jueves. 18.04.2024

Del trabajo fijo al desfalco fijo

Parece que todos los que ejercen de presidentes de los empresarios, alias CEOE, se pusieran de acuerdo para lanzar exabruptos sobre la vida laboral como si hablaran ex cátedra.

Parece que todos los que ejercen de presidentes de los empresarios, alias CEOE, se pusieran de acuerdo para lanzar exabruptos sobre la vida laboral con aires de suficiencia, ejemplaridad y acierto, como si hablaran ex cátedra. Así lo hizo el presidente de viajes Marsans -¿recuerdan esa agencia de viajes sin retorno?-, hoy felizmente encarcelado, el delincuente Díaz Ferrán, y vuelve a imitarle su sucesor, el actual y rimbombante Joan Rosell, lanzando a la sociedad mensajes parecidos. Seguro que recuerda el lector eso de que “en España hay que trabajar más y ganar menos”, que dijo su antecesor; para rematar la faena, como el toro no debió quedar suficientemente muerto y el pobre espada tuvo que acabar en chirona, el segundo espada tuvo que cargar con el relevo y añadir eso de “en España -que “España” no falte, que es el ruedo donde ruedan sus rentas generadas por el sudor del de enfrente hasta salirse a otros ruedos donde las faenas son de orejas y rabo, ricos trofeos sin tasas ni impuestos-, en España se acabó el trabajo fijo; que el trabajo fijo es pasado”.

No conozco totalmente la trayectoria profesional y de enriquecimiento de este elemento antisocial, pero sé de él algunas cosas en las que la honradez y preparación laboral están muy lejos de ser como debieran ser, como sus colegas de camada y camaradería, pero allá él, con su pan se lo coma; pero, ¡hombre!, deje comer también a los demás, que son precisamente con su trabajo, fijo o temporal, y siempre explotados, los que le han proporcionado a este susodicho empresario su fortuna. Lo mismo que el preso número diez, perdón, Díaz, que empresa que tocaba, empresa que acababa en la ruina. O eso nos hacía creer, a empleados, políticos y jueces, para evitar pagar indemnizaciones por despidos improcedentes o sus correspondientes tasas por concesiones políticas o sus deberes fiscales, que todo lo malo se le juntaba al pobre preso cuando se creía más libre y emprendedor que nadie. Un empresario admirador de otra que tal baila, de astucia semejante a la hora de elegir a sus “hombres de confianza” para sus “empresas políticas”, llamada Esperanza Aguirre a la que calificó de “cojonuda” en una rueda de presa para presentar sus encomiables triunfos, los de uno al socaire de la otra, y viceversa. Porque este tipo de empresarios son muy afines a este tipo de política, como anillo al dedo. Algo usual en esta España cañí donde cuenta no tanto la profesionalidad y honradez, cuanto las relaciones y el politiqueo para sacar buenas tajadas del plato común que se queda para unos pocos.

Del mismo modo que en Madrid, sucedía -cómo me gustaría hablar siempre en pretérito, aunque sea imperfecto- en otras Comunidades, Valencia, Barcelona... Así salta a la vista que los mejores relacionados políticamente, salen elegidos como presidentes de los patronos, aunque no fueran ni buenos empresarios ni honradas personas. De Díaz Ferrán, que sigue comiendo a costa nuestra, al actual Rosell, que sigue lanzando exabruptos sobre temas laborales, se puede esperar cualquier cosa relacionada con los trabajadores, personas cuyas relaciones brillan por su ausencia incluso con los que le producen su riqueza y capital, los de sus empresas, por los que ni se preocupan ni se han preocupado nunca. Según se expresaba el otro, y se expresa el presente, denotan pocos conocimientos en este campo, y, lo que es más grave, siguen siendo inconscientes de que han vivido y progresado a costa de los demás. A costa del sudor de los otros, y la connivencia y desidia de unos políticos a los que deben muchos favores, como ellos, los políticos les deben favores a ambos susodichos, en Madrid con la señora “cojonuda”, y en la dichosa Cataluña, en torno a la familia Pujol, y otras familias que bien pudieran ser consideradas como propias de la mafia. Porque si es común y general la relación concesionaria entre política y grandes empresarios en esta tierra, es de suponer que a ella no sea ajeno el ínclito presidente de todos los patronos españoles, cortados por el mismo patrón, en Madrid, en Valencia, en Cataluña, en Qatar y en Singapur.

