jueves. 02.05.2024
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Reserva Federal de EEUU.

Uno de los recursos que utilizan los gobiernos para superar una inflación desbocada es la de sustituir la moneda local de un país, por una moneda que como el dólar, debido a su demanda universal como moneda de reserva, que teóricamente no está determinado por un proceso de inflación. Y es que esta demanda es tan necesaria para las transacciones internacionales, que presuntamente la FED (Federal Reserve System), podría emitir tantos dólares como considere necesario. Es lo que se conoce como "privilegio exorbitante", ya que puede incurrir en déficits sin que se debilite el dólar como divisa. Y dije que presuntamente el dólar no se vería afectado por un proceso inflacionario, porque como actualmente estamos viendo, como consecuencia del exorbitante incremento de su deuda, según el economista Miguel Otero Iglesias, si se explota en sobremanera ese privilegio, puede llegar un momento en el que los acreedores pierdan la confianza en esta moneda de reserva. A lo cual hay que aunarle, que con la integración de muchos países en los BRICS, para llevar a cabo sus transacciones internacionales, el imperio que hasta ayer representó aquel "privilegio exorbitante", con la creación de otra moneda que permitiera a esos países compartir una gran parte de esas transacciones con un medios de cambio, de unidad de cuenta y de reserva de valor, que sustituyera al dólar, éste dejaría de tener ese privilegio. Con lo cual, además se estaría resolviendo el dilema que planteó Robert Triffin en 1959, según el cual, "el país cuya moneda sirviese como reserva mundial, debía proporcionar suficiente liquidez global, para estimular la actividad económica mundial; pero por otro lado, esta emisión de moneda contribuiría a provocar dudas sobre su capacidad de mantener la convertibilidad de la moneda con respecto al oro; es decir, el valor y la representatividad del dólar han estado sustentados por la credibilidad que se la ha dado a aquél "In God we trust", como por la que les prestaban los países que lo necesitaban para sus transacciones internacionales.

Con una deuda pública que en enero de 2023 era de 31,4 billones de dólares, EEUU podría incurrir en un default, que no sólo sería catastrófico para su economía, sino para el sistema financiero  internacional

Pero es que esto no es todo. Con una Deuda Pública que en enero de este año 2023 era de 31,4 billones de dólares, y una reducción significativa de su situación como Reserva de Valor Internacional, de no incrementarse aún más el techo de su Deuda Pública, EEUU podría incurrir en un default, que no sólo sería catastrófico para su economía, sino para el sistema financiero  internacional. Además, como el 36% su deuda está en manos de inversores extranjeros, este impago de la deuda tendría que afectar a aquellos países que hubieran invertido en sus Letras y Bonos del Tesoro.

A mi entender, ante una situación en la que este país habría perdido aquel "privilegio exorbitante", tendría que recomponer un sistema que utilizara el dólar como criptomoneda centralizada emitida por su Banco Central; una recomposición que ni contemplan ni admitirían como necesaria, los que siguieran considerando que este privilegio era consubstancial con lo que fueran sus derechos. A pesar de lo cual, el que no asumieran esta realidad, el gran problema que se les habría de suscitar sería de qué forma se tendría que restituir a los tenedores del antiguo dólar, y de las Letras y Bonos del Tesoro, un valor que en función de la pérdida de aquel privilegio exorbitante, tendría que adaptarse a las mismas reglas que tuvieran el resto de las economías del planeta. Lo cual nos lleva a preguntarnos, ¿sería la asunción y reacción visceral de esta pérdida, lo suficientemente significativa como para, al estilo del Lejano Oeste, los que hubieran ostentado el verdadero poder; es decir, el económico, decidieran jugar a la ruleta rusa, o incluso morir con las botas puestas?

Abundando en lo expuesto hemos de versar sobre aquellos países que para remediar una desastrosa política económica, hubieran recurrido a adoptar el dólar como un medio de cambio adicional al de la moneda de curso legal en sus economías.

Entre las derivadas por la utilización compartida del peso y del dólar tenemos la que, ocurrida en primer lugar en la historia de la economía, fue denominada en Argentina como "corralito" en 2001, como consecuencia de la hiperinflación de 1989-1990. Un proceso de paridad uno a uno, de ambas monedas, establecido por el entonces ministro de economía Domingo Carvallo, que conllevó una acaparación de esta última moneda, ante la depreciación que siguió teniendo el peso; un proceso que culminó cuando su Banco Central no pudo continuar intercambiando dólares por pesos. Posteriormente tenemos el "corralito" que mencionado en otro de estos artículos, tuvo lugar en Grecia el año 2015, como consecuencia de una crisis económica endémica que no pudo corregirse con la depreciación de un dracma que había sido sustituido por el euro. Una crisis que trató de solventar Europa a través de diversos e inútiles rescates y controles de su Deuda Pública y su Déficit Presupuestario que fueron burlados ante las autoridades europeas con la colaboración de Goldman Sachs.

El "privilegio exorbitante" de la Reserva Federal