miércoles. 01.05.2024
Aaron-Bushnell-inmolacion (1)
El soldado Aaron Bushnell, de la fuerza aérea de los EEUU, inmolándose a lo bonzo en protesta por el genocidio en Gaza y la participación de su gobierno. (Imagen de HispanTV).

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Un numeroso grupo de palestinos hambrientos y desesperados se agrupaban en torno a un transporte de ayuda humanitaria cuando un dron israelí arrojó sobre ellos su carga de muerte asesinando al menos a ciento cuarenta personas de todas las edades. Esta noticia nos la cuentan las televisiones a esa hora en que los españoles solemos estar comiendo, lo que hace que nuestro estómago y nuestro corazón se aúnen al instante en un movimiento repulsivo y nuestro sistema nervioso sufra una violenta sacudida que acompaña a nuestro grito colectivo de dolor, asombro y repulsa que se unirá sin duda al de ese medio mundo que sufre con la población palestina desde que comenzó su genocidio.

Cuando ya creíamos que el sadismo criminal del sionismo israelí había llegado a ese punto del que ya era imposible llegar más lejos por falta de imaginación, hemos sufrido hoy esta terrible sorpresa. Una más. Y van…

Imposible contar el número de muertos bajo los escombros de sus hogares bombardeados, el goteo de asesinatos durante más de setenta y cinco años, los hilos de sangre en campos, caminos y calles de una Palestina que no ha dejado de encoger hasta hoy, convertida en un campo de concentración donde los genocidas administran a su antojo la vida y la muerte de unas víctimas absolutamente indefensas, desprotegidas, desnutridas, sin agua o con agua insalubre, sin comida, sin medicina ni asistencia médica, para los heridos y enfermos y sin nada de nada, esperando en cualquier momento una muerte que hasta puede ser deseable antes que vivir en esa expectación agónica. Y esto puede resultar insoportable hasta para quien lo sabe o ve las imágenes de tamaña carnicería y sufrimiento de ese pueblo invadido, humillado, desposeído, arrinconado tras un muro y ahora asesinado a diario a la vista de todo el mundo.

¿Cuál es la respuesta de la mal-llamada “comunidad internacional”? ¿Será compasiva, solidaria, comprensiva, proactiva y se enfrentará a Israel en defensa de las leyes internacionales y los derechos humanos? ¿Se mostrará airada ante un genocidio que no solo no cesa, sino que alardea del crimen y hasta anuncia que lo seguirá cometiendo? Qué va: venden a los genocidas las armas que necesitan para sus crímenes.

Existen en este Planeta 195 países reconocidos. De ellos, solo una docena se ponen del lado de los que sufren el holocausto, de los cuales son de destacar Sudáfrica en primer lugar y algunos otros como Venezuela, Cuba, Colombia, Chile y Bolivia, Rusia, China, Yemen, Jordania, Siria o Líbano. Igualmente es de alabar la postura del secretario general de la ONU y de la Corte Internacional de Justicia. El resto, precisamente los más “civilizados” y ricos, mantiene una relación amistosa, militar, comercial y alineación con el sionismo criminal o mantiene una calculada distancia por grande que sea el tamaño de sus crímenes. Por espeluznante que sea cada crimen no altera el ritmo cardiaco de ninguno de los responsables de tomar decisiones en los gobiernos, sencillamente porque su corazón lo envuelve la bandera de Caín, que enfría sus conciencias igual que las del resto de sus imitadores y marionetas en España y en otras partes de Europa y del mundo de los indiferentes y sordos al genocidio.

¿Y la gente de la calle?

Una cosa son los gobiernos sin conciencia y otra muy diferente la conciencia de la gente. Media humanidad se siente horrorizada, y son muchos cientos de miles en todo el Planeta que a menudo ocupan las calles principales en todos los países mostrando su profundo rechazo a semejante holocausto a cielo abierto que avergüenza a todo el género humano menos a los portadores de la bandera de Caín, que también tiene sus partidarios en partidos políticos y gentes amantes de esa bandera, que, por desoladora que sea la realidad, son muchos.

Mucha gente en todos los países mira para otro lado. ¿Será que piensan que eso no les concierne? ¿No tienen bastante con saber que el número de los asesinados debe pasar ya de los treinta mil, que los heridos pasan de 70 mil, más los cadáveres que esconden los escombros de los miles de edificios bombardeados? ¿No es aún suficiente todo eso para que todo ser humano con alma y sin ninguna excepción ponga el grito en el cielo en todas partes? De lo que estamos seguros es que para detener esta masacre no son suficientes ni unos cientos de miles ni unas decenas de millones en un Planeta con 8 mil millones de habitantes.

¿Dónde está la conciencia de los que “no están”? ¿Nos estamos deshumanizando?

¿Qué hace posible que exista en el mundo tan alto grado de indiferencia? De haber calado en la conciencia del género humano el principio básico de la convivencia: “Lo que quieres que te hagan a ti, hazlo primero tú a otros” y “no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan”, hubiera sido imposible la invasión sionista en Palestina hace75 años, el fascismo, el militarismo y cualquier guerra.

¿Saben esto los gobernantes que administran el crimen mundial bajo la bandera de Caín? No hay crimen impune, toda causa produce su efecto, toda siembra su cosecha. Mejor sería para todos estos que arriaron la bandera de Caín desde Netanyahu a Biden, Putin, Zelenski y todos sus seguidores. Ojalá nunca seamos uno de ellos.

La bandera de Caín