sábado. 20.04.2024

Las trayectorias antagónicas de Gabilondo y Ayuso

Como la noche y el día. Así son Ayuso y Gabilondo. Este último tiene un talante reflexivo y dialogante, acaso por su formación filosófica y el bagaje de su compromiso en la gestión del servicio público. Ha sido Rector, Presidente de la Conferencia de rectores y el Ministro de Educación que casi logró un pacto histórico.

Ayuso está bien asesorada por un comunicólogo que supo llevar a Aznar a La Moncloa con eslóganes muy eficaces porque calan en las emociones y no temen tan siquiera contradecirse.  Cuesta olvidar que comenzó su carrera política gestionando una cuenta de twitter. Al menos no presume de masters prefabricados ad hoc.

Sus trayectorias no pueden ser más diferentes. Quizá por eso simbolizan opciones políticas absolutamente contrapuestas. Gabilondo simboliza una gestión cabal e integra de la esfera pública y un espíritu de servicio al bien común. Ayuso exactamente todo lo contrario. No cree para nada en lo público. Sencillamente quiere desmantelarlo. Por eso aboliría lo impuestos. Al no poder llegar a tanto, la solución es privatizarlo todo abierta o encubiertamente, desviando los recursos públicos a gestores privados o poniéndolos en sus manos.

La vivienda social, una vez que ha producido un beneficio en determinados promotores inmobiliarios, puede venderse tranquilamente a fondos buitre. En lugar de subir el sueldo al personal sanitario y contratar a más profesionales del ramo, se construye un hospital de cuya eficacia ya ni se habla. Se abre Madrid al turismo que busca sortear las restricciones de la pandemia, como si eso hiciera que los camareros tuvieran de repente contratos estables y no se jugarán la vida sirviendo a clientes asintomáticos que pueden contagiarles.

Su lealtad hacia su socio gubernamental ha sido proverbial. Es incomprensible cómo Aguado y Ciudadanos pueden haber aguantado tantos desplantes. Los ha instrumentalizado, pero no es menos cierto que se han dejado instrumentalizar. El partido naranja, que pretendía luchar contra la corrupción, ha servido para mantener a un PP salpicado por corruptelas estructurales en la Comunidad madrileña.

En Andalucía se trataba de propiciar una deseable alternancia. Pero en Madrid y otros lugares este argumento se volvía en su contra. Lo pagarán caro. Un partido liberal podría haber jugado el papel que tal signo ha tenido en otros lugares, pero Rivera quiso acapararlo todo y le dio una balón de oxigeno a un partido popular exhausto por los escándalos concatenados. Desaparecerán del mapa, por desgracia.

Si se hiciera política con mayúsculas, Gabilondo ganaría de calle, porque su estilo se impondría sin discusión. El problema en que la política ha degenerado y en esa degeneración triunfan los discursos menos rigurosos. Trump está tomándose unas vacaciones hasta 2024, tras habérselas ingeniado para sortear su segundo impeachment, pero su sombra es alargada. En Madrid cuenta con una discípula muy aventajada que practica un trumpismo a la madrileña.

Me duele felicitar a Isabel Ayuso por su victoria electoral del próximo cuatro de mayo. Tiene las mejores cartas en su mano dado el deplorable contexto político imperante. Ningún argumento puede socavar un discurso inconsistente que no repara en mientes. Hacernos votar en medio de una pandemia, retrasando las ayudas que ya estaban en marcha y distrayendo esfuerzos en la campaña de vacunación es algo tan frívolo como irresponsable.

Ahora que lo pienso, nada está escrito y este desenlace lo podemos dirimir nosotros con cada voto. Cada papeleta contará. Pidamos el voto por correo. Hagamos cola ese día. Pero no dejemos de votar. Los madrileños no merecen verse tratados como peones en el tablero de la más chusca politiquería.

A Gabilondo le faltará carisma, pero es un tipo de fiar. Su honestidad está fuera de duda. Es un filósofo y no un político profesional. Podía no haberse dedicado a esto. Hay quien lo hace porque no tiene alternativas. Ganó las pasadas elecciones. La pandemia debería habernos mostrado que necesitamos gente con este tipo de compromiso público. No dejen de votar por favor, sopesando los pros y los contras de dos ofertas que no pueden ser más dispares, aunque no deje de ser un disparate verse obligado a comparar ambas trayectorias.

Las trayectorias antagónicas de Gabilondo y Ayuso