sábado. 20.04.2024

Cuando pudimos elegir ser mejores

nino

 La prudencia que sabe retractarse es una de las formas del arte de gobernar.
(Sébastien Le Preste De Vauban)


Por Mariola Marrero | “La nueva normalidad” que anunció el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, y que han utilizado algunos medios para, como viene a ser  de costumbre,  arremeter contra él, su gobierno, e incluso contra los técnicos y mandos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado es la realidad hacia la que nos dirigiremos cuando todo pase, porque ya nada volverá a ser igual a lo que conocimos. Nunca en la vida pensamos que algo así iba a sucedernos, no a nosotros, los seres importantes, ciudadanos del primer mundo, del ala oeste de la civilización, moradores de la parte noble del planeta, la autosuficiente sociedad desarrollada porque, mientras al otro lado del planeta un virus cercenaba miles de vidas, nada iba con nosotros. Como una plaga bíblica llegó el Covid19, súbita, sigilosamente y sin darnos tiempo a marcar nuestras puertas para que nos ignorara.

Mientras algunos creen y fomentan teorías conspiratorias, yo prefiero tener la mía: ha llegado la rebelión de la naturaleza con una advertencia, un toque de atención. Poco más de un mes después del confinamiento ya vemos cómo los animales colonizan las ciudades, la vegetación inunda los rincones, el agua es más clara y el aire más limpio, un manifiesto palpable de que, sin duda, el peligro para el futuro del planeta lo constituye la Humanidad.

Deberíamos pensar qué futuro queremos dejar a las generaciones venideras y como queremos que nos recuerden en una época en que pudimos elegir ser mejores

Esta situación no es un paréntesis en la cotidianidad de nuestras vidas, es un punto y aparte y así debemos entenderlo. La esperanza que nos queda es que ésto que vivimos ahora nos haga mejores, que, después de una reflexión, nos ocupemos y preocupemos por algo más que por nosotros mismos.

Hemos visto ejemplos de los que sentirnos orgullosos, ciudadanos y ciudadanas generosos pero también las crisis sacan lo peor del ser humano.

Este distanciamiento social que hemos asumido por la seguridad de todos ha sido valiente, generoso y efectivo, pero también ha probado la capacidad, la gestión y la credibilidad de un gobierno al que desde el minuto uno se ha vapuleado sin piedad, sin darle oportunidad y por puro beneficio electoral. Después de la última controversia sobre la flexibilización del Estado de Alarma con respecto a la “salida de los menores de 14 años " se constata que algunos solo ven un enemigo al que abatir y este no es el virus. Me atrevo a creer que alegremente se aliarían con la enfermedad si pudieran. A algunos hasta les ha venido bien porque ya la utilizan de excusa para derribar al gobierno tachándolo de improvisar y rectificar.

Un gobierno toma decisiones, a veces certeras, otras menos, y en esta situación siempre duras y criticables. Como decía ConfucioGobernar significa rectificar”. El presidente desde el minuto uno dijo por activa y por pasiva que iba a hacer “todo lo posible”, a veces, lo posible no es suficiente pero, ¿cómo puede cualquier gobierno lidiar con un enemigo invisible que llega sin manual de instrucciones, cuya única referencia está incompleta e incluso ya apuntan que manipulada?

Improvisación, es el mantra de la oposición en peso. Como improvisan los gobiernos de Francia, Reino Unido, EEUU, etc., con la diferencia de que los gobiernos de esos países no sufren diariamente el embate de la oposición desleal y de unos medios que priman el entretenimiento y la alarma por encima de la información veráz e imparcial. En ésta nación de médicos, abogados y entrenadores de fútbol sin titulación ni experiencia, ahora todos nos hemos convertido en epidemiólogos y gobernantes capaces, alimentando la alarma y la inestabilidad, algo muy útil en estos momentos. Nunca pensé que diría ésto pero, tengo muchísimas ganas de que empiece La Liga, a ver si algunos se entretienen en criticar el juego, y dejan a los demás profesionales hacer su trabajo.

Dicen que sin memoria no hay razón política. Solo espero que la mayoría de los ciudadanos la tengan cuando ésto pase y recuerden que, mientras un gobierno trabajaba, informaba, gestionaba, aliviaba y hacía lo posible, todo lo posible por solventar la crisis sanitaria y prever la económica y social, otros ponían palos en las ruedas del carro que tenían que haber ayudado a empujar.

En el punto de inflexión que nos encontramos, deberíamos tener en cuenta que es una oportunidad para darle una vuelta a todo, prepararnos para lo que pueda venir, estar unidos contra la pandemia. Deberíamos pensar qué futuro queremos dejar a las generaciones venideras y como queremos que nos recuerden en una época en que pudimos elegir ser mejores.

Cuando pudimos elegir ser mejores