria (perdón por el retruécano) solo se entiende en esta tesitura, tratar de borrar todo aquello que manifiesta que una vida distinta de la sumisión deseada por los poderosos es posible, y que los avances de la civilización y sus desarrollos políticos lo han manifestado dejándonos hechos palpables en forma de propuestas para un mundo mejor. Por eso se ponen manos a la obra a borrar nombres de calles, prohibir representaciones, mutilar obras de arte o censurar preventivamente aquello que pueda crear una pista, una clave para entender la vida como algo diferente.

Pero no creáis que se quedan ahí, en la mera difamación de los hechos. Si la cosa apremia se plantean actuar con grados de violencia modulada, del asalto a las sedes institucionales de la gobernabilidad como en ocurrió en el Congreso de USA, a la exterminación de los notarios de los hechos controvertidos, como está ocurriendo en Gaza con el asesinato de 108 periodistas (por ahora) para evitar que puedan exponer al mundo el relato de los hechos sucedidos y no la versión apocalíptica que tanto gusta a los fabuladores judíos del mossad y de las IDF. Así es, cuando uno tiene la posibilidad de conectar con los hechos de manera clara se genera una conciencia clara en uno mismo. No importa cuántos periodistas asesinen en Gaza, las imágenes (aunque pocas) de los desmanes de su guerra han provocado una conciencia clara en el mundo de que lo que ocurre allí es un genocidio premeditado cuyo fin es aterrorizar a los palestinos para que abandonen de una vez por todas las tierras que tanto ansían. No sé si lo lograrán, expulsarles digo, lo que no podrán es hacer creer a la humanidad que se hizo en defensa propia o con alguna otra justificación moralmente válida.

No importa cuántos periodistas asesinen en Gaza, las imágenes han provocado una conciencia clara en el mundo de que lo que ocurre allí es un genocidio premeditado

Porque los hechos poseen la propiedad de la indelebilidad, no se borran, se pueden ocultar, incluso y durante un tiempo presentarlos como realidad alternativa, pero una vez puedan ser presentados con claridad, su mera presencia imprimen conciencia clara. Por esto solo los fanáticos pueden creer que un partido que ha faltado durante cinco años a su responsabilidad constitucional de renovar un poder del estado pueda seguir arrogándose el título de partido constitucionalista. No sé si exagero, pero creo que tanto a ese partido que ha faltado a sus obligaciones como a los miembros del poder que pueden provocar la renovación, podría aplicársele un 155, un artículo constitucional ya activado en otros desmanes no constitucionales.

Y si esto no es posible, al menos recuperar la Parresia, la práctica ateniense que despojaba del derecho y la obligación de hablar a quienes incurrían maliciosamente en la mentira. Los vertidos plásticos en Galicia vuelven a ponernos delante de hechos y del intento de ocultarlos.

Los hechos claros generan una conciencia clara de los hechos