viernes. 29.03.2024

El asesino silencioso

Entre las consecuencias de la depredación del medio ambiente producida por la actividad industrial se esconde la muerte prematura de millones de personas que respiran aire contaminado con partículas procedentes de la quema de combustibles como el carbón, la nafta y el gasoil. Las estadísticas no son nada alentadoras. En los últimos cinco años el número de víctimas a nivel global ha pasado de siete a nueve millones. Según la Organización Mundial de la Salud, “la polución del aire es una amenaza mundial, especialmente para los más pobres y marginados. Es un asesino silencioso”.

En 2018 murieron en el mundo más de 9 millones de personas por esta causa. El estudio, llevado a cabo por la Universidad de Harvard y el University College de Londres, concluyó que “no podemos continuar dependiendo de los combustibles fósiles cuando sabemos que existen efectos tan severos en la salud y conocemos alternativas viables y más limpias”.

De las nueve millones de muertes prematuras que se producen anualmente en el mundo, el 88%  ocurren en países de ingresos bajos y medios, en donde las grandes industrias poseen vía libre para la contaminación ambiental.     

El 92% de la población mundial vive en lugares en los que se excede el nivel máximo de contaminación atmosférica permitido por la OMS. El nuevo modelo de la Organización Mundial de la Salud internacional ha recopilado los datos de satélites y estaciones terrestres sobre 3.000 ubicaciones, tanto rurales como urbanas, de 103 países. La información se presenta mediante mapas interactivos que muestran las zonas en las que no se respetan los límites. No se trata de una lista de países más o menos contaminados, sino de un recurso para conocer cuáles son las regiones del mundo en las que el aire es de peor calidad.

El aire que produce enfermedad y muerte le genera a la economía global cada año un gasto de alrededor de 5 billones de dólares; aunque este sería un dato menor, considerando que anualmente mueren 600 mil niños por esta razón, sin que los gobiernos de los países con mayor responsabilidad en la contaminación acepten trabajar en políticas conjuntas para la búsqueda de alternativas viables que permitan una mejoría en la calidad del aire que respiramos.

El asesino silencioso