jueves. 28.03.2024

Dios ha muerto

diego

La portada de L’Equipe de este jueves en Francia por la muerte de Diego Armando Maradona lo resume todo. “Dios ha muerto”.

La noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona conmocionó al mundo entero. La imagen del máximo ídolo argentino impregnó las pantallas, colmó las redes sociales e inundó de lágrimas las calles del país.  A la Argentina le cortaron las piernas. El Dios de carne y hueso que desde 1976 le dio alegría a millones de futboleros, ese ser omnipotente que conquistó el mundo con la zurda, no podía morir. “Debe ser una noticia falsa”, “No puede ser verdad”. Sin embargo la certeza de la muerte del 10 se confirmó pasado el mediodía, desatando un llanto colectivo que hizo eco desde Ushuaia a La Quiaca.

Argentina llora la muerte del más grande de todos los tiempos. El mundo también lo llora. El 25 de noviembre de 2020 se fue el hombre, pero el mito continuará por los siglos de los siglos. Amén

Murió Maradona, Dios, el barrilete cósmico que a fuerza de goles emergió de la pobreza más extrema para decirle al mundo que en la humildad está la fuerza. “Yo nunca quise ser un ejemplo”, dijo alguna vez durante una entrevista radial, cuando la demonización de los medios cayó sobre él con todo su peso, cuando los odiadores seriales pretendieron hacer astillas de un árbol que no había caído.

Diego se rebeló contra el poder, trascendió los límites del campo de juego para jugar en una liga en la que supo incomodar a una derecha siempre propensa al desprecio de los más humildes. Diego fue zurdo de cuerpo y alma. No quiso callar lo que consideró injusto. “Cuando entré al Vaticano y vi todo ese oro, dejé de creer”, dijo en voz bien alta; y pagó el precio de trotar contracorriente. Porque Maradona era zurdo de pie, de cabeza y de corazón. Porque Maradona no perdona; ni en la cancha ni fuera de ella.

Argentina llora la muerte del más grande de todos los tiempos. El mundo también lo llora. El 25 de noviembre de 2020 se fue el hombre, pero el mito continuará por los siglos de los siglos. Amén.



Dios ha muerto