sábado. 27.04.2024
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Font (izq.) junto a Pedro Sánchez y Juan Bezares. (Fotos de Jorge Bezares)

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Juan Miguel Martínez Pérez ‘Font’ (Estación de San Roque, 1951).

Juan Miguel Martínez Pérez heredó de su padre el segundo apellido, Font -así se quedó bautizado socialmente para los restos-, así como el don de la amistad. Aparte de honrar a su padre cada día con un trato amable y un manejo notable del arte de decir las cosas sin acritud, sabe como nadie manejar los tiempos de una conversación: escucha, pide la palabra y a veces se arranca hasta poner a cada uno en su sitio.

Esta autoritas que le viste y calza la debió descubrir cuando se manejaba con destreza y contundencia en el centro de la defensa del San Bernardo, equipo donde jugó cuando los centrales tenían pelos en las piernas y bigote y gastaban muy mala leche. Tanta tenía que en un córner, en un partido con el Club Deportivo Guadiaro, le dio un guantazo a mi hermano Pepe, una gesta equiparable a tocarle las pelotas a un miura del fútbol en plena faena.

Pero Font adquiere notoriedad cuando en plena madurez entra en política en San Roque en las filas del PSOE, como representante de la Estación de San Roque. Forma parte de varios gobiernos municipales, pero destaca de forma especial al frente de varias delegaciones municipales en el equipo de gobierno que encabeza Andrés Merchán junto a Juan Bezares, Lorenzo Pérez, José Sanmartín, Juan José López Infante, Francisco Madueño, Diego Pérez, Elvira Castilla del Pino, etc. Ahí se convierte en un buen gestor y se alinea con los políticos que cultivan el diálogo y abominan del sectarismo partidista que tanto daño le ha hecho a la convivencia democrática en España. Y pisa la Diputación como diputado provincial sin cobrar un duro. Una rara avis.

Tras el ‘caso secretaria’, una decisión judicial muy controvertida que jubiló a toda una generación de socialistas, pasó a un segundo plano, pero se quedó como secretario general de la Estación de San Roque.

Desde esa atalaya política peleó y logró que Juan Carlos Ruiz Boix se convirtiera en el líder de los socialistas sanroqueños. Las urnas le dieron la razón: su apadrinado va para 16 años como alcalde de San Roque y, tras salir elegido diputado -también es presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso-, es uno de los políticos campogibraltareños con más recorrido allende de la comarca junto a José Ignacio Landaluce y Salvador de la Encina, y todo un futuro por escribir.

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Font se dejó pelos en la gatera en esta batalla interna en defensa de Ruiz Boix, pero mostró una firmeza que forma parte también de una personalidad que se siente a gusto en el pacto pero que se mantiene firme y leal aunque sea para perder cuando vienen mal dadas.

Font forma parte del núcleo histórico sentimental del pedrismo y goza de la confianza y el afecto de Pedro Sánchez y de Santos Cerdán

Eso lo demostró, años después, cuando se enfrentó al mismísimo Ruiz Boix, dueño y señor ya del partido, en las primarias que enfrentó a Pedro Sánchez con Susana Díaz. Perdió en San Roque, en la comarca, en la provincia y en Andalucía, pero ganó en la Estación de San Roque, bastión histórico del socialismo en el municipio, y en España. Perdió para ganar. Forma, por ello, parte del núcleo histórico sentimental del pedrismo, y goza de la confianza y el afecto de Pedro Sánchez y de Santos Cerdán.

La familia para Font lo es todo. Casado con Teresa Morales Montes, una norteamericana que conoció en la Feria de San Roque cuando ella vino a pasar unas vacaciones con su familia española, tiene tres hijas, Alicia, Olga y Esther y cinco nietos. Vadym, un ucraniano adoptado por una de sus hijas, es su ojito derecho. Pero se le iluminan los ojos cuando habla de cualquiera de ellos y esboza una sonrisa que acaba siempre en una carcajada generosa que inspira una confianza muy sólida. Es otro tipo de esos que pueden presumir de proyectar una sombra muy rica sobre todo aquel que tiene a su lado.

Como profesional, Font también tiene varias medallas del Vietnam por los servicios prestados en la Confederación Hidrográfica del Sur y en la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, donde pasó media vida hasta que se jubiló hace unos años. Licenciado en Ciencias Químicas por la UNED ya en plena madurez, este sanroqueño es posiblemente una de las personas que más sabe de tratamiento y regulación del agua en el Campo de Gibraltar. Conoce el caudal de cada río, de cada arroyo, de cada acuífero, lo que se pierde en el mar y el estado al minuto de los pantanos. Ya quisiera la Junta de Andalucía o el Gobierno central contar con un técnico tan cualificado como él ante la sequía que azota la región y lo que te rondaré morena.

Defensor de la presa de Gibralmedina -yo diría que casi comparte paternidad con Pepe Cano-, no desaprovecha ni una ocasión para defender un proyecto que, según sus palabras, “permitiría que el río Guadiaro mantuviera un caudal ecológico extraordinario en pleno verano”. Una maravilla que nunca vieron mis ojos, criado a orillas de un río que en tiempo de riada se vestía de amarillo.

Con todo, el mayor patrimonio de Font son sus amigos y su lucha incansable. Los tiene de todos los colores y del tiempo de María Castaña. Y es de los imprescindibles de Bertolt Brecht, de los que luchan toda la vida. Posiblemente sea, en los intangibles como la amistad y la lucha sin cuartel -esos que no cotizan en bolsa ni falta que le hace-, uno de los hombres más ricos del Campo de Gibraltar.

Font o el don de la amistad