viernes. 29.03.2024

Los niños de Liechtenstein

Todos nos habituamos a hablar que el mundo es una sumatoria de países y de fronteras, pero la realidad es que los territorios del globo cuentan con estados muy pequeños gobernados por la realeza como era muy común en la edad media. LiechtensteinAndorra y Mónaco son los principados más reconocidos en la actualidad. Pero los niños allí, particularmente en Liechtenstein, comparten ambas caras de una moneda que lidia permanentemente con la Convención de los Derechos del Niño de UNICEF, la felicidad y la tristeza en su máximo esplendor.

Pero para adentrarnos en el tema es menester saber un poco más del lugar, Liechtenstein es un principado de habla alemana con 25 km de extensión con una superficie de 160 Km cuadrados entre Austria y Suiza, una monarquía constitucional desde 1806 con la ciudad de Vaduz como capital del territorio nacional. Es conocido por sus castillos medievales, sus paisajes alpinos y las villas que se conectan por una red de senderos.

El segundo principio en la Declaración de UNICEF plantea el derecho a tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social del niño. Si bien Liechtenstein no tiene nada de qué avergonzarse en cuestión de protección de los derechos del niño, ya que está muy cerca de los primeros puestos en el ranking del ICDE (Consejo Internacional para la Educación Abierta y a Distancia), de hecho, la situación de los niños es tan buena en parte, gracias a que el país es muy pequeño, lo que facilita la supervisión y aplicación de la ley. De forma ambigua y por demás capciosa, la ley en Liechtenstein no define claramente el tiempo máximo que una persona menor de 18 años puede pasar detenida antes de un juicio. Según la Convención sobre los Derechos del Niño, el límite debería ser menor que el tiempo máximo permitido para los adultos. Los niños sólo deben permanecer detenidos como último recurso, el menor tiempo posible y en condiciones adecuadas. Liechtenstein no tiene ejército, sin embargo, en caso de una guerra o situación de emergencia, los residentes pueden ser llamados a pelear y la ley no especifica un mínimo de edad para el reclutamiento; en teoría, los niños podrían participar. Igualmente, el reclutamiento de niños en grupos militares (nacionales o extranjeros) tampoco está prohibido por la ley.

Sobre la acogida y la integración de extranjeros, aunque Liechtenstein tiene un buen centro de acogida para los solicitantes de asilo, la ONG representante del centro ha informado que no siempre ha estado presente durante las entrevistas de evaluación de los candidatos. La presencia de esta ONG garantiza que no exista ningún tipo de discriminación. El gobierno afirma tener controlados los movimientos racistas de extrema derecha que incitan a la violencia, algunos de ellos en las escuelas. Sin embargo, la integración de los extranjeros, que suponen un 35% de la población, no es suficiente y pueden tener problemas para encontrar su lugar en la sociedad.

El idioma es una barrera importante para los niños inmigrantes que no hablan alemán, la lengua oficial del país. En el colegio tienen una considerable desventaja: sus notas no son tan buenas y no llevan a cabo tantos estudios como sus compañeros liechtensteinianos. 144 solicitudes de asilo de refugiados fueron recibidas en promedio por año desde el 2018 en Liechtenstein - según el ACNUR. La mayoría de ellos vinieron de Serbia, Georgia y de Belarús. En las solicitudes iniciales se adoptó un total de 17 decisiones, siendo las más exitosas las solicitudes de refugiados de Serbia.

En cuanto a los resultados de la pandemia, es uno de los territorios menos castigados por el COVID-19, al día de hoy (27 de agosto 2020) cuenta con 99 casos confirmados, de los cuales se produjo 1 deceso, hay 10 casos activos y 88 fueron los casos recuperados. El principado cuenta con una familia real que posee el mayor nivel adquisitivo del resto de las realezas del mundo, y a su vez, son los monarcas de más bajo perfil en relación a sus pares. Está penalizada la indigencia y es uno de los centros financieros más importantes del mundo, aunque los organismos internacionales lo han sacado de la lista de paraísos fiscales, Liechtenstein es aun elegido como lugar de asentamiento de miles de empresas que optan por sus tierras para la evasión de impuestos fiscales.

En cuanto al Sistema Social, Liechtenstein tiene un nivel de vida muy alto. No hay ninguna pobreza absoluta, porque la red social está extraordinariamente bien desarrollada. La seguridad social está a cargo de diversas instituciones, como el Seguro de Desempleo, el Seguro de Discapacidad, el Seguro de Vejez y de Supervivencia, la Caja de Compensación Familiar y el seguro obligatorio de enfermedad. Sin embargo, puede ocurrir que en ciertos casos algunas personas no puedan subvenir a sus necesidades, a pesar de esos seguros sociales. Para subvenir a esas necesidades, se puede solicitar asistencia social financiera a fin de alcanzar un nivel mínimo de seguridad. En el caso de las personas que viven solas, esa asistencia puede ser de hasta 1.110 francos suizos al mes, y asimismo se pagan, según el caso, otros gastos adicionales (vivienda, servicios médicos básicos y contribuciones mínimas a los seguros). Sin embargo, en Liechtenstein también existen grupos de población de bajos ingresos. Según el último estudio, se estima que aproximadamente el 11% de los hogares de Liechtenstein son de bajos ingresos. Si no se tuvieran en cuenta las prestaciones sociales aportadas por el Estado, esa cifra sería del 19,2%.

Hay una báscula que siempre parece mecerse hacia el lado de los poderosos, los territorios pueden ser El país de nunca jamás o este hermoso principado europeo, los protagonistas siempre castigados por la globalización económica pueden variar en sus nombres, llámense Peter PanWendy o simplemente la Hada Campanita. La historia de niños que nunca crecen y que terminan odiando el mundo de los adultos

Pero siempre permanecen en el lado oscuro de la historia aquellos desvalidos del sistema, los auténticos Niños Perdidos del escritor escoses James Matthew Barrie, ellos simplemente se transforman, se convierten inconscientemente en presas de los gobiernos. El capitalismo, las demagogias del poder, los mercados bursátiles y sus crueles finanzas parecen investirse a diario con el traje del Capitán James Garfio, un asiduo detractor de los niños de Liechtenstein.

 
 

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