jueves. 28.03.2024

El huracán Mauricio

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Luego de negar sistemáticamente la crisis provocada por las medidas económicas impuestas por su gobierno, el presidente argentino decidió seguir los consejos de sus asesores, y reconocer que el país se encuentra atravesando “la sexta tormenta consecutiva”; según explicó ayer durante una rueda de prensa celebrada en la provincia de Mendoza.

Siempre atento a las alegorías relacionadas con los avatares climáticos, el pobre discurso de Macri parece inspirado en los pronósticos que el hombre del tiempo emite al mediodía en una de las cadenas televisivas que promovió su asenso a la presidencia. “Estamos atravesando una tormenta”, repite el presidente, a lo que inmediatamente después añade que “juntos” y con “confianza”, vamos a enfrentarla “para que la Argentina vuelva a ser el país que todos queremos”.

Amén de la simbología climatológica, los mensajes del presidente y su equipo están plagados de conceptos extraídos de los más básicos textos de autoayuda; sin embargo la actual “tormenta” ha obligado a reforzar el punto de énfasis en el que Macri hace mayor hincapié, acompañando su oratoria con una gestualidad con la que difícilmente obtendría premio a la mejor actuación. “Lo que más nos sostiene a todos, es el amor”, dijo ayer en Mendoza, al mismo tiempo que se iniciaba el desguace del Ministerio de Salud, se acentuaba el riesgo de vida de niños que ya no recibirán vacunas, se movilizaban los discapacitados a quienes se les quitó la medicación y la ayuda social, y corría la desesperanza entre los pacientes dializados, porque el Estado ya no sustentará ese tratamiento.    

41131429_231762120849807_5855043475405275136_n​Macri ha comprendido que a su nada auspicioso parte meteorológico debe endilgarle los cumulonimbus que lo acrediten, al menos entre ese porcentaje escaso de votantes que volvería con gusto a tropezar con la misma piedra. De modo que no ha encontrado mejor excusa que achacar la responsabilidad del diluvio a “las malas políticas del anterior gobierno”, a sabiendas de que su ejército de escribas a sueldo reproducirá con grandes titulares la mentira que se transformará en verdad.     

Hace ya dos años y ocho meses que a Mauricio Macri no le sale de la boca más que una excusa: “La culpa es del gobierno anterior”.  Pero no hace falta más que ser un macrista empedernido para haber olvidado que fue el actual gobierno el que produjo una fenomenal magadevaluación, el hiper endeudamiento externo, la apertura indiscriminada de las importaciones, la liberación del tipo de cambio, la disminución de la demanda externa, el pago a los fondos buitres, el robo a través del dólar futuro, la fuga de capitales, la inflación descontrolada, el tarifazo energético, el aumento del transporte, la eliminación y la baja de retenciones al agro, los miles de despidos, el veto a la ley antidespidos, el gigantesco crecimiento del desempleo, el desplome de la industria, la quiebra de las pequeñas y medianas empresas, el aumento de la pobreza infantil, y un etcétera que también incluye el enriquecimiento millonario del equipo de gobierno, que ha resultado ser el gran beneficiario de esta “tormenta” al haber cuadriplicado las fortunas de sus paraísos fiscales.

Seguramente parte de la sociedad argentina coincida con los pronósticos climatológicos ofrecidos por el presidente, sin siquiera observar la devastación que está produciendo el paso de un huracán que bien podría denominarse Mauricio.

El huracán Mauricio