martes. 19.03.2024

A Cervantes le gustaría que lo dirigiera Luis

lgm

La luna llega al mar,
el mar llega a Sevilla,
nosotros a un recuerdo
y a esta pálida,
desarmada emoción
de compartir una derrota.


Sin duda, Cervantes estaría feliz con este nombramiento del Consejo de Ministras

El Consejo de Ministros ha nombrado al autor de estos versos, Luis García Montero, Director del Instituto Cervantes. Es una muy buena noticia. Una más. Yo no tengo el menor problema en que este gobierno progresista me mate a alegrías; lógica actitud la mía porque ya iba yo camino de la resignación irreversible. No les oculto, tampoco, que, como a una buena parte de mis compatriotas, me acecha el miedo a que la alegría y la esperanza sean efímeras y que la caspa vuelva para sepultarnos bajo ella.

A lo que íbamos. Luis García Montero será un excelente Director de un Instituto Cervantes que necesita nuevos impulsos y otra mística. Afirmo y expreso un deseo a la vez. Porque Luis es un granadino luminoso, y eso no es cosa menor, aunque no sea ahora el caso de ponernos a repasar la lista de granadinos luminosos, ¿verdad, Federico?. Luis es joven, de memoria, de espíritu, de ideas y proyectos, y de edad también, qué leche. Es cultísimo y ama nuestra maltratada lengua castellana con la pasión y la ternura que se ama a la madre o a ese amante irrepetible. Es uno de nuestros poetas contemporáneos de referencia, pero él apenas repara en ello.

Luis García Montero, y es lo más importante de todo, es una persona buena, un buen hombre, no dogmático, progresista obviamente. No lo conozco pero lo he tenido cerca y yo me equivoco poco cuando deduzco por la expresión de un rostro o el gesto suave de unas manos.

Comprueben cuanto les digo en el libro y en la película sobre la vida de Luis, “ Aunque tú no lo sepas”; van juntas la una y el otro. Y tuvo la amabilidad de dedicármelo, “mi mejor amistad en la poesía y en la vida”. Gracias a mi hermana Angelita por mediar y hacerlo posible.

Para ir cerrando, si yo fuese alguien le sugeriría al nuevo Director del Instituto Cervantes que se emplee sin demora en restituir nuestra lengua en el norte de Marruecos, que fue español para regular y para mal, pero que en lo tocante a la presencia de nuestro castellano siempre fue para bien. Que vuelvan a aparecer periódicos en castellano, que haya convenios para que vuelva a las escuelas en duelo fraterno, con el árabe y el francés, que haya más conferencias, bibliotecas, apoyos, a una lengua más que milenaria cuyo uso crece y crece en el mundo y sería inaudito que se extinguiera justo al lado de casa. En Tetuán, en Castillejos, en Alhucemas, en Tánger, hay gente que espera, que necesita, que exige, porque quiere más presencia y compromiso del Instituto y del idioma. Y entre esas gentes, querido Luis, muchas se criaron y estudiaron en Granada, como tú.

Sin duda, Cervantes estaría feliz con este nombramiento del Consejo de Ministras.

A Cervantes le gustaría que lo dirigiera Luis