martes. 16.04.2024

Otros modos

Me repugnan y rechazo las posiciones extremas de uno y otro lado del espectro, pero son legales, tienen la bendición de la justicia y tengo que respetarlos sin matices, aunque no me gusten

Hace meses que ando dando vueltas a la cabeza para encontrar una posición alejada del negativismo que cada día amenaza con colonizar mi ánimo y confieso mi frustración y mi fracaso. Por mucho que lo intente, el discurso imperante lo domina todo y acabo sumido en el desánimo. Y lo peor es que no estoy solo en ese páramo de desafección, ni mucho menos: sólo uno de todo mi grupo de amigos sigue manteniendo su ánimo firme como ejemplo para el resto, los que hemos tirado la toalla y sabemos que estas aguas fétidas y enlodadas nos repugnan y nos obligan a buscar posiciones alejadas y ausentes.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿En qué desviación de los caminos perdimos el norte para arribar a este enfrentamiento cainita, desaforado y asesino? Soy de izquierdas y aseguro que no pienso que el amigo o el vecino que se confiesa de derechas sea la encarnación del mal ni busque mi muerte tras espantosas sesiones de tortura y sufrimiento. Creo que desde ambos lados del espectro se busca que las cosas vayan bien, aunque no estemos de acuerdo en la forma y en los métodos. Soy lo suficientemente mayor como para haber visto ejemplos de convivencia, concordia, enfrentamiento y respeto entre personajes que parecían condenados a morderse el cuello. En las cortes constituyentes del 77 y 78, unos y otros eran capaces de hablar y negociar para poner en marcha una España coja, atrasada y sometida  a una crisis feroz. Y lo consiguieron.Por encima de las enormes dificultades, trabas y zancadillas, lo consiguieron.

Dicho esto, soy consciente de que sigo siendo realista para pedir lo imposible, pero que cada cual siga hablando con su amigo del otro lado para continuar dando ejemplo y demostrando que otros modos son posibles y agradables

Me repugnan y rechazo las posiciones extremas de uno y otro lado del espectro, pero son legales, tienen la bendición de la justicia y tengo que respetarlos sin matices, aunque no me gusten. Rechazo por igual -sin ser iguales, ojo - a Podemos, Vox, Bildu y demás compañeros en sus posiciones, pero respeto por completo su derecho a expresarse, manifestarse y comunicar sus ideas. Sólo les pido que jueguen el partido conforme al reglamento constitucional.

Dicho esto, reclamo -y estoy en mi derecho a hacerlo - otros modos y otras formas en la política de este país. Reclamo sensatez, preparación, rigor, verdad y compromiso. Reclamo honestidad y humildad. Reclamo que se siga el ejemplo de una ciudadanía que ha dado muestras de estar muy por encima del pobre desempeño de nuestros políticos. Reclamo capacidad de negociación, acuerdo, consenso y capacidad de definir proyectos comunes válidos para todos nosotros, sin ideología ni otras señales que la utilidad, la eficacia y la adecuación a los tiempos. Reclamo respeto desde y para todos y cordialidad en la discrepancia; reclamo sensatez y generosidad desde y para todos; reclamo la desaparición del dogmatismo y la estigmatización del otro. Reclamo que la política vuelva a ser de todos, que constituya una “res pública” respetada, querida y ejemplar. Reclamo poder volver a ilusionarme ante un proyecto de futuro que acoja a mis hijas y a las generaciones futuras en un proyecto ilusionante, ético y con estructuras de trabajo y futuro consolidadas y aseguradas por todos.

Dicho esto, soy consciente de que sigo siendo realista para pedir lo imposible, pero que cada cual siga hablando con su amigo del otro lado para continuar dando ejemplo y demostrando que otros modos son posibles y agradables. A lo mejor, “ellos” pillan la idea.

Otros modos