jueves. 02.05.2024
Marcha por el asesinato de Lucas González, de 17 años y jugador de Barracas Central
Marcha por el asesinato de Lucas González, de 17 años y jugador de Barracas Central

El 20 de noviembre de 2021, bajo el título “Otro Crimen de Estado”, Nuevatribuna daba a conocer la noticia del asesinato de Lucas Gonzales, un joven futbolista argentino baleado y torturado por la policía de la Ciudad de Buenos Aires.

Los responsables de este hecho que conmocionó a la opinión pública fueron condenados ayer a cadena perpetua en un fallo que marca un antes y un después en lo que en Argentina se denomina “gatillo fácil”, abuso de autoridad perpetrado, en ese caso, por los oficiales de brigada Gabriel Isassi, Fabián López y Juan José Nieva. La lectura del fallo tuvo lugar en el Auditorio AMIA de los Tribunales de Comodoro Py, en la capital argentina. 

El odio racial fue el motor que impulsó a los autores de este hecho que, dadas sus singularidades, ha generado la primera condena de estas características que se dicta en el país. La pena fue por homicidio quintuplemente agravado por haber sido cometido con arma de fuego, con alevosía, por odio racial, con el concurso premeditado de dos o más personas y abusando de su función de integrante de una fuerza de seguridad.

La ejecución de Lucas es el resultado de la liviandad con la que estos nefastos personajes de la anti política argentina naturalizan el crimen de Estado

En noviembre de 2021, pocas semanas antes del asesinato de Lucas Gonzales, los medios del poder económico concentrado (que ayer titularon “Muere abatido un delincuente en un tiroteo”), se afanaban en replicar las propuestas de sus candidatos para detener la ola de inseguridad. “Hay que meter bala, dejarlos bien agujereados”, decía en La Nación José Luis Espert, referente de Avanza Libertad, uno de los cuadros políticos que amalgama, junto a Javier Milei y a Patricia Bullrich (ex Ministra de Seguridad del Gobierno de Mauricio Macri), la idea de “meter bala a los delincuentes, darle más libertad a la policía para disparar, impulsar en Argentina la pena de muerte”.

Al momento de su asesinato Lucas volvía de entrenar con su equipo de fútbol. Sin embargo, y dados los prejuicios naturalizados respecto al color de piel y al estrato social, los asesinos creyeron ver a un delincuente. 

La ejecución de Lucas es el resultado de la liviandad con la que estos nefastos personajes de la anti política argentina naturalizan el crimen de Estado. “El que quiere ir armado que ande armado. Argentina es un país libre y que cada uno elija lo que quiere hacer”, decía en funciones Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad de Macri y responsables de la desaparición y el asesinato del joven Santiago Maldonado.

Primera condena por un crimen de odio racial