domingo. 28.04.2024

@jgonzalezok | ¿Qué va a pasar con el dólar el próximo lunes (14 de agosto) en Argentina? Esa es, seguramente la pregunta que más preocupa a los ciudadanos, por encima de las elecciones primarias, que definirán las candidaturas a las elecciones presidenciales del 22 de octubre -o del 19 de noviembre si es necesaria una segunda vuelta-. Hace cuatro años, cuando Alberto Fernández fue el candidato más votado en las primarias, con una diferencia de 15 puntos respecto a Mauricio Macri, que aspiraba a la reelección, los mercados reaccionaron con una subida del dólar del 24 % (de 46,15 a 57,30 pesos, aunque aquel lunes llegó a cotizarse a 60 pesos). También cayeron los bonos (un 15 %) y la bolsa (algunas acciones hasta un 50 %). La diferencia de votos era prácticamente irreversible y el mercado reaccionó así ante la perspectiva de la vuelta del peronismo al poder. 

Pero no se trata solo del mercado, cuando hablamos del dólar en Argentina. La preocupación por la divisa norteamericana es vital para la mayoría de los ciudadanos, hasta los más pobres. Quien puede comprar dólares, incluso en el cambio paralelo -teóricamente ilegal y pagando una enorme sobretasa-, lo hace, porque es la única manera de cubrirse frente a la inflación. Este jueves (10) el dólar se cotizó a más de 600 pesos en el mercado negro (algo menos de 300 en el oficial, cuyo acceso está muy restringido), con una devaluación del 17,5 % en los últimos treinta días. El último dato oficial de inflación es de 115 % anual, alentada además por una emisión monetaria récord. En realidad esta cifra está desactualizada, y el gobierno sabe cuánto, pero en una tosca decisión electoralista retrasó hasta el lunes la publicación del dato correspondiente al mes de julio, que no debe ser menor del 7 %. 

El último dato oficial de inflación es de 115% anual, alentada además por una emisión monetaria récord

La devaluación provoca en Argentina más pobreza, porque alimenta la inflación, que golpea a los más desfavorecidos. Los últimos datos oficiales de pobreza, correspondientes al primer trimestre del año, hablan del 38,7 % (con 8,9 % de indigentes), un 4,5 % más en el último año y 2,4 millones de gente que pasó a ingresar la categoría desde que empezó el mandato de Alberto Fernández. Pero hay una cifra aún peor, el 54,5 % de los menores de 14 años son pobres, y en el caso del conurbano bonaerense, llegan a ser el 63 %. No todos los pobres son desempleados. El 30 % de las personas con trabajo no tienen ingresos suficientes para comprar la canasta básica de alimentos y son pobres, llegando al 46 % en el caso de los trabajadores informales. 

Los argentinos están llamados a votar este domingo para elegir en primarias abiertas a los candidatos presidenciales, la mitad de la Cámara de Diputados (130 diputados) y un tercio del Senado (24 senadores). En algunas provincias se eligen también cargos locales y en la ciudad de Buenos Aires al jefe del gobierno porteño. La principal característica de estas elecciones primarias, que son obligatorias (aunque la multa por no votar es ridículamente baja y es muy difícil que llegue a cobrarse), es que el ciudadano vota a cualquier candidato, no son los militantes de cada partido los que deciden. Esto hace que las primarias sean la mejor encuesta posible, porque responden todos los electores. 

En el peronismo, que esta vez se presenta con el nombre de Unión por la Patria se da la extraña circunstancia de que el candidato presidencial es el ahora ministro de Economía, Sergio Massa. Extraña porque su desempeño como ministro espantaría a cualquier votante en cualquier otro país. Infrecuente, también, porque lo normal sería que dejara su cargo para hacer campaña y competir en igualdad de condiciones con el resto de candidatos. Es habitual que el gobierno de turno use los recursos del Estado a favor de sus candidatos -el famoso fenómeno de cancha inclinada-, pero Massa lo hace de forma aun más descarada. 

El 54,5% de los menores de 14 años son pobres, y en el caso del conurbano bonaerense, llegan a ser el 63%

A pesar de que la ley prohíbe hacer determinados anuncios en tiempos de campaña, el gobierno peronista acumula estos días todo tipo de promesas y acciones clientelísticas. Es lo que en Argentina se conoce como Plan Platita, un verdadero festival que va de regalar colchones en los barrios más desfavorecidos a aumentos a jubilados. En los últimos días se dispuso una suma fija de aumento (por fuera de los convenios) para los trabajadores formales, aumentos también en los planes sociales, créditos para los jubilados y la actualización del piso del impuesto a las Ganancias (que beneficiará a un millón de trabajadores). 

Massa se presenta como el candidato que va a acabar con la inflación, aunque nadie se explica por qué no comenzó a hacerlo hace un año, cuando asumió como ministro. El gobierno no presentó un plan económico, siendo su principal preocupación controlar algunos indicadores. Se renegocia una y otra vez con el Fondo Monetario Internacional para hacer frente a los pagos de la deuda, se toman nuevos préstamos -algunos simplemente para pagarle al propio Fondo-, y se restringen cada vez más las importaciones porque no hay dólares en el Banco Central para pagarlas. 

Massa fue presentado como el candidato de unidad del peronismo. Hasta el cierre del plazo para presentar candidaturas, el favorito de Cristina Kirchner era el ministro del Interior, Eduardo de Pedro. Pero la vicepresidenta se tuvo que tragar el sapo de respaldar a Massa, que tiene un perfil pro mercado, capitalista y amigo de los Estados Unidos. Además no existe tal candidatura de unidad, ya que hay otro aspirante dentro de la interna peronista, Juan Grabois, él sí más identificado con el kirchnerismo. No está claro cuántos votos le sacará a Massa, aunque no hay dudas que éste será el vencedor. 

La principal preocupación de todos, pero especialmente del peronismo, es que se confirme la tendencia de un fuerte abstencionismo

En la oposición hay dos candidaturas en Juntos por el Cambio, del ex presidente Macri: Horacio Rodríguez Larreta, actual alcalde de Buenos Aires, y Patricia Bullrich. Aquí sí el resultado es incierto. El primero representaría una opción más moderada y negociadora; Bullrich es la imagen de la mano dura contra el delito y la corrupción. La campaña interna llegó a ser muy ácida en algunos momentos y hay quien se pregunta si dejará heridas, y si el perdedor sumará todos sus votos al vencedor. 

Y está el tercer hombre, Javier Milei, el ultraderechista próximo a Vox y al ex presidente brasileño Jair Bolsonaro. A lo largo de la campaña se llegó a pensar que podría disputar la segunda vuelta, pero se fue diluyendo en las últimas semanas, coincidiendo con serias denuncias en su contra de que vendía las candidaturas. Y también se desfiguró al no conseguir ningún resultado en las distintas elecciones provinciales que se han celebrado en los últimos meses. 

Muy probablemente, la noche del domingo Massa saldrá a festejar que fue el candidato más votado, aunque será una celebración engañosa, ya que la suma de Rodríguez Larreta y Bullrich lo superará. Habrá que analizar los votos de Milei, que difícilmente irán en octubre para Massa. Y la principal preocupación de todos, pero especialmente del peronismo, es que se confirme la tendencia de un fuerte abstencionismo.

Los argentinos votan pendientes del dólar