viernes. 29.03.2024

En busca del millón de votos perdidos

No. No es el título de una nueva entrega de la saga de Indiana Jones. Es lo que todos los analistas políticos buscan desesperadamente después de las elecciones del pasado 26 de junio. ¿Dónde han ido a parar el millón de votos que ha perdido Unidos Podemos?

El último análisis lo ha hecho el propio Pablo Iglesias en un vídeo que no ha dejado indiferente a nadie, donde venía a decir que Podemos gusta al electorado porque es un partido simpático, que gusta a la gente cuando sirve par remover las cloacas del bipartidismo, pero que cuando se va a convertir en opción de gobierno, a la ciudadanía le entra el canguelo y le retira su apoyo. La hipótesis de Iglesias, aunque simplista, esta cargada de esa socarronería propia de la vieja política, ya que serviría para explicar el error de las empresas demoscópicas y al mismo tiempo trata de buscar un culpable externo y exculpar a la cúpula de Podemos de la responsabilidad en esta fuga masiva de votos.

Me gustó el tono de Pablo la noche del 26J cuando se supieron los resultados. Me gustó ver por fin a un político que reconocía haber perdido unas elecciones, poniéndose en sintonía con lo que sentíamos miles de militantes y apoderados que habíamos puesto mucha ilusión en estas elecciones. “Déjate llevar por las sensaciones”, decía la letra de una canción, y mi sensación era que habíamos perdido claramente las elecciones, dadas las expectativas que teníamos.

Las últimas reflexiones del Secretario General de Podemos me gustan menos. Suenan más a político de siempre. Buscando escusas externas y no siendo todo lo autocrítico que debiera. Pero a pesar de esto creo firmemente que el debate no debe anclarse en el pasado y que lo importante no es buscar las razones por las que se han perdido un millón de votos (que pueden ser muchas), sino empezar a hablar y decirle a la gente qué vamos a hacer con los cinco millones de votos que tenemos y los 71 diputadas y diputados que nos representarán en el Congreso. Asumir errores, mirar hacia adelante y seguir construyendo un proyecto de cambio.

Yo, como apuntaba Jesús Rodríguez, Secretario de Organización en Andalucía, creo que nos toca un trabajo de oposición implacable, cuatro años de llevar al Parlamento los problemas reales de la gente y al mismo tiempo y, ya con la tranquilidad que nos va a dejar un horizonte sin elecciones, empezar a construir organización. Toca construir Unidad Popular frente a la unidad de la élites.

Toca unir voluntades y dejar de hablar de “malas hierbas”. Toca reactivar los círculos y que dejen de ser los meros pegacarteles, que es a lo que han sido relegados. Toca buscar cómplices en la calle que compartan nuestra visión de una sociedad más justa e incorporarlos al proyecto. Toca seguir trabajando desde el ámbito municipal ganando pueblo a pueblo la batalla a los de siempre. Pero sobre todo toca reinventar Podemos, o quizá volver a sus orígenes. Los documentos político, organizativo y ético que salieron de Vistalagre estaban pensados para un espacio de tiempo que ya ha acabado y que iba desde las elecciones Europeas hasta las Generales. Ya ese tiempo ha pasado y ahora tenemos que cambiarlos, o mejor, adaptarlos a lo que viene.

Toca, en definitiva, no perder la ilusión y seguir trabajando. Que no es poco. 

En busca del millón de votos perdidos