viernes. 29.03.2024

La derecha desbocada

La derecha, como entramado socio-político, está conformada por una  confluencia de poderes establecidos, económicos, mediáticos, jurídico-políticos, militares e ideológicos

La derecha, como entramado socio-político, está conformada por una  confluencia de poderes establecidos, económicos, mediáticos, jurídico-políticos, militares e ideológicos. En el caso español con un carácter sectario que, en su reproducción histórica, siempre se guió por un objetivo común: la conservación del poder, de los privilegios y del statu quo en el que dicho poder se asienta a fuerza de  represión política, de la imposición del “imperio de la ley” o la persuasión ideológica mediante el aparejo propagandístico adecuado.

La derecha se erige así misma en defensora de la libertad frente a los “totalitarismos”, los “populismos” y el “comunismo”, argucias del lenguaje a los que sus voceros apelan para estigmatizar al rival político, al adversario, al “enemigo”.

Para la derecha española es un hecho natural que el Estado democrático sea el heredero del Estado franquista. Esta continuidad en la que el ejército y la monarquía han jugado un rol tan significativo es lo que le da a la democracia española, al régimen del 78, una impronta tan peculiar. Quizás todo esto explique por qué los representantes de la derecha (la liberal, la del centro y la extrema) y la clase dominante ponen de manifiesto sus intenciones golpistas contra el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.  Con un programa basado en la justicia social y una meta de igualdad, Pedro Sanchez y Pablo Iglesias representan una verdadera amenaza para los intereses de la casta dominante representada por la más rancia derecha española, cuya reacción no se ha hecho esperar.

Una clara muestra del deprecio por la democracia de una derecha retrógrada, rancia y desbocada

En el debate de investidura los representantes políticos de las élites afirmaron que harían todo lo que estuviera a su alcance para derribar al gobierno de Sánchez; una actitud muy poco democrática que, sin embargo, no ha escandalizado a la prensa que suele encontrar en la izquierda todos los desvaríos de una dictadura.

Para la derecha sólo es legítimo lo que se ajusta a sus intereses y a los de sus representados. Para la derecha, la democracia solo tiene sentido cuando se perpetra la aplicación de medidas que se ajustan a su ideología conservadora, privatizadora y neoliberal. 

De modo que la evaluación que PP, Vox o Ciudadanos harán sobre el desempeño del nuevo gobierno será tan sesgada como la imagen publicada el martes por Intereconomía, en la que se asocia a Sánchez y a Iglesias con el terrorismo de ETA: “Última Hora: Se consuma el golpe a la Nación: Sánchez investido presidente con el apoyo de todos los enemigos de España”.

Una clara muestra del deprecio por la democracia de una derecha retrógrada, rancia y desbocada.  

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