sábado. 20.04.2024

Un oligopolio financiero que pagamos todos

Hasta ahora la reestructuración del sector financiero ha supuesto: pérdidas de miles de puestos de trabajo en el sector, reducción de la competencia, millonarias pérdidas económicas...

El FROB reconoce que el Estado ha perdido casi todo lo que ha dado a la banca, más de 36.000 millones

El resultado de la reestructuración del sector financiero está comportando la creación de un oligopolio financiero en torno a tres entidades Santander, BBVA y Caixabank. Esta situación previsiblemente se incrementará próximamente con la subasta de NovaCaixaGalicia y CatalunyaBanc.

Lo más grave de todo este proceso es que únicamente ha beneficiado a las entidades oligopolistas y otras menores, que se han aprovechado como es el caso del Sabadell y en menor medida el Popular. Pero el proceso no ha beneficiado ni a la sociedad ni al conjunto de la ciudadanía, ni a los trabajadores del sector, ni ha mejorado el servicio financiero a la clientela.

Lo primero que hay que decir es que a lo largo de todo el tiempo de reestructuración desde el poder político nos han estado tratando con engaños y mentiras como si los ciudadanos fuéramos menores de edad.

Se dijo que la reestructuración financiera era imprescindible para garantizar una mejora del sector con el objetivo de reforzarlo y al mismo tiempo que permitiera de nuevo hacer fluir el crédito hacia la economía productiva. Después, el rescate por parte de la UE se vendió como una línea de crédito destinada al sector financiero, que no afectaría al endeudamiento público y que sería devuelta por el propio sector.

Ahora, en pleno verano, y en voz baja, el FROB reconoce que el Estado ha perdido casi todo lo que ha dado a la banca, más de 36.000 millones. E incluso ya anuncian que esto aún no ha terminado sino que todo hace prever que las pérdidas serán mayores. Pérdidas que, aunque no se dice directamente, las pagaremos todos en forma de deuda pública que nos obligara todos a devolver la línea de crédito.

Lo más grave es que todos hemos perdido, en beneficio de unos pocos: los oligopolistas.

Toda esta inmensa pérdida equivalente al conjunto de los recortes sociales que hemos sufrido como sociedad, en sanidad, en educación, en dependencia, en derechos sociales y laborales, en investigación y desarrollo etc., no ha tenido ninguna contraprestación por parte de las entidades financieras. No hay crédito ni para las familias ni para las empresas medianas o pequeñas. No están cumpliendo con su obligación social de hacer de intermediarios financieros. Simplemente se dedican a ser más grandes sin costes, su incremento en cuota de mercado les sale a coste prácticamente "0". Las adquisiciones de las entidades con problemas, se efectúan sin devolver lo invertido por el FROB, y aún más, con ayudas diversas como es el caso de los compromisos que el Estado adquiere con los compradores mediados EPA’s (Esquemas de Protección de Activos), que hacen que pérdidas futuras sean asumidas por el erario público y no por el comprador (caso del Sabadell con la CAM o de Caixabank con el Banco de Valencia).

En lugar de dar créditos nuestras entidades se dedican a un negocio más rentable y sin muchas riesgos, demandando miles de millones del Banco Central Europeo, a un interés bajo, inferior al 1%, y que destinan a comprar deuda de España a un tipo de interés alto del 5 al 7%. Un negocio fácil que es increíble que se deje hacer a la UE, dar dinero a bajo precio a intermediarios que hacen negocio, en lugar de dejarlo directamente a los estados miembros. Y hay que recordar que los intereses de la Deuda del Estado es la principal partida presupuestaria que pagamos con nuestros impuestos, es decir una partida con la que volvemos a beneficiar a los banqueros oligopolistas.

Hasta ahora la reestructuración del sector financiero ha supuesto: pérdidas de miles de puestos de trabajo en el sector, reducción de la competencia, millonarias pérdidas económicas para la sociedad, sin ningún beneficio visible.

Esta situación la veremos agravada sin duda en los próximos meses con la liquidación de las cajas gallega y catalana mencionadas. Hasta hace poco, esta primavera, se aplazó su venta ante el nulo interés de las grandes entidades para adquirirlas, ya que se les demandaba pagar un cierto precio. Ante la negativa posición de los grandes bancos el FROB ha decidido rendirse y ahora se quieren adjudicar una vez limpias, es decir después de hacer las reducciones de plantilla (ERE'S masivos, se habla de 3000 trabajadores en CatalunyaBanc), e incluso se plantean ayudas complementarias del tipo de nuevas EPA’s al gran banco adquirente. Con estas condiciones parece que los tres grandes (Santander, BBVA y Caixabank) están interesados. Y ello conllevara más deuda social y económica para todos y más beneficio para los oligopolistas. Y a todo esto todavía está pendiente de ver cómo acabará el caso Bankia y si va a poder salirse bien de su actual situación.

Y todo hace prever que esto no acabará, y que previsiblemente el Gobierno tendrá que ampliar el rescate europeo hasta los 100.000 euros del límite aprobado del rescate. Y eso supondría que una vez más los ciudadanos hemos sido engañados por nuestros gobernantes que nos harán pagar con más deudas de unos capitales destinados al beneficios de unos pocos poderosos.

Cabe preguntarse, ¿no había otras alternativas? Evidentemente que había y posiblemente más beneficiosas para el conjunto de la sociedad. Se podría haber optado por potenciar una amplia red de Banca Pública, con las entidades nacionalizadas, que garantizara que fluyera el crédito hacia la economía productiva, y que si había un coste de financiación fuera para crear un banco propiedad de toda la sociedad, al que le pudiéramos plantear y exigir que no sólo que cumpliera con su función financiera, sino con una función social de beneficio público. Así que con su parque de inmuebles se podría haber creado un parque público de viviendas sociales para alquiler o venta. Pero para poner en marcha esta alternativa debería haberse tomado otro opción política diferente de la que han tomado, tanto en un primer momento por parte del Gobierno Zapatero del PSOE, y como la que ha continuado después, de forma más consciente y con más voluntad privatizadora, el Gobierno del PP.

Un oligopolio financiero que pagamos todos