viernes. 29.03.2024

El ocaso de  la gran empresa familiar catalana

Cuando nos referimos al éxito económico alemán, resulta casi inevitable pensar en sus grandes marcas, como Siemens, Mercedes Benz o Volkswagen, también Bayer o BASF, ... Pero en realidad la base del éxito y la principal fortaleza de este país reside en el sólido tejido que representan sus empresas familiares, medianas y pequeñas, algunas grandes también, que han sido capaces de mantener y fortalecer con el relevo de largas generaciones de padres a hijos y nietos, y más allá ...

El tejido industrial de la empresa familiar alemana conocido con el término Mittelstand. Son en general de tamaño intermedio, ni muy grandes ni muy pequeñas. Y sus productos son también intermedios que, en su gran mayoría, no se venden directamente a los consumidores sino a grandes empresas o a grupos industriales multinacionales. Empresas familiares que se han convertido en imperios industriales, en “campeones ocultos", como se les denomina en la ciencia económica, y que representan el verdadero secreto del poderío económico alemán. Empresas que no tienen que responder a las exigencias del reparto inmediato de beneficios.

El Mittelstand no es solo una cuestión del tamaño de las empresas, es sobre todo su filosofía empresarial y de gestión caracterizado por una visión a largo plazo, por la hiperespecialización de sus productos, por la apuesta permanente por la innovación, y por su vocación internacional. Empresas que construyen estrechos lazos duraderos con sus proveedores, con sus clientes y con sus empleados. Que han sabido mantener la gestión familiar durante generaciones, sin renunciar al rigor de una gestión profesional.

Ahora, cuando oímos por parte de la clase dirigente catalana la permanente comparación con nuestros vecinos europeos y muy especialmente con Alemania como referencia de tantas cosas, sería conveniente que nos preguntáramos ¿dónde están las Mittelstand catalanas?, ¿dónde están aquellas reputadas empresas familiares catalanas que habían subsistido varias generaciones y que eran referencia en la economía española, que ejemplarizaban el espíritu, el carácter y la imagen de una sociedad emprendedora en supuesta contraposición con la de otras zonas de España?.

La respuesta es clara. Estas empresas han sido vendidas, una tras otra. Porque la mentalidad de esa burguesía catalana la describió muy bien José Manuel Lara Bosch, el patriarca y fundador de Planeta, cuando sentenció que: "los empresarios catalanes prefieren tener una tienda en el Paseo de Gracia que el 10% de El Corte Inglés, pero es mucho más importante tener el 10% de el Corte Inglés ". Ha sido esa mentalidad de “cabeza de ratón”, la incapacidad de construir alianzas, de tejer la cooperación y las fusiones tan necesarias, lo que ha provocado que, poco a poco, se haya ido perdiendo el tejido industrial tan pronto han ido desapareciendo fronteras y con ello el proteccionismo de una economía autárquica en la que tan cómodamente han vivido durante décadas.

Esa falta de ambición, el miedo al riesgo y la cicatería a la hora de invertir en innovación, es lo que explica que la mayoría de todas esas empresas catalanas que fueron campeonas en su sector durante décadas se hayan ido vendiendo, una tras otra, a fondos de inversión. Así ha sucedido con: Cirsa, Freixenet, Cellnex, Abertis, Pronovias, Applus, Codorniu, Dogi, Pans & Company, Pollo Campero, Ribs, FresCo, Santamaría, Palet, Arbora Ausonia, Bicentury, …

Operaciones de venta que responden a la falta de motivación a llevar la empresa y apostar por la comodidad de vivir como rentistas o de la ‘family office’. Un actitud que expresa muy bien, la verdadera ambición de las grandes familias del empresariado catalán, que no es precisamente entrar en el IBEX 35, sino retirarse en el Empordà a vivir la vida.

Es precisamente esta actitud la que explica que el liderazgo del sector textil, situado durante más de un siglo en Catalunya, esté hoy en Galicia. Que siendo Catalunya líder del turismo en España, no exista hoy ni una sola gran empresa catalana de este sector y sí las haya en Baleares o Madrid. Y, lo más sorprendente si atendemos a la historia de la industria del automóvil en Catalunya, que las dos empresas más importantes del sector del automóvil de España sean hoy propiedad de dos familias de Castilla y León, de Burgos para más detalle, que han sido capaces de convertirlas en veinte años en dos auténticas Mittelstand, como son el Grupo Antolín, con más de 150 plantas en 26 países y 30.000 empleados, y Gestamp, con plantas en 23 países y 45.000 empleados.

Por todo ello, cuando hacemos alegres comparaciones con otros países, y en particular con Alemania, sobre tantos aspectos, quizás sería útil que empezáramos por comparar nuestra clase empresarial y  preguntarnos ¿dónde están las Mittelstand en Catalunya?.

El ocaso de  la gran empresa familiar catalana