viernes. 19.04.2024

Para este viaje no hacían falta alforjas...

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Por Mario Regidor | El PSOE ha ganado las elecciones… Y van 2 en el presente año… Pero, la verdad es que no sé si volverá a ganar unas terceras…

Lo sucedido la noche electoral es de difícil explicación. Ya he dicho en alguna ocasión que, como politólogo, no entendía los razonamientos de Iván Redondo, asesor áulico de Pedro Sánchez, para justificar la convocatoria de unas segundas elecciones generales pensando que el panorama demoscópico y político iba a dar un vuelco espectacular en 6 meses y asegurar una mayoría, sino absoluta, sí holgada para que Pedro Sánchez pudiera ser presidente del gobierno sin servidumbres excesivas ni a izquierda ni a derecha del hemiciclo… Venía diciendo que, ojalá hubiera una estrategia ganadora que a mí se me estaría escapando de mi raciocinio y que el señor Redondo viera de forma clarividente cual Iker Jiménez ve espectros diabólicos en manchas de humedad en casas antiguas pero resulta que no… La estrategia aplicada, la cual sigo sin entender, ha llevado al partido del gobierno a perder 3 escaños (lo cual es lo de menos, dicho sea de paso) y a conseguir otorgar casi 30 escaños más a Vox y 20 al Partido Popular y hacer mucho más exigua la ventaja que disfrutaba (y malograba) la izquierda en la pasada legislatura.

Únicamente, bajo la teoría (fallida igualmente) de tratar de reverdecer los laureles del bipartidismo de antaño con una subida ligera del PSOE y algo más pronunciada del PP mediante la reducción a la mínima expresión de Unidas Podemos y de Ciudadanos en el hemiciclo, (ésta última sí se ha producido), podía entender esta convocatoria de elecciones generales anticipadas y digo, puedo entender, desde una óptica teórica porque, en la práctica, tampoco comparto que ese hubiera sido el camino correcto a seguir para afianzar el liderazgo de la izquierda en este país.

Y después de desfogarme un poco, vamos a lo que de verdad importa… Pedro Sánchez y el PSOE pueden formar gobierno. De hecho, esa parece la voluntad del presidente en funciones según sus declaraciones una vez conocidos los resultados definitivos. Unidas Podemos parece dispuesta, Más País también, y hay una serie de partidos nacionalistas, que no independentistas, que podrían estar por la labor (PRC, BNG, Teruel Existe, Nueva Canarias, etc…) y sumando se pueden llegar a 176, cosa poco posible, pero lo que sí se podría obtener es un gobierno con mayoría simple (más votos a favor que en contra) en la segunda vuelta. Lo que sí parece seguro es que el gobierno de coalición planea en el horizonte como condición “sine qua non” para un gobierno medianamente estable, con programa de gobierno duradero y aprobación de presupuestos incluida.

¿Cómo está el panorama por la derecha del espectro político? Con Ciudadanos pensando en un cambio de líder, la estrategia podría ser moderar su planteamiento y, por un mero instinto de supervivencia política, antes de verse aniquilados del panorama demoscópico, se podría valorar la abstención si con ello se evitan unas terceras elecciones. Con lo sucedido, creo que nadie alberga dudas acerca de que Ciudadanos y, por ende, su líder Albert Rivera, es el gran derrotado de esta convocatoria electoral.

Por otro lado, el gran vencedor es Vox, Santiago Abascal y su pléyade de legionarios que nos vienen a salvar de la “gran marea roja”. Evidentemente, su voto ante una investidura de Pedro Sánchez será negativo y, creo que, discretamente, se pueden ver crecidos y albergar la esperanza de volver a las urnas al calor del “horno catalán” lo que ha quedado demostrado que les ha dado un notable empujón ante gran parte del electorado que ansía mano dura ante los desplantes de la troupe independentista. Por cierto, un gran triunfo de Vox es que, al superar los 50 diputados en el congreso, puede presentar Recursos de Inconstitucionalidad sin contar con otros partidos políticos. Puede parecer una nimiedad pero, créanme, en la vorágine social que vivimos y aunque la producción legislativa de Las Cortes se encuentre mediatizada por los períodos más o menos prolongados de interinidad a los que se ve sometidas, esta facultad que, en este momento sólo poseen el PSOE, PP y Vox, el señor Ortega Smith la puede convertir en una estupenda arma arrojadiza y, sobre todo, en una pantalla mediática que sabrán utilizar.

Por otro lado, el PP con Pablo Casado ha recuperado una pequeña parte de los escaños que tuvo Mariano Rajoy en su última legislatura, pero dista mucho de considerarse a salvo de posibles vaivenes internos lo cual podría hacerle ver la necesidad de que haya un gobierno en España aunque no fuera él quien lo presidiera y, llegado el caso, evitar unas terceras elecciones con su abstención técnica. ¿Con qué fin? Con el de evitar que Vox le arrebate el trono de primer partido de la oposición. Soy consciente de que puede parecer descabellado y de que dejaría al PP con una imagen de miedo cerval a otra confrontación con Vox pero no puedo evitar pensar en que el instinto de supervivencia como partido y, sobre todo, el instinto de conservación del liderazgo interno puede jugar una baza fundamental en el fomento de la gobernabilidad de la nación y beneficiar, indirectamente, al PSOE y a Pedro Sánchez en esta reedición de la sempiterna contienda en la que llevamos enfrascados los últimos 4 años a costa del descrédito del PP y de su líder como la “verdadera derecha española”.

Por último, destacar que hay nuevos partidos en el hemiciclo (eramos pocos y…): Más País, Teruel Existe, la CUP, vuelve el BNG y Nueva Canarias. Para explicar esta circunstancia podríamos aludir a múltiples interpretaciones pero me inclino por pensar que la ciudadanía, a pesar de su creciente hastío por la falta de acuerdo entre la clase política, opta por ir a votar y buscar nuevas opciones a izquierda y a derecha del espectro político lo cual siempre es saludable.

En resumidas cuentas y, paradójicamente ya que parece que la fragmentación del hemiciclo no augura una pronta llegada de acuerdos políticos, sí me inclino a pensar que no habrá una tercera convocatoria electoral y que la mayoría de los partidos políticos y sus líderes (excluyo aquí a Vox y la CUP) harán firmes apuestas en pro de la gobernabilidad.

No obstante, no puedo evitar pensar en que lo más probable es que se consiga formar un pacto de izquierdas que se podría haber acordado en la pasada legislatura y con mayores visos de durabilidad futura y que, ahora que las circunstancias son más difíciles y la legislatura seguramente no llegue a 4 años por la oposición de una derecha reforzada y el hundimiento de un partido, como Ciudadanos que, en sus orígenes se definía socialdemócrata, luego liberal progresista y que aspiraba llegar a acuerdos a izquierda y derecha como digno heredero de Adolfo Suárez y su Centro Democrático y Social pero que quedó como una burda copia de un remedo de Aznar rejuvenecido pero trasnochado y cercenó las posibilidades de explorar nuevas opciones de gobierno.

Reitero, para este viaje no hacían falta alforjas…

Para este viaje no hacían falta alforjas...