viernes. 29.03.2024

Cuidado con los juguetes

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Más de la mitad de los más demandados por los menores con el beneplácito de sus progenitores eran “juguetes” de carácter tecnológico o con componentes de ese ámbito

Por Eduardo Serrano | En las navidades pasadas y mientras ojeaba las noticias de diversos medios, me paré a leer por curiosidad los regalos más demandados en esas fiestas de amor, paz y consumismo compulsivo encubierto y no tan encubierto. Más de la mitad de los más demandados por los menores con el beneplácito de sus progenitores eran “juguetes” de carácter tecnológico o con componentes de ese ámbito. Valga como ejemplo: Móviles, Consolas, Drones, Robots y por parte de los progenitores “juguetes” con cámara para “vigilar” lo que hace el menor.

Me recorrió por el cuerpo una rara sensación de miedo e inseguridad, ya que pongamos el caso del juguete con cámara. Los padres y madres se pueden conectar a la misma al tener la conexión Wifi el mismo, en el mercado hay un osito de peluche muy demandado que cumple esos requisitos. Pero… ¿Quién garantiza la seguridad y privacidad de ese osito de peluche? ¿Está probado y testeado debidamente? ¿Las contraseñas de seguridad son seguras? Igual que los padres se conectan de forma remota para “vigilar” a su vástago, quien nos garantiza que otros ojos no estén vigilando igual los pasos de ese menor, para saber qué está siendo, qué estará viendo y qué uso le estará dando a las imágenes que grabara y captara desde el mencionado “juguete”.

Hablando de otro regalo deseado y bastante controvertido, es los terminales móviles que, en muchos casos, los padres suministran a sus hijos para tenerlos geolocalizados en todo momento pero que los mencionados padres no caen en la cuenta que el terminal queda expuesto al asalto de terceros, además de acceso a los datos varios que suministra y contiene el mencionado terminal, que serían las fotos contenidas, correo electrónico, número de teléfono, así como la cámara y más opciones, esa sola idea puede llegar a asustar, lo que se debería implicar a los progenitores de ese menor para que, por lo menos, consulte los medios y alcance que permitan proteger al menor, ya que están facilitando a terceros la invasión de su propia privacidad sin darse cuenta.

Con ello no quiero generar un pánico general y arrancar de las manitas de los menores y no tan menores los medios tecnológicos suministrados, ya que han nacido en un mundo invadido de los mismos, pero debemos hacer hincapié en lo necesario que es educar de forma coherente, con cabeza y responsabilidad a esos menores para que hagan un uso responsable de los mismos y hacerles saber de los riesgos de los mismos, como cuando se les educa que no deben hablar con desconocidos, tener cuidado de quien los acompaña y no aceptar drogas ni sustancias sospechosas.

Este artículo no es para marcar un dogma a seguir, ya que cada familia, padre, madre, así como la educación dada y recibida es diferente y cada uno en su casa es rey y dicta sus normas como crea más adecuado, pero si es un consejo que los que son padres y madres se impliquen o intenten conocer los medios actuales con los que cuenta sus hijos e hijas para estar “conectados” en esta nueva era digital. Con ello se conoce mejor y se interactúa más con el menor y con su mundo más digital y global al alcance de sus manos, para así poder “apoyarlos adecuadamente” y conocer que usan los medios sanamente y estar alerta por si un tercero intenta aprovecharse usando malas artes o medios no adecuados con ellos.

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