viernes. 19.04.2024

Votar y no votar

voto

Auguro que va a ir más gente a votar que otras veces. Tengo una prueba. Muchas irán o iremos con la nariz tapada, como hemos hecho tantas veces, pero iremos. Esta vez hay una o dos causas de orden superior. La primera, demostrar al trifachito que ése no es el camino, que la vuelta de tuerca extrema que la alianza andaluza acaba de introducir tiene que ser detenida. Más que nunca, no pasarán. Y eso con un simple voto, sin pistolas.

La otra causa sólo nos afecta a un sector de votantes. Es el asunto de la confluencia. Aquí las cosas no pueden estar peor, pero eso no nos va a dejar en casa. Nos taparemos la nariz, cerraremos lo ojos, pero votaremos, sea a un lado o a otro, votaremos. Cualquiera de los dos que reciba el voto tiene que saber que es prestado y que los préstamos, si no se resarcen, no se repiten. Ambos lo tienen fácil ahora, basta con no meter más la pata en estos próximos quince días. Les ayuda también el rebuzno constante de las tres derechas, que ya es atronador. Y cuando pasen las elecciones, hablamos.

La prueba que decía se la debo a Kaosenlared. El 6 de abril de 2019 publicó un artículo, que firmaba Manuel I. Cabezas González, titulado Si votas el 28A, no te quejes después. El artículo es una invitación a la abstención sin ningún argumento consistente. Pues bien, la red se llenó inmediatamente de comentarios, casi todos contrarios al artículo. Tanto es así, que los de KAOS se han visto obligados a salir reiteradamente al paso, recordando que “es la opinión del autor, no es un artículo editorial de KAOS. Podéis borraros de donde queráis, pero hay libertad de expresión y respetamos las diferentes opiniones de quienes escriben en KAOS”. Queda expuesta la prueba.

Sigo teniendo algún amigo en Facebook que insiste en proponer la abstención. La falta de solidez de una propuesta así se demuestra si, quien la propone, no se retira del uso y disfrute de cuantos servicios ofrece la sociedad en la que vive. Es decir, si uno continúa usando las carreteras, cobrando las pensiones, acudiendo al médico y propone no votar, o no ha entendido nada o es un sinvergüenza. No digamos si quien lo propone es mujer o es familiar de desaparecidos por el franquismo o simplemente un obrero.

En el caso de que se trate de sinvergüenzas, no tengo nada que decir. Pero si se trata de desconocimiento, haré un esfuerzo más. Votar y no votar son un mismo acto político, la respuesta a una misma situación (salvo para los que viven enteramente fuera del sistema, repito. Eso sí, que después no vengan a pedir sal o a solicitar compañía). Estamos tan entreverados por el apoliticismo de la Dictadura, que cuesta trabajo hacer entender esto. Observad: si no voy a votar, facilito que con pocos votos los aliados de VOX obtengan mucha representación. Eso no ocurriría si yo y los míos votásemos, pues entonces habría que repartir los escaños entre más gente. Es muy sencillo, es como si tenemos diez caramelos y acuden cinco a recogerlos, tocan a dos cada uno. Pero si acuden ocho, tres se quedan con un solo caramelo. Con los escaños pasa lo mismo. Mirad qué bien lo han aprendido en Andalucía: unos no fueron a votar y otros se llevaron el gato al agua.

Hay otros que no van a votar, porque están fuera del sistema, pero no por ácratas, sino por pobres. El día 6 de abril lo contaba El País: los de La Cañada Real de Madrid, los de Las Tres Mil Viviendas de Sevilla, los de Los Asperones de Málaga, los de La Mina de Sant Adrià de Besòs, los de El Puche de Almería, los de Las Mil Viviendas de Alicante, más del setenta por ciento en todos esos lugares no acuden a votar. Ni siquiera saben cuándo hay elecciones. Y la mitad son mujeres; todos asalariados, cuando hay trabajo; muchos, familiares de desaparecidos; enferman con frecuencia; casi no conocen la escuela. Son los que van a sufrir las políticas de VOX y sus aliados. Por eso, amigos abstencionistas, si la razón no os convence para ir a votar, hacedlo al menos por solidaridad con los pobres.

Votar y no votar