jueves. 18.04.2024

Argentina 2019

El asesinato de Vicente no fue portada de los grandes medios del mundo, de modo que mucho menos aún se produjo ni se producirá esa suerte de solidaridad virtual que enluta los perfiles de los más sensibles usuarios de redes sociales. Con el correr de los días su muerte caerá en el olvido, se acumulará a la lista de barbaridades que aceptamos con resignación y pasividad, y finalmente quedará en el olvido.

El dólar, el embarazo de una vedette, los vaivenes del mercado, la suba del riesgo país y el encuentro del presidente con el cantante venezolano José Luis Rodríguez, “El Puma”, serán los temas que instale la agenda de debates que seguiremos de cerca, hipnotizados por esa realidad abstracta que desnuda obscenamente números de consultoras, orgasmos de modelos y opiniones de cómicos expertos en economía, en esta suerte de reality grotesco y de bajo presupuesto que escenifica la Argentina de hoy.

El asesinato de Vicente es tal vez el mejor y más trágico modo de ejemplificar el clima de época que se respira en el país

El asesinato de Vicente es tal vez el mejor y más trágico modo de ejemplificar el clima de época que se respira en el país. Las redes sociales fueron el espejo en el que nos vimos las caras esas dos Argentinas irreconciliables, distintas y distantes. Vicente era esta vez la razón más significativa para hacer pública la indignación. Y mientras unos sumaban muestras de solidaridad debajo de la imagen del jubilado asesinado, otros tantos justificaban el crimen, dando rienda a la violencia engendrada por un modelo que ha auspiciado el odio y la discriminación.  

Y en el plató de ese enorme circo televisivo que adiestra a los simios con pantallas de plasma, también se replicaban las voces de quienes consideraban que el asesinato de Vicente había sido un “hecho de justicia” o, en el mejor de los casos, un “lamentable accidente”.

Clima de época.

Denso y cargado clima de época que tres días más tarde despierta el fervor de un policía que mata de una patada a un hombre indefenso. Clima de época que vuelve a despertar la ira del justiciero que defiende al asesino y criminaliza a la víctima. No hay debate. Es justicia, según informan los grandes medios que no demoran en reproducir el mensaje de la Ministra de Seguridad que aplaude el accionar del asesino, como ya lo había hecho en oportunidades anteriores, en casos similares.

Clima de época. Gente que pide “mano dura”, que añora los años de plomo. Gente que pierde la cabeza por defender lo que no tiene. ¿Acaso los custodios del supermercado defendían algo propio, algo que les pertenecía? No, sólo defendían el queso y el chocolate del patrón; todo un símbolo de estos tiempos. Todo un símbolo de una época de cinismo explícito condimentada por una violencia institucional que siempre encuentra aliados y defensores.

En la Argentina de hoy se muere a golpes por robarse un queso. Los defensores de la nada están dispuestos hacer sonar su indignación contra un pobre jubilado, pero sin embargo no se pronunciarán contra quien ha provocado el desastre económico más grave de los últimos años. No habrá custodios que den puñetazos a Mauricio Macri, que literalmente despojó a los jubilados de su sueldo, que les robó medicamentos y derechos. No habrá custodios enardecidos que le den una golpiza a quien arrastró a la pobreza a cinco millones de personas.

La historia se encargará de juzgar esta etapa de la democracia argentina. Si la escriben quienes la construyen a diario, las generaciones futuras nuca sabrán que en la Argentina de 2019 te mataban por robar un queso, pero por robar millones te votaban para presidente.

Argentina 2019