jueves. 18.04.2024

La única salida posible

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Un gobierno encarnado por un partido tan corrupto como el PP, no puede seguir rigiendo el destino de España por decencia, dignidad, ética, moral y honorabilidad

Por Mario Regidor | El viernes pasado, a primera hora de la mañana, el PSOE presentó una moción de censura contra el gobierno del PP encabezado por Mariano Rajoy.

Estas dos líneas que he tardado en escribir menos de 30 segundos han suscitado multitud de artículos y chorros y chorros de tinta que están dando carnaza a periodistas, analistas y politólogos de todo el espectro ideológico que verán justificado su sueldo pontificando sobre una realidad que, no obstante, se va a adelantar en el tiempo ya que la Presidenta del Congreso, Ana Pastor ya ha fijado las fechas del 31 de mayo y 1 de junio como fechas de debate de la moción de censura. 

Se ha cuestionado la oportunidad del momento de presentación de la moción y de los objetivos reales que busca el partido proponente. Sinceramente, es la única opción posible y plausible en la situación de marasmo moral y de desafección social ante un partido que lleva 7 años gobernando en una singladura jalonada de casos de corrupción, sentencias judiciales que dejan poco espacio para la redención y detenciones de sus principales líderes políticos de los últimos 15 años que acosan, cada vez más, a un presidente del gobierno que, como Don Tancredo, aspira a quedarse impertérrito ante el desastre que se avecina para España y para su partido. Un hombre así, que confunde la resiliencia con la inacción, no merece seguir ostentando la mayor responsabilidad política del país.

Cosa distinta es si la moción tiene posibilidades de salir adelante, con qué apoyos y para qué. Recordemos que son necesarios los votos afirmativos de 176 diputados de los 350 que tiene la cámara para que prospere.

Sobre la primera cuestión es obvio que posibilidades, como las meigas, haberlas haylas aunque no la que más me gustaría a mí y por la que llevo abogando desde antes de las elecciones generales de diciembre de 2015: la unión de los votos de PSOE, Podemos y Ciudadanos. Las otras posibilidades implican mayorías más exiguas y colaboración de múltiples partidos de corte nacionalista o, incluso, independentista, además de no haber dado seguridad acerca de sus intenciones. Por ejemplo, el PDCAT parece estar a favor, pero Puigdemont está presionando para votar en contra debido a la postura del PSOE con el tema del 155. En suma, lo más probable es una abstención, que en la práctica, es un voto negativo. Coalición Canaria (CC) ya ha dicho que no pactará con independentistas, el PNV se aviene a negociar pero es posible que les interese ponerse de perfil o mantener la incertidumbre tal y como han hecho, recientemente, en la aprobación de los presupuestos. En cualquier caso, parece que las espadas estarán en todo lo alto hasta el viernes 1 de junio.

El PP (junto con Unión del Pueblo Navarro y Foro Asturias, tradicionales aliados del PP) y Ciudadanos suman 169 (137+32). Frente a ellos, PSOE, Podemos y sus confluencias, Nueva Canarias y ERC. Total 165 (84+71+1+9). Las incógnitas vienen dadas por los 8 diputados del PDCAT, los 5 del PNV y los 2 de BILDU. Sería coherente pensar que deberían apoyar la moción por la lucha constante que han mantenido contra este gobierno, endiosado primero por su mayoría absoluta y ahora falto de entrenamiento cuando de pactar y consensuar hablamos una vez perdida la mayoría absoluta y finalizada, aparentemente, la crisis económica. Pero, una vez más, la incertidumbre va a presidir los movimientos de estos partidos.

La tercera cuestión: ¿Para qué se presenta esta moción de censura? Es obvio que Pedro Sánchez necesita “volver” a la senda del poder legislativo, donde se delibera y donde la repercusión mediática deviene en exagerada y la presentación de la moción le permite retornar al Congreso como candidato. Pero, ¿es esa la razón principal? Yo creo que no.

Debemos recordar que la aparición de nuevos partidos como Ciudadanos y Podemos nacieron al albor de la crisis económica y la deficiente gestión de la misma que hicieron los llamados partidos tradicionales pero, no es menos cierto que, la regeneración democrática y moral más o menos explícita, fue uno de los precursores silenciosos de que ese bipartidismo mayoritario haya trocado en un multipartidismo imperfecto mucho más proporcional y todo ello, sin haber cambiado un ápice del sistema electoral.

Todo lo anterior justifica la presentación de la moción de censura por parte del PSOE, máxime teniendo en cuenta que Podemos y Ciudadanos no pueden presentarla y, además, está claro que este último no quiere hacerlo porque prefiere, por estrategia electoral legítima, dejar que el PP se desangre hasta la convocatoria definitiva de elecciones, preferentemente anticipadas, incluso haciéndolas coincidir con las municipales y autonómicas, lo que es perfectamente legal.

Es necesario un golpe encima de la mesa de la opinión popular para que reaccionemos como sociedad. Un gobierno encarnado por un partido tan corrupto como el PP, primer partido político condenado por corrupción en los 40 años de democracia de este país, no puede seguir rigiendo el destino de España por decencia, dignidad, ética, moral y honorabilidad.

Es vital un nuevo gobierno que asegure un cambio de rumbo donde las políticas sociales y la regeneración moral y democrática estén en sitio preferente de la lista de prioridades con el fin de acometer un proceso de elecciones anticipadas en el plazo más corto posible pero asegurando dicho proceso de regeneración que se antoja como indispensable para el buen devenir político y, sobre todo, social.

Mención aparte merece Mariano Rajoy que, negándose a una retirada honrosa, aboca a su partido y a su persona a una agonía que se dilatará en el tiempo lo que el resto de partidos le permitan para salir del marasmo en el que nos encontramos. Sinceramente, toda esta masacre política es innecesaria y sólo se sostiene por el “sostenella y no enmedalla” que viene caracterizando las actuaciones del PP desde tiempos inmemoriales y que amenaza con llevarnos a todos al precipicio.

La única salida posible