sábado. 27.04.2024
aznar

Por José Bujalance C.

El expresidente "Anzar" lleva años esparciendo la semilla del odio en una constante campaña de tópicos de la extrema derecha global, liderando desde FAES y seguido muy de cerca por Ayuso y otros populistas de derecha que parecen cómodos en su papel de deplorables; soltando exabruptos y proyectando una imagen de sordidez política e intelectual indigna de cualquier responsabilidad institucional, con un envilecimiento de la política y de la propia sociedad que deja un sabor amargo, pues recuerda a la insurgencia nacional (franquista).

El bloque reaccionario, ayudado por la vieja guardia del PSOE, ha conseguido que el neofascismo ocupe el centro de la agenda política, y viene a confirmar la deriva de un bloque que desde las elecciones se siente ganador frente al que considera presidente ilegítimo. El régimen bipartidista no aguanta más sin meter mano en el dinero público.

Aunque la relación entre un clima social y un episodio criminal nunca es automática ni lineal, no hay duda de que crea la atmósfera y el ambiente que permiten explicar y dar sentido a las acciones, a los delirios paranoicos verbales de Ayuso hace unos días ("Hagan lo que hagan, es su bando. Como en el siglo XX, nos llevan al combate"), y al actual de Aznar; sus mentiras constantes y sus chifladuras conspiranoicas aceleran un fenómeno político muy contemporáneo: la polarización social extrema, el aumento de la intolerancia, el auge de la confrontación violenta y la invocación del odio como discurso dominante.

¿La rebelión que propugna Aznar es la del independentismo catalán del 1 de octubre, esto es una "rebelión cívica e institucional", o es la del trumpismo y el bolsonarismo?. Lo que está en juego con la confrontación pública propuesta es si se va a facilitar el camino hacia la restauración reaccionaria del régimen, con masas de sediciosos de ultra derecha lanzándose al asalto insurreccional del poder.

El delito de rebelión consiste en la ocupación de vías y espacios públicos con uso de violencia de un colectivo tumultuario que pretenda la derogación de la Constitución. La intimidación a los poderes públicos legalmente constituidos, forma el núcleo sustancial de la rebelión. Lo que está ocurriendo es semejante, en cierta medida, a lo que Sigmund Freud llamó en 1930 el malestar en la cultura. En el fondo, la propuesta constituye un ejemplo más que elocuente y significativo del malestar y el desconcierto actual del capitalismo neo liberal, que pudiera abrir un período sin precedentes de inestabilidad social, de extrema polarización y de gran confusión política.

La Fiscalía debería abrir una investigación y considerar al expresidente Aznar autor intelectual de instigar un asalto a los poderes del Estado, tras sus declaraciones, nada alejadas de quienes hace tiempo cuestionan la legitimidad del gobierno de coalición tras la moción de censura por la corrupción generalizada y sistemática del Partido Popular durante el gobierno de M. Rajoy (nombrado a dedo por el ínclito), aunque también antes, en el suyo propio, con casi todos sus ministros imputados por la Justicia.

¿Acaso pretende el expresidente un asalto al Congreso como los ocurridos en EEUU y Brasil?

El ultra derechista Aznar debe ser investigado por haber instado a actos anti democráticos, que podrían incitar a los más radicales a impulsar un golpe de Estado. ¿Acaso pretende el expresidente un asalto al Congreso como los ocurridos en EEUU y Brasil?

¿Pretende quien pidió el NO en el referéndum de la Constitución Española; el que indultó a miembros de la organización Terra Lliure para conseguir el gobierno de España; el que más indultos firmó en sus años de mandato; el que negoció con el "Movimiento de Liberación Nacional Vasco" y sacó más presos de ETA de la cárcel; el de las mentiras del 11-M, diciendo que había sido ETA para ganar las elecciones; comandar una rebelión fascista?

¿Plata o plomo?