sábado. 20.04.2024

Candidatos y el circo del Congreso

leones congreso

Las candidaturas de todos los partidos tienen su parte profesional y su parte más lúdica, artística y cuasi circense que puede convertir después de las próximas elecciones nuestro parlamento en un reality show

Por Mariola Marrero | A partir del 28 de abril, el Parlamento español va a identificarse, más que nunca, con la sociedad a la que representa con el consiguiente peligro de que pase de Congreso de los imputados a circo durante los futuros debates.

Las listas de los diferentes partidos políticos están salpicadas de personajes mediáticos para atraer votos, se ha recurrido a cualquier “celebrity” para ese propósito, poco importan sus conocimientos no ya solo de política en general, sino sobre cualquiera de los temas que se debaten normalmente en el hemiciclo o en las comisiones.

Esta estrategia podría resultar siempre y cuando estos nuevos diputados en potencia se rodearan de un equipo competente que les asesore y ayude a la toma de decisiones, o se lo tomen en serio y se empapen e involucren en la materia que les competerá porque, al fin y al cabo, ¿qué se necesita para ser parlamentario?

Para ser político profesional, o sea, cobrar por un cargo político, no se requiere titulación como le exigiríamos a un médico para dedicarse a la medicina o estudios de derecho para alguien que ejerza de abogado. No hace falta formación específica. Según el artículo 11 de la Ley del Gobierno, para llegar a ser miembro del Gobierno solo se necesita “ser español, mayor de edad, disfrutar de los derechos de sufragio activo y pasivo, así como no estar inhabilitado para ejercer empleo o cargo público por sentencia judicial firme". Basta con recordar a algún alcalde o incluso ministro sin estudios superiores. Hay quien alega que sí representan a la sociedad, tiene que haber de todo como en botica.

Los que estudian política se denominan politólogos. Pero, ¿cuántos de ellos se dedican a la política real?, ¿cuántos políticos han estudiado Ciencias Políticas?

Profesionalizar la política puede que no nos ayude a solucionar los problemas reales de la ciudadanía pero, ¿de verdad queremos un Congreso que nos refleje como españoles o que nos represente como país democrático, moderno y preparado para cualquier contingencia?

Si para ser profesor/a se requiere tener titulación universitaria, máster, aprobar unas oposiciones, y hacer prácticas, ¿no deberíamos exigir un mínimo a la clase política? ¿No deberíamos desear que sean los mejores los que tomen decisiones que nos van a afectar en nuestra vida diaria? Podría pasar que en la próxima legislatura algunos sintamos vergüenza de lo que otros votarán y no nos sintamos identificados ni representados por la mayoría de los parlamentarios.

Ya contábamos con actores como Tony Cantó o el cómico Félix Álvarez, Felisuco, de Ciudadanos y el reivindicativo sindicalista Diego Cañamero por Unidos Podemos. Lo que se avecina es ver sentados en los escaños donde reside la soberanía del pueblo a gente como  los toreros Serafín Marín y Pablo Ciprés en la lista de Vox, Miguel AbellánSalvador Vega y la viuda de torero Raquel Sanz por el Partido Popular. Y no podemos obviar a Juan José Cortés, padre de la niña Mariluz fichado por Casado cuando el padre de Marta del Castillo apoyó públicamente a Abascal. La derecha española se llena de víctimas mediáticas y personajes televisivos como los tertulianos Pablo Montesinos y Edurne Uriarte o el economista televisivo Daniel Lacalle y la polémica columnista Cayetana Álvarez de Toledo.

Pablo Iglesias de Unidas Podemos a pesar de que saltó de un plató de televisión es uno de los pocos en el Congreso que ha cursado varios estudios superiores, uno de ellos Ciencias Políticas, y vuelve a incluir en sus listas a la jueza Victoria Rosell.

Ciudadanos se dedica a lo suyo y entre postureo actoral y ultra liberales fichan a Marcos Quinto ex vicepresidente mundial de Coca-Cola, el exabogado del estado Edmundo Bal e intenta agradar con la petición en directo de la activista gitana Sara Giménez y la agricultora María Ángeles Rosado.

Vox acabó su temporada de fichajes con Rafael Lomana, aventurero y hermano de la socialité Carmen Lomana. Pero lo más preocupante son los oficiales de alto rango retirados que rescatan los nostálgicos de la dictadura con Manuel Mestre, Agustín Rosety y Alberto Asarta, los dos últimos firmaron un manifiesto a favor de Franco, con ellos volveremos a tener franquistas declarados sin pudor en las Cortes 40 años después.

El PSOE por su parte intentando hacer equipo, incluye al exseleccionador nacional de baloncesto Pepu Hernández como candidato al Ayuntamiento de Madrid, claro que ya en su gabinete de Gobierno estaba el verdadero fichaje estrella, Pedro Duque e independientes de gran solvencia en sus menesteres.

Los políticos hasta hoy eran profesionales involucrados en partidos por compartir una u otra idea. Otros entraban en política para hacer carrera sin otro crédito que su trayectoria partidista y sin acabar estudios o siquiera empezarlos. Personas que al menos entendían lo que era debatir, negociar y tenían ideales que aplicar a futuras leyes que se discutieran en el parlamento pero, estos fichajes de la derecha no representan a la mayoría de españoles, ¿quien será la próxima celebridad en asomar y pedir un hueco en las listas electorales?, ¿Belén Esteban, tal vez?

Debemos reflexionar sobre qué calidad de parlamentarios merecemos los españoles a estas altura de la historia. Las candidaturas de todos los partidos tienen su parte profesional y su parte más lúdica, artística y cuasi circense que puede convertir después de las próximas elecciones nuestro parlamento en un reality show.

Algunos estarán satisfechos con el entretenimiento y puede que ayude a que aumente la audiencia de las sesiones parlamentarias pero el debate de la nación debe aspirar a otro nivel y el circo que no les engañen los leones, que siga desarrollándose bajo la carpa.

Candidatos y el circo del Congreso