jueves. 02.05.2024

Finalmente sucedió eso con lo que millones de argentinos asociábamos a una de las pesadillas más temidas. Milei presidente

Asistir a este hecho histórico es un desafío en sí mismo para quienes consideramos que la Patria es el hogar sagrado en el que habitamos; la casa común en la que dirimimos diferencias y limamos asperezas, siempre dentro del marco democrático que supimos conseguir. 

Por primera vez en la historia de la democracia celebramos un Día de la Soberanía con un flamante presidente electo dispuesto a entregarla, a rematarla al mejor postor. Por primera vez en cuarenta años la democracia elije a quien no pudo responder a una simple pregunta: “¿Usted cree en el sistema democrático?”.

Argentina comienza una nueva etapa en la que, de la mano del populismo de derechas, será un laboratorio fascista “en el que la crueldad y la estupidez serán celebradas, y perseguidos los cuadros políticos populares”, tal como afirma Sandra Ruso en su columna “Los Pueblos se Equivocan”, publicada ayer en el diario Página 12.

Celebramos un Día de la Soberanía con un flamante presidente electo dispuesto a entregarla, a rematarla al mejor postor

Como si se tratara de un déjá vú, el ultraderechista que en campaña no dudó en amenazar a “los zurdos de mierda” con que iban a correr, ya adelantó una serie de medidas privatizadoras que sólo podrá implementar a fuerza de represión. Para esta tarea, el ultraderechista electo presidente cuenta con quien será su aliado; el Jefe de Gobierno porteño Jorge Macri, primo de ese otro Macri que, según aseguraba Milei hasta hace diez días atrás, representaba a esa “casta de delincuentes” que él venía a combatir, pero que sin embargo ha acabado por convertirse en su titiritero. “El Estado se encargará de la seguridad y la Justicia. Cuando hay un delito se lo reprime. Ayer dije que fuera de la ley, nada. Acá la ley se va a cumplir”, dijo Milei refiriéndose a la reacción popular y al derecho a manifestarse, como “delito”.  “Las protestas contra las medidas de ajuste serán tratadas como delito y, por ende, reprimidas”.

En el Día de la Soberanía, con la complicidad de los medios de comunicación hegemónicos, con la amnesia colectiva, el odio reprimido y la voluntad manifiesta de meterse un tiro en el propio pie de esa porción gigante del electorado que le dio el triunfo, Milei, el admirador de Margaret Thatcher, el tipo que define a su propia moneda como “excremento”, ya exhibe su totalitarismo con total impunidad, confiado –quizás– en la fortaleza de los hilos de los que tira su titiritero. 

De presidentes electos y soberanías