sábado. 27.04.2024

En el debate electoral de RTVE, usted, señor Espinosa de los Monteros que acudió acompañado de la que parecía su secretaria, Cuca Gamarra, interpeló al resto de debatientes acerca de donde se encontraban el día del asesinato de Miguel Ángel Blanco, como si le asistiera algún derecho a hacerlo, como si su condición fascista le permitiera emplazar a explicaciones a los demás de ese modo. 

Es verdad que todos los muertos son iguales pero también lo es el hecho de que ciertas víctimas han producido mayor impacto, tal vez por sus características personales, por las circunstancias del crimen o por las repercusiones del mismo. El asesinato de Miguel Ángel Blanco reunía todas las características que conducen a pasar a la historia de forma especial: era una persona joven, quienes lo conocían, incluidos sus adversarios políticos le apreciaban, las horas que mediaron entre su secuestro y su asesinato fueron especialmente angustiosas porque se sabía que las peticiones de los terroristas eran imposibles de satisfacer, el plazo exigido muy corto… y el pesimismo se apoderó de toda la sociedad española; también los efectos de su asesinato fueron especiales, la sociedad vasca rechazó el crimen de forma casi unánime por primera vez, se creó el foro de Ermua y se generaron olas de solidaridad como antes nunca había sucedido. 

Espinosa de los Monteros interpeló acerca de donde se encontraban el día del asesinato de Miguel Ángel Blanco, como si su condición fascista le permitiera emplazar a los demás

No recuerdo donde estaba en todas y cada una de las ocasiones en que la barbarie terrorista cometió sus crímenes, es imposible, pero sí recuerdo perfectamente donde me encontraba cuando se produjo la noticia y que hice. Estaba en casa y se interrumpió la programación televisiva, eran las primeras horas de la tarde de un calurosísimo día de julio. Las primeras noticias apuntaban a que estaba solamente herido, los terroristas lo tiraron desde un coche y se encontraba “con vida”. Duró muy poco la esperanza, le habían asesinado a bocajarro en una cuneta. Fue un zarpazo brutal, la tensión de aquellas horas de terror se manifestó en llanto en muchísima gente. Yo, desde luego, lloré. Trabajaba en un pueblo de la periferia de Madrid, San Fernando de Henares, y en aquel momento era el Secretario de la Sección Sindical de CCOO en el Ayuntamiento. Cogí el coche y me desplacé a San Fernando, a la sede del PP, no había mucho que decir, quise estar un rato con ellos y trasladarles mi solidaridad. Después fui al Hospital del Aire donde mi padre estaba ingresado por lo que sería el inicio de la larga agonía con la que terminó su vida. Mi padre era uno de esos rojos que usted tanto odia. Para entonces un viejo radical siempre bronco en sus juicios sobre la derecha, debilitado por la enfermedad. Cuando le di la noticia lloró ruidosamente de un modo que no le había visto llorar nunca. Me impresionó mucho verle llorar así y me acordé de Machado: ¡Aquel trueno llorando como un niño!

Recordé todas estas cosas cuando usted escupió su pregunta indecente. Lo recordé y me indigné profundamente. Usted, al igual que sus alumnos del PP, no tiene derecho a la utilización de las víctimas, no tiene derecho a volver a matar a los muertos solo para usarlos como propaganda electoral. 

Usted, al igual que sus alumnos del PP, no tiene derecho a la utilización de las víctimas, no tiene derecho a volver a matar a los muertos solo para usarlos como propaganda electoral

El mayor favor político que ETA ha recibido nunca de un político español se lo procuró Aznar reconociéndoles como Movimiento Vasco de Liberación Nacional, ese reconocimiento, que podía haber tenido consecuencias internacionales graves, era el sueño dorado de ETA desde hacía muchos años, de hecho era el objetivo de su estrategia política. Espero que algún día se hagan públicas las actas de las reuniones de los representantes de Aznar con ETA y se conozca el alcance de lo que se estaba negociando. Porque ese reconocimiento solo puede ser obra de un cretino o de un traidor. Algún día podrá escribirse la historia de la simbiosis, de la parasitación de ETA por parte de la derecha española. Y ahora vuelven a su condición de parásitos del terror y tanto como necesitan parasitarlo necesitan resucitarlo. ¡Cuánto darían ustedes para que ETA siguiera matando!

La lucha antiterrorista unió, como es lógico, a toda la sociedad y la derecha necesita quebrar todo movimiento de solidaridad, de agrupación comunitaria, porque solo sabe vivir en la confrontación y en el odio. Se niega la pandemia, se niega el cambio climático, se niega el dolor por las víctimas, se niega todo lo que pueda unir, todo lo que puede generar sinergias de acuerdo y cooperación. Todo lo que ustedes llaman “consenso progre”, lo que hizo posible nuestra convivencia democrática.

Ustedes son basura y no llegan a la suela del zapato ni a Miguel Ángel Blanco ni a ninguno de los otros. Ustedes van a desaparecer barridos por la historia

El asesinato de Miguel Ángel Blanco dio lugar a un extraordinario movimiento unitario que desembocó el fin de ETA y que ustedes necesitan negar necesitan acabar con cualquier atisbo de convivencia porque ustedes son parásitos de la confrontación y de la muerte.

Señor Espinosa de los Monteros aparte sus sucias manos de Miguel Ángel Blanco y de todas las víctimas y haga que también las aparten sus seguidores en el Partido Popular. Ustedes son basura y no llegan a la suela del zapato ni a Miguel Ángel Blanco ni a ninguno de los otros. Ustedes van a desaparecer barridos por la historia, eso es seguro, lo que hay que evitar es que antes de desaparecer dejen un rastro de suciedad y de odio que hieda durante demasiado tiempo. Los españoles reconocemos demasiado bien ese hedor.

Carta abierta a los canallas