viernes. 19.04.2024

¡Reforma del sistema electoral ya por favor! ¡Y de la Constitución también!

Un país donde se escuchan en el Parlamento opiniones como las expresadas por los portavoces de Amaiur...

Es precisa una reforma electoral que favorezca la “agrupación” y no la “disgregación”

Un país donde se escuchan en el Parlamento opiniones como las expresadas por los portavoces de Amaiur, Bloque Nacionalista Gallego, Geroa Bai y otros cuantos sin que nada se altere y sea totalmente respetado por el resto de diputados sin mayor problema ni altercado, demuestra que este es un gran país donde merece la pena vivir y la libertