martes. 23.04.2024

El discurso olímpico de Anne Bottleneck que acabó en una papelera holográfica

“Estimados miembros del Comité Olímpico Interplanetario. Mi nombre es Anne Bootleneck. Me encuentro aquí, en representación del planeta Tierra...

@nachogoberna | Estimados miembros del Comité Olímpico Interplanetario. Mi nombre es Anne Bootleneck. Me encuentro aquí, en representación del planeta Tierra, para darles a conocer nuestra propuesta candidata para la nueva cita olímpica que tendrá lugar en el ya cercano año 3030. No pretendo convencerles de que somos los mejores; no pretendo acariciar sus oídos con cantos de sirena interestelares; no pretendo. Mi única intención es invitarles a conocer el qué y el cómo haremos de ser elegidos, y también animarles a reflexionar sobre lo que para nosotros, habitantes de la tierra, debe ser y significar en la actualidad el símbolo de los cinco aros de colores sobre fondo blanco.

Apreciados representantes de todas las culturas olímpicas de la Federación de Planetas: la contemporánea interpretación del icónico evento deportivo que todos tanto admiramos no puede permanecer impasible al cambio de los paradigmas temporales. Los desperdigados sistemas solares en los que desarrollamos nuestras vidas poco tienen que ver con el pequeño mundo que hace más de mil años habitaban los pioneros del movimiento olímpico moderno. Si en su lejano inicio terrestre la bandera con los seis colores combinados buscaba representar a todas las naciones terráqueas, en este presente que compartimos, ese concepto basado en entidades e intereses nacionales es indudable que ha devenido en obsoleto.  Ahora han de ser los ciudadanos, sus querencias, necesidades e incertidumbres, los que deben sentirse arropados por el olimpismo. Son ellos, estimados miembros del COI, los que necesitan y exigen ser tenidos en cuenta aquí y ahora.

Si la Tierra resulta elegida no daremos protagonismo alguno al orgullo de casta, de pertenencia a “planeta”o “cultura” alguna; el deporte no debe entender de fronteras, como tampoco se lo entregaremos a las empresas e intereses económicos o políticos que aún parasitan entre nosotros; el deporte no debería ser jamás un mero negocio o un instrumento en manos de los, tan amenudo, interesados gobernantes de turno. El fasto, la publicidad, la mercadotecnia y la utilización partidista no tendrán espacio en las inversiones públicas que contempla nuestra propuesta; dinero que, por cierto, estará sujeto a un control extremo por parte de la ciudadanía. Así mismo escaparemos, como nave enfrentada a agujero negro, de obras galácticas y de ingentes plusvalías que solo alimentan a las insaciables nuevas y viejas oligarquías de siempre.  A su vez los torcidos intereses privados, o sectarios, y la especulación en todas sus vertientes, tanto la analógica como la digital, la binaria como la sobrecuántica, serán desterrados de nuestra terrenal olimpiada si al final se nos concede el honor de llevarla a cabo. Y todo con una meta clara. Sí, contribuir directamente a la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la Tierra aportando medios olímpicos que ayuden a la consolidación del bienestar de los ciudadanos, sin importar su condición u origen, ya sean humanos, robots, androides, hologramas o alienígenas residentes; ya sean poseedores de riquezas o ausentes de ellas, manejadores de poder o ajenos a su ejercicio. Techo, sustento, trabajo, educación y sanidad asegurada para todos y cada uno durante mucho tiempo; ese será, damas y caballeros representantes del Comité Olímpico Interplanetario, nuestro objetivo esencial para estas olimpiadas que les planteamos, y en consecuencia, como pueden ver en los documentos que hemos volcado en sus memorias líquidas, los miles de millones de los que dispondremos para la organización del evento se dedicarán en exclusiva a conseguirlo.

¿Que hay más opuesto a la sobriedad del esfuerzo deportivo que la ostentación, la manipulación y la codicia?

¿Son acaso la solidaridad y el anhelo de un bien común, compartido por todos, conceptos ajenos al deporte?

¿O tal vez consideran ustedes ineludible que el sentir olímpico no puede ser sino rehén del lujo, la publicidad, el mercantilismo voraz y la política descarriada? …

Cuando la elegida para presentar la candidatura terrestre a las interplanetarias olimpiadas del 3030, Anne, terminó de escuchar el discurso que le habían preparado para el trascendental evento que se produciría en apenas días, activó su comunicador, accedió al asesor virtual que se lo había redactado y le dijo: - ¿Pretende que les learead esto a los miembros del COI? Lo que more me fastidia de todos ustedes, the entidades artificiales, es que la mayoría aún siguen creyendo en las estupid utopías. Querido dear, siempre serán unos desfasados losers, o perdedores, como se diga. Tienen menos futuro que one calculadora del siglo XX. Borrar documento y program -.  Bottleneck se atusó el cabello, pensó unos instantes en la inminente elección que tan jugosa se prometía, sonrió como solo ella sabía y procedió a dictarle a su androide favorito lo que, a la postre, pasaría a formar parte del más ilustre medallero dentro de las bases de datos olímpicas de la, como ella gustaba decir,“Federation Planetaria”.

- toma note DATA-, le dijo, - transcribe cada word que te pronuncie con esmero ya que con ellas pasaré a la posterity - y como si le estuviera contando un cuento de hadas a un niño pequeño en su regazo, cariñosa y ronroneante al mismo tiempo, comenzó a narrarle a su androide amanuense el más tierno discurso olímpico jamás escrito :  “... Enjoying un relaxing café con leche in the plaza mayor or una romantic dinner  in de planeta de los Austrias is tan great…”.

Notas del autor a pie de página:

1 - El personaje de DATA, al que aquí he hecho referencia, no tiene nada que ver con el androide del mismo nombre que protagonizó la maravillosa serie de televisión de finales de los 80s: “Star Trek - La nueva generación”. El DATA trekkie jamás hubiera trabajado para alguien como Anne Bottleneck.

2 - Estudios basados en proyecciones estadísticas muy fiables indican que las capacidades cognitivas, analíticas, empáticas y emocionales de las entidades basadas en la inteligencia artificial, como por ejemplo el asesor virtual que escribió el discurso desechado por Bottleneck, se encontrarán, entorno al año 3030, sustancialmente más desarrolladas que las de, al menos, ciertos políticos de la futura época.

3 - Anne Bottleneck es, como ya todos habréis imaginado a estas alturas del artículo, un personaje de rigurosa ciencia-ficción.

El discurso olímpico de Anne Bottleneck que acabó en una papelera holográfica