viernes. 29.03.2024

La verdadera indefensión

Recientemente alguien se ha atrevido a afirmar en este país que la infanta imputada estaba indefensa...

Recientemente alguien se ha atrevido a afirmar en este país que la infanta imputada estaba indefensa y no es improbable que esa persona u otras similares vuelvan a repetirlo estos días.

Entonces conviene hacer una reflexión y recordar cosas evidentes, la infanta no esta indefensa, tiene un abogado que pocos se pueden pagar, y además parece que la defienden, de manera sorprendente, quienes tienen la obligación de defendernos a todos frente a los atropellos de los poderosos.

No nos dejemos engañar, los verdaderos indefensos son otros: los tres fallecidos como resultado de la exclusión de los inmigrantes irregulares, los que mueren porque el Ministerio de Sanidad y las consejerías no les quieren administrar un medicamento que les salvaría la vida, los que no pueden afrontar los copagos y se quedan sin los medicamentos que necesitan, los que esperan, y desesperan en las interminables listas de espera resultado de los recortes y las privatizaciones sanitarias, los que sufren las secuelas de las concertinas y las “devoluciones en caliente”, las personas desahuciadas, en muchos casos ancianas, y frecuentemente avalistas de sus familiares, los que rebuscan comida en los cubos de basura todos los días en la mayoría de nuestros pueblos y ciudades, los niños que no pueden hacer una comida decente al día, y una lista interminable de personas que todos los días sufren la indefensión generalmente ante la indiferencia, cuando no el escarnio, de los poderes públicos.

Dejémonos de historietas, la indefensión real (de realidad no de familia) la sufren cientos de miles de personas en este país. Por favor no insulten nuestra inteligencia hablando de indefensión.

Solo una cuestión más, darle mi enhorabuena al juez Castro por demostrar que en este país hay empleados públicos que son consientes de su obligación de defender a los verdaderos indefensos, y de afrontar los riesgos que eso tiene, pues no es nada improbable que le hagan pagar la insolencia de, como buen funcionario público, anteponer su deber con la sociedad  antes que su carrera personal, pero esas personas son las que nos reconcilian con el genero humano y las que demuestran que los servicios públicos son esenciales para la justicia y la garantía de nuestros derechos.

La verdadera indefensión