viernes. 19.04.2024

Nuestros muertos

No entiendo, o quizás no quiera entender, el porqué de la disparidad de criterio en el conteo de muertos en la guerra que se está librando. Como en toda guerra hay, al menos, dos bandos y, como en toda contienda, se producen muertes en uno y otro. Es tradicional, aunque ahora mismo ignoro si hay excepciones, que a más muertes en un lado mayor victoria en el otro…

¿Es la razón de la sinrazón de lo que está pasando? ¿El conteo de muertos es mera estadística victoriosa? ¿Para quién? ¿Depende el número de muertos de la ‘ganancia’ política o económica de quienes aumenten o disminuyan el número de vencidos? ¿Se persiguen réditos políticos presentes y futuros?

Si así fuera, que me resisto a creerlo, diría que cuando se olvida el sentido humano, se ignora el dolor de la pérdida de vidas y los muertos se convierten en estadísticas, en armas arrojadizas, los que vamos superviviendo a esta guerra somos un conjunto de desalmados, en su acepción de sin alma, que merecemos ser parte de la estadística, de los que han muerto.

Tengo, como no, mi particular conteo de muertos. Los que en estos días mueren rodeados de sus seres queridos, cogidos de la mano, acompañados hasta su lugar de descanso eterno  e iniciado el duelo de la pérdida…y el resto. Ese resto que no ha tenido despedida y que estarán a la espera de que la guerra finalice para ser acompañados y llorados para su descanso y el de sus seres queridos supervivientes. Y no hay más bandos. Ni estadísticas. Ni desalmados.

Sí, ya he oído que hay instrucciones de organismos internacionales para contar a los muertos por el virus…pues que con ese criterio cuenten a sus muertos. Nosotros, a nuestros muertos, los contaremos como nos venga en gana, o sea, con humanidad.

Nuestros muertos