sábado. 27.04.2024

Una vez leí a un católico decir: Yo creer, creer, solo creo en Dios, todo lo demás me lo tienen que demostrar. Y me parece razonable pensar así. No deja de tener lógica el reservar la fe para algo que no admite demostración.

A cuenta de la próxima investidura, la de verdad, la de Sánchez, no la otra, la fake, la de Núñez Feijóo, se están haciendo conjeturas sobre la supuesta inconstitucionalidad de lo que va a hacer Pedro Sánchez para conservar el poder. Entre sus adversarios, enemigos y algunos compañeros de partido, parece predominar la idea de que piensa saltarse la Constitución al son que le marque Puigdemont. Eso dicen creer.

Yo, también voy a hacer ciertas declaraciones de fe en algo que, en algún tiempo, puede, o no, verificarse, por lo que, al igual que los creyentes a los que me refiero, me expongo, no solo a equivocarme, si no a que se note en muy poco tiempo.

Sea lo que acuerde el PSOE con esos grupos, acabará en el Tribunal Constitucional, quien admitirá el recurso, o los recursos correspondientes

Por ejemplo, creo que Pedro Sánchez será investido como presidente del Gobierno de España con el apoyo de todos los grupos políticos del Congreso de los Diputados excepto el PP, VOX y un par, exactamente dos, de diputados más.

Creo que, para ello, deberá aceptar ciertas condiciones propuestas por esos grupos pero esa aceptación se planteara en forma compatible con el espíritu y la letra de la Constitución, tal como ya ha dicho el propio Pedro Sánchez.

Creo que, sea lo que sea lo que acuerde el PSOE con esos grupos, acabará en el Tribunal Constitucional, quien admitirá el recurso, o los recursos, correspondientes.

Creo que el Tribunal Constitucional terminará dictaminando, eso sí, con los votos particulares correspondientes, que dichos acuerdos no son anticonstitucionales.

Creo también, que esa sentencia será discutida política, mediática y socialmente, y deslegitimada, por el origen de sus votos, como si los únicos votos legítimos, fueran los de los votos particulares.

Hay gente que ve espíritus por todas partes y, lejos de ir a alguien que se lo mire, lo pregona

Y creo, por último, que, cualquiera de esas creencias, puede ser falsa. Como tantas otras. Lo que pasa es que, me pasa como a muchas personas, que confundo deseos con previsiones lógicas. Además, y por las mismas, me niego a creer otras cuantas cosas:

Que JUNTS, y/o ERC prefieran un gobierno español con PP y VOX antes que con PSOE y Sumar. Por muy difícil que se les pongan las cosas con Sánchez y Diaz, peor las van a tener con Feijóo y Abascal.

Que el PSOE, por mucho que lo presuma tanta gente como lo hace, plantee algo que vaya contra la Constitución Española. Al menos, contra la letra. Lo del espíritu es, por definición, más etéreo y discutible. De hecho, hay gente que ve espíritus por todas partes y, lejos de ir a alguien que se lo mire, lo pregona. No descarto que, a mí, me pase algo parecido.

Que, el PP y/o VOX, no vayan a presentar un recurso de inconstitucionalidad contra cualquier cosa que acuerde el PSOE para lograr la investidura de Pedro Sánchez. De hecho, no me extrañaría que lo presentaran en los próximos días. Yo ya he recibido una presunta propuesta de Ley de Amnistía perfectamente articulada, que consta de dieciséis páginas. Al principio pensé que podía ser una propuesta de Núñez Feijóo para congraciarse con JUNTS. Al fin y al cabo es el único candidato que tiene un salvoconducto real para intentar ser presidente del Gobierno. Pero, no, parece que era una supuesta, y falsa, propuesta de Sánchez. Parece mentira lo que trabajan algunos y lo que están dispuestos a hacer por él.

Esperemos que, en este caso, no se cumpla aquello que formuló John Dewey, sobre que, si una cosa se da por real, sus consecuencias serán reales

Que los términos del acuerdo que se plantee no sean consultados, discutidos y revisados por expertos constitucionalistas con prestigio y criterios contrastados con los imperantes en el Tribunal Constitucional. Por ello, las casas de apuestas deberían valorar mejor una decisión positiva que negativa del alto Tribunal.

Y poco más me cabe añadir sobre el particular. Cada cual puede agregar a su creencia los argumentos más brillantes, la voz más hueca o el prestigio más acrisolado pero, hasta que no ocurra, lo que crea cada uno no pasa de ser una presunción.

Esperemos que, en este caso, no se cumpla aquello que formuló John Dewey, sobre que, si una cosa se da por real, sus consecuencias serán reales. Y que el debate se dirima en los medios o en los tribunales, pero no llegue más allá. Sobre todo, evítense los fusilamientos preventivos, y provisionales.

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