jueves. 18.04.2024

Un sueño que no se hace realidad

El 28 de agosto de 1963 el líder afroamericano Martin Luther King pronunció en Washington el histórico discurso en el que abogaba por una igualdad racial que cincuenta y siete años más tarde continúa siendo sólo un sueño.

El pasado viernes miles de ciudadanos estadounidenses conmemoraron el aniversario de la llamada Marcha por el Empleo y la Libertad en las escaleras del monumento a Lincoln. El sueño continúa siendo el mismo. “Debemos crear una conciencia diferente y un clima distinto en nuestra nación”, señaló Martin Luther King III, hijo del fallecido líder de los derechos civiles. King y el reverendo Al Sharpton expusieron los motivos por los cuales exigen al gobierno federal una reforma de las normas que regulan las prácticas policiales para que pueda condenarse la violencia racial. 

La conmemoración del histórico discurso de Luther King coincide con una escalada de violencia que ha desatado una ola de protestas en la ciudad de Kenosha, Wisconsin, en donde Jacob Blake fue acribillado a balazos por un policía blanco. En el marco de este aniversario también resuenan los ecos de los disparos del adolescente que abrió fuego contra los manifestantes, asesinando a dos personas. Admirador confeso de Donald Trump, el responsable de estos crímenes había respondido a la “llamada a defender la propiedad privada”, convocada por las redes sociales e inspirada en las teorías conspirativas de la extrema derecha europea.      

El número de víctimas de la violencia racista se incrementa cada año en los Estados Unidos. Las reformas exigidas en la conmemoración del discurso de King chocan contra la postura de Donald Trump que pretende polarizar la situación social con el eslogan “ley y orden”, una retórica de campaña que suma a las facciones conservadoras, religiosas y supremacistas. Los medios de comunicación que apoyan la campaña del republicano refuerzan la idea de un “caos” promovidos por violentos y saqueadores. Sin embargo la estrategia no logra ocultar una verdad que se hace visible a través de las redes sociales.

El registro de abusos cometidos por la policía contra ciudadanos afroamericanos ha crecido durante la administración Trump. La finalidad de los medios hegemónicos y de los asesores de campaña del presidente es desviar la atención, desdibujar la imagen del villano y convertirla en la del héroe capaz de luchar contra el caos que su propio discurso de odio alimenta cada día.

En su esfuerzo por tapar el sol con la mano Trump y sus voceros no logran esconder que el desempleo entre la población negra se ha duplicado en los últimos tres años, disparando los índices de pobreza e indigencia. La estrategia de convertir a víctimas en victimarios ha resultado infructuosa; las redes sociales y los medios alternativos exponen realidades irrefutables. Sin embargo la criminalización de la protesta social consigue la aprobación de los sectores más reaccionarios, de los llamados “Patriotas de la América Blanca”, defensores acérrimos de Trump, energúmenos ideológicos por los que el sueño de Luther King continúa siendo solo un sueño.

Un sueño que no se hace realidad