jueves. 28.03.2024

La derecha argentina enarbola la bandera del odio

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El pasado jueves 9 de julio, día en el que se conmemora la Independencia argentina, la derecha volvió a congregarse en el centro porteño para manifestar su repudio contra el gobierno de Alberto Fernández. En nombre de la “libertad de expresión” y de “La República” un buen número de ciudadanos repitió las consignas que diariamente instalan los medios de comunicación afines al macrismo. La marcha dejó en evidencia que la violencia verbal con la cual se expresan los referentes de la oposición y sus voceros en la prensa, encuentra su cauce en estas manifestaciones en las que el odio es el denominador común.

Editorialistas del Grupo Clarín inoculan la idea de que detrás de la cuarentena se esconde un proyecto político. El diario La Nación insta a revelarse contra el “ataque a la democracia” que significa el aislamiento preventivo social y obligatorio. Pseudointenlectuales de la derecha más rancia imparten clases de República en los estudios de televisión, mientras que variopintos opinólogos reafirman la versión de que la cuarentena es una “dictadura stalinista”. 

Mediante el periodismo de guerra y el lawfare el macrismo y sus medios han pretendido despolitizar al adversario, transformarlo en un delincuente al que hay que combatir. De este modo cualquier consigna es válida para convocar a esa facción de la sociedad que cree haber perdido los derechos, que sale a defender la libertad de expresión atacando a los periodistas del único medio que informó sobre el desastre social y económico provocado por la gestión neoliberal del gobierno de Juntos por el Cambio, y que hace dos semanas reveló el escándalo del espionaje ilegal por el cual Macri ha sido imputado.

Las estrategias para construir una verdad acorde a los intereses de la derecha y despertar la ira de quienes ni siquiera saben responder con claridad cuáles son los motivos por los que protestan, incluyen la deformación de un discurso claro y contundente. Alberto Fernández, en su mensaje del Día de la Bandera, reivindicó el derecho de la inmensa mayoría de los argentinos que quieren vivir en paz y democracia, y manifestó su deseo de terminar con los odiadores seriales. “No tiene derecho…¿quién se cree? Por más que sea el presidente, no es quien para sacarle el derecho a la gente”, dijo una presentadora de televisión, elevando su propia estupidez al paroxismo.

“Libres, Feliz Día de la Independencia”, posteaba Mauricio Macri en sus redes sociales mientras los trabajadores del Canal C5N eran brutalmente atacados una horda de energúmenos. “Cristina chorra, vamos por vos”, publicaba casi en paralelo Fernando Iglesias, diputado de Juntos por el Cambio.

La marcha del 9 de julio fue violenta. Los mensajes de odio hacia el gobierno y los ataques a la prensa independiente son la clara evidencia de la irracionalidad de una derecha que no puede concebir la derrota electoral del pasado 10 de diciembre. Una derecha que no confronta con ideas ni ofrece otra propuesta que no sea la de movilizar a los militantes de la ira.

La derecha argentina enarbola la bandera del odio