jueves. 28.03.2024

Tiempo de valientes

Imagen de archivo del 15M.

La izquierda necesita de la participación. Es tiempo de valientes, llenemos las urnas de participación, tomemos partido y cambiemos la deriva

El tiempo es caprichoso y la percepción que tenemos del paso de las horas, los días, los años, es igualmente voluble. Lo que para algunos ha podido ser un suspiro, para otros se convierte en una eternidad. Ciertamente ha pasado un mundo desde que nos movilizamos para no dejar que las políticas de recortes se perpetuaran, ha pasado un mundo desde que alzamos la voz gritando que no nos representan, que lo que ellos deciden no es lo que yo apoyo. Y en realidad ese mundo son ocho años, casi ocho los que nos separan de las históricas movilizaciones en las que los españoles tomaron las calles, las plazas y las riendas de un renovado espíritu democrático.

Y lo cierto es que, desde aquel 15 de mayo de 2011 parecía haber llegado para quedarse. Y en cierta manera lo hizo, marcó un antes y un después, se conformaron redes ciudadanas que reforzaron el tejido social, se crearon lazos de solidaridad que han permanecido a pesar del tiempo y que han creado la única red de contención para la caída libre ante la que entró la economía española. 

Pero también, ocho años después, ese 15 de mayo parece etéreo, un recuerdo desdibujado por aquellos que quisieron darle un sentido político, y recoger la fuerza que emanaba de las calles, para renovar la política de naftalina. Y lo cierto es que hoy, a las puertas de las cuartas elecciones generales desde esa noche interminable de mayo, hace apenas 8 años, lo que tenemos ante nosotros es una situación en el panorama político, social y electoral en nuestro país, que me hace creer firmemente que estamos ante un tiempo de valientes

Y la sociedad parece haberse dado cuenta, como siempre, un paso por delante de todos nosotros. Con valentía, las mujeres salieron el año pasado y lo han vuelto a hacer hace apenas unos días: jóvenes, maduras, en activo, jubiladas y en paro, en todas las ciudades, pueblos y barrios, todas unidas en pro de la ansiada igualdad que no termina de llegar. Con valentía, los pensionistas se movilizaron desde Bilbao por toda España para que no siguiéramos perdiendo los derechos que tanto costó conseguir. Con valentía, los jóvenes pararon el pasado viernes y seguirán haciéndolo por todas y todos nosotros, por proteger lo que nos protege.

Una y otra vez, la ciudadanía gritando para que nos enteremos de que ellos no tienen miedo. Es tiempo de que una vez por todas tomemos el testigo, nos apliquemos el cuento. Es tiempo de que aquellos que creemos en el poder de la política demostremos valentía, resolución y eficacia, tiempo de que la política deje de ser de unos pocos para que llegue a ser de muchos, de verdad.

Es hora de que dejemos de mirarnos al ombligo porque si seguimos enredándonos en la política de titular, en la de las promesas electorales que se olvidan al llegar al poder, en la del “yo, mi, me, conmigo” o como mucho “con los míos”, no estaremos entendiendo nada. Sólo estaremos produciendo más y más desencanto, y con razón, en los miles de valientes que han aguantado estoicamente estos ocho años.

Porque además, mientras que nosotros nos preocupamos en mirarnos los unos a los otros con desconfianza, la derecha se rearma, muta y se reinventa; y los populistas se refuerzan, se alimentan como alimañas del desencanto para reinventar los términos, para engañar con mentiras, presentándose ante la ciudadanía como los salvadores que llegan a caballo desde Andalucía. No seamos torpes, dejemos de creernos el ombligo del mundo y miremos más allá de nuestras fronteras. Veamos lo que ya ha pasado en otros lugares donde los políticos progresistas y de izquierdas se preocupaba más de sí mismos que de ser valientes. Miremos a EEUU, a Brasil, a Italia. 

Es el momento de reaccionar y actuar. Es hora de unirse, de olvidarse de individualidades y de apostar por políticas aperturistas, sociales, colaborativas. Debemos vencer el desencanto y el hastío de tantos a participar y tomar el testigo de lo que nos piden los que con valentía han permanecido al pie del cañón todos estos años. 

La izquierda necesita de la participación. Porque entre todos podemos conseguir mucho. Pero para eso debemos arriesgar, reconocer los errores, corregirlos y dar un paso al frente. Es tiempo de valientes, quien no arriesga no gana, llenemos las urnas de participación, tomemos partido y cambiemos la deriva. 

Tiempo de valientes