sábado. 27.04.2024

Llega un 1 de diciembre más, “Día mundial en la lucha contra el SIDA, una enfermedad demasiado invisibilizada en los últimos tiempos. Da la sensación de que la sociedad y las instituciones hayan bajado la guardia ante esta cruel pandemia.

Según los últimos datos se aprecia un incremento lento pero inexorable en su avance, especialmente entre los jóvenes y mucho más aún en el continente olvidado; África, allí donde no llega la voz del papa Francisco tan sensible en otros temas. 

Consciente de que los avances médicos ahora no son los de finales de los 80. Mi hermano enfermó en 1987 y aguantó como pudo hasta el 1 de junio de 1992.

No ha pasado demasiado tiempo de aquello, y aunque todavía hoy siguen existiendo reductos conservadores que defienden la abstinencia sexual como forma de evitar su contagio.

En memoria de mi hermano Javi, siempre estarás en mi recuerdo

Pero no conviene bajar la guardia, y síntomas de ello se detectan especialmente entre los jóvenes, por eso este 1 de diciembre debe servir también para alertar a las autoridades de ese peligro. Ni un paso atrás en esta difícil lucha. Se debe insistir en campañas hacia ellos para convencerles del peligro que por ejemplo supone las relaciones sexuales sin protección. 

El principal avance del SIDA se está dando por esa vía.

Hay que continuar igualmente con el apoyo a las víctimas, en un momento que tanto se habla de otras. Apoyo que debe ir dirigido no sólo a su atención sanitaria, también a la social, e incluso a la cultural o económica. Se ha avanzado bastante en este terreno desde 1992, pero aún nos queda mucho camino que recorrer.

No podemos, no debemos, quedarnos sólo en la atención de los más próximos, tenemos que alzar nuestra mirada y dirigirla a la tremenda e injusta situación en el Tercer mundo.

Como comentaba en África la irresponsable actuación de las industrias farmacéuticas impide, que los medicamentos genéricos que existen se puedan repartir al resultar mucho más baratos.

Una forma de crimen colectivo, de genocidio encubierto que debemos denunciar contundentemente.

Mucho se habla en la época actual de la defensa de los Derechos Humanos. ¿No es el principal el derecho a la vida? ¿Cómo consentimos entonces esta vulneración en masa? ¿Seguiremos mirando hacia otro lado, siendo cómplices de esta situación, cuando nos enseñan esas terribles imágenes?

En África la irresponsable actuación de las industrias farmacéuticas impide, que los medicamentos genéricos que existen se puedan repartir

Defiendo la relativa eficacia de los denominados “días internacionales de…”, porque cumplen la función de recordar, de volver a denunciar.

Por eso escribo estas líneas en la proximidad de este nuevo 1 de diciembre.

A los que nos ha tocado de cerca esta terrible enfermedad no nos hacen falta, porque cada día pasan por nuestra memoria imágenes del ser querido que nos arrebató, y la maldecimos mil veces, pero para el resto de nuestra sociedad sí son necesarios, aunque sólo sea para que no se olviden de que existe.

Por eso desde aquí manifiesto mi solidaridad con quienes la sufren, mi apoyo a las organizaciones que colaboran a “pie de obra” para hacerles una vida más fácil y evitar que nuevas personas acaben sufriéndola. 

Al mismo tiempo alzo mi voz, denuncio y maldigo a todos aquéllos, sean gobiernos, industrias, o instituciones religiosas, que impiden que se pongan medios eficaces para evitar su progresión, ya sea abaratando las medicinas o con medidas preventivas eficaces como el uso del preservativo.

Este 1 de diciembre de 2023 será otro más de lucha contra el sida, y nuevamente el lazo rojo lucirá en nuestro ropaje, aunque no debemos quedarnos exclusivamente en eso, ni que solo sea durante un día. 

Un 1 de diciembre más con Javi en mi memoria