EMPRESARIOS NEGREROS Y PATRONOS IGNORANTES

Pero de qué nos vamos a extrañar, si la mafia la inventamos para honra y desdicha nuestra los mismos españoles, incluso catalanes mayormente, allá por el siglo XVIII en Nápoles y las dos Sicilias, como se decía entonces, cuando pertenecían al reino de  Aragón (también Catalunya).

El fin del trabajo fijo y seguro, y otras soflamas parecidas, las vienen lanzando intensamente en estos tiempos, desde diversos estamentos, famosos artistas de cine, bajo el dominio del falso cine americano, cuyo nombre prefiero callar, a economistas y otros empresarios y triunfantes emprendedores. Junto a tal afirmación, cultivan la idea de que es mejor convertirse en “emprendedor”, dando coba a políticos que no saben solucionar el problema del desempleo, con esta idea a todas luces falsa y degradante que conduce a mayor pobreza y mayor desempleo. Quien hable así es que no tiene ni idea de cuál es la situación de un parado, y con mayor razón, de un parado que no cobra nada, ni siquiera la mísera cantidad que debiera estar institucionalizada y repartida por todos los gobiernos. Sin capacidad económica no hay libertad, y mucho menos ideas para emprender algo, ni ideas, ni fundamento alguno que haga viable la puesta en práctica de tales iniciativas. Es el fin que persiguen los empresarios, así podrán seguir esclavizando a las personas, y limitar su salario al mínimo posible ya que suprimen la capacidad de elegir del trabajador que debe agarrarse a lo que le ofrezcan. Claro que “es mejor cobrar 400 euros que no trabajar”, pero es una premisa falsa y denigrante; denigra al empleado, y también denigra (no hablo desde la óptica de la ética, la moral o la justicia, que no saben qué es, sino desde el nivel en el que se mueven estos pájaros cantarines), denigra al propio empresario y su pervivencia empresarial, al dejar sin interés y con pocas ganas de ser eficaz al propio trabajador. Y por supuesto, no contribuye al progreso de una nación, como les gusta nombrar. Por el trabajo temporal y sin garantías, tantas empresas (véase viajes Marsans) se han ido a pique, porque no han sido capaces nuestros empresarios de hacer partícipe al empleado en ellas, con buen trato, buenas condiciones laborales y haciéndole saber que su producto, su profesionalidad y su dedicación era un valor a tener en cuenta por la misma empresa y el propio país. Pero qué le vamos a hacer, de políticos vendidos y empresarios negreros está llena nuestra España querida, la estupidez reina en unos y otros, y lo que piensan como una solución, no es más que una patraña para seguir engordando bolsillos, sin visión de futuro, sin la mínima categoría profesional ni humana. Solamente se puede ser emprendedor cuando se es libre para serlo. Y ser emprendedor no significa que el que no lo es y trabaja para una empresa, deba desarrollar su trabajo en la provisionalidad, en la incertidumbre temporal y en la miseria económica. Hablar del trabajo fijo como algo del pasado es un error social y humano. Es de troglodita. El trabajo siempre ha sido fijo, y en lugar de temporal, se consideraba intemporal; siempre el ser humano estaba haciendo algo a lo largo del día, construyendo, produciendo algo, para sí mismo o para otros... La cultura del ocio es muy reciente en nuestra civilización, otra cosa es el tiempo del descanso, y éste sí que es temporal. Trabajar, hacer algo, física o mentalmente, surgía dentro del sentir humano, porque tener un oficio y desarrollarlo hace al hombre más feliz, y tener ideas y luego repartirlas, compartirlas y expresarlas, contribuían y contribuyen a forjar la historia y perfeccionar al ser cuyo proyecto de vida es inacabable y nunca perfecto, ahí radica el desarrollo de la persona, en el trabajo que es creación, y en las ideas.

Cual profetas de tres mil años atrás, pregonan en platós, en congresos y conferencias, en ruedas de prensa y ruedas de pelotas, que el trabajo fijo y seguro ya pasó, que no es de estos tiempos, como si quisieran y quieren que regresemos a esos tiempos de esclavitud y trata de negros. En el fondo se sienten negreros, y peor todavía, patrones de negreros. Es preferible trabajar por 400 euros al mes durante doce horas que no trabajar. Mejor y más aprovechable para mis bolsillos, sería decir que es preferible no pagar nada y que la jornada sea de sol a sol, como era antes, tiempos a los que a ellos les gustaría volver. Sin derechos, sin visión humana ni social, como animales de carga. En fin, que les gustaría volver a la esclavitud. ¡Malditos parásitos negreros! ¡Cállense!

Del trabajo fijo al desfalco fijo