miércoles. 24.04.2024

Podemos ser “comunistas”

Por Gregorio Artiles | Tras Vistalegre II, es evidente que el llamado movimiento Podemos se convierte oficialmente en refugio de comunistas tal como esta expresión se ha concebido siempre en el panorama político mundial.

Los comunistas siempre lo han tenido muy fácil: no tienen que argumentar, no tienen que probar, ni tienen conclusiones sino sólo sentenciar, calificar y mandar ejecutar lo que otros les demandan. Tras Vistalegre II esos otros demandantes de su imprescindible presencia (faltaría más) son, por un lado, quienes actuaron en su momento a través de un término con arraigo franquista que son los “movimientos” (casualmente aquí no se denomina régimen) al estilo 15M, PAH, colectivos de viviendas, las mareas y las marchas por la dignidad y, por otro lado, quienes ante su conformación doctrinaria como “máquina electoral” tengan necesidad de articular su pretensión secesionista del concepto o institución llamada España. Tan sencillo como eso y tan frustrante a su vez.

Se dirá que, quien ésto afirma, tiene algún tipo de animadversión personal contra esa visión de la vida y, en definitiva, no deja de ser una acusación arbitraria que tampoco podrá probar, lo cual es evidentemente, el mayor error que uno puede cometer si no analiza bien el documento “político” llamado 2020 porque la prueba es evidente, clara y sin contradicción alguna, destacando los aspectos más relevantes del actual Podemos, como son:

  1. Podemos, al igual que el franquismo con sus “Leyes Fundamentales” utiliza un término parecido llamado “hitos fundamentales” para definir un período muy largo de nuestra historia reciente, al que apenas da un significado democrático y desgraciadamente nula legitimación social. Este grupo de iluminados incluso considera tal el 23F, claramente revelador de su ignorancia supina, donde hubo en España no un juego suyo de la Play política, sino un golpe de estado frustrado en el cual Gobierno y Parlamento (Poder Ejecutivo y Legislativo) permanecieron secuestrados en el hemiciclo, intervenida la radiotelevisión pública con marchas militares, tanques y bando de toque de queda en Valencia más numerosa presencia militar en Madrid. Es fácil etiquetar lo que no se vivió pero sus “leyes fundamentales” no son de recibo bajo ningún concepto.
  2. Podemos no da valor alguno a la España de las autonomías más que el meramente superador de tensiones territoriales, en el caso catalán relacionado con las llamadas élites y en el caso vasco como eje conformador del orden institucional. Ello es así porque combinando luego su concepto de “máquina electoral” (sin reflexión política alguna añadida) le permitirá acuerdos con fuerzas claramente secesionistas sin despeinarse.
  3. La doctrina política que ha triunfado tras Vistalegre II aspira a configurar Podemos en torno a lo que hoy se entiende como un grupo de comunistas en sentido estricto, aclarando que aplican la doctrina tradicional que preconiza que la existencia de un partido comunista no debe existir como tal, sino sí el comunista como persona (y en consecuencia también grupo de personas) sinónimo de “la vanguardia del proletariado”.
  4. Podemos promete, según dispone su documento en el apartado “un bloque político y social alternativo para un nuevo país”, todos los recursos institucionales, políticos y organizativos al servicio de la articulación de una nueva voluntad popular. Esta nueva voluntad popular tiene un claro portavoz unitario que no es otro su máximo líder llamado Pablo Iglesias, no hay escalón intermedio ni referencia distinta.

Si esto no es un canto al papel de comunistas y Podemos, pues no sabemos lo que puede ser. Obviamente, como buenos comunistas se abrazan no a cualquier farola sino exclusivamente a quienes ellos determinen “en la práctica política” que puedan ser capaces de “resistir el impulso de nuestros adversarios”, es decir, sus sectores sociales.

Se idolatra la militancia y, sólo si las victorias son del bloque social y popular han de celebrarse. No existe, por tanto, división de poderes sino una nueva España que avanza en función de demandas populares.

Ante ello, se puede argumentar que, si bien doctrinalmente, Podemos será refugio sólo de comunistas, no se puede probar que lo sea orgánicamente, pero eso sería un grave error como se prueba de su documento citado, que se califica de “documento de trabajo” similar al efecto pretendido por Carlos Marx cuando publicó el “Manifiesto Comunista”, ya que la organización Podemos se identifica solo con:

  • El enfrentamiento en los medios de comunicación, centros de trabajo, centros de estudio, en las instituciones y en la calle además de formar parte de un gran movimiento popular y ciudadano supeditado a su “máquina electoral” en 2019 (locales y autonómicas) y generales 2020 a un gobierno que ellos mismos facilitaron tras los resultados electorales del 20 diciembre 2015.
  • Como organización política Podemos no tiene responsabilidad directa en sus dirigentes ya que son sus bases quienes deciden, en teoría, mediatizadas por nuevos “canales de decisión más frecuentes y ágiles”. Estas “bases” son un verdadero contrapoder para depuraciones selectivas.
  • La organización como tal culmina la verdadera aspiración de todo comunista al cuantificarla: 100.000 militantes (comunistas) entre 1.000.000 inscritos como bases. Nada mejor que poner negro sobre blanco las cosas por si existe duda. La unidad ante todo, siempre coral, siempre plural, siempre en medio de liderazgos colectivos, faltaría más.
  • La decisión organizativa al estilo soviets se dispone de forma tal que, electoralmente, exista soberanía en cada territorio con el marchamo de una Asamblea Ciudadana.
  • La ideología no importa, ni se nombra, basta la fraternidad, la justicia social y el respeto a las diferencias dentro de una España cuyo concepto es plurinacional para legitimar la actuación de la organización.

         Se “pueden” destacar otros numerosos aspectos absolutamente incomprensibles del fenómeno Podemos tras Vistalegre II, pero, quizás, lo más importante por la brevedad con que cualquier persona ha de afrontar este auténtico despropósito surgido en un nefasto fin de semana de febrero año 2.017 es contestar nosotros mismos a sencillas preguntas que hemos de hacernos ante este autollamado “documento de trabajo” y es, si todo ello va a ser así, ¿Para qué es necesario Podemos? ¿Solo para hacerse fotos y continuar en la permanente lucha electoral como preconizan? ¿Solo el centralismo democrático se hará responsable de un discurso llamémosle unitario sin contar lo demás? ¿Será solo Pablo Iglesias el único indicado para tal discurso?

Podemos ser “comunistas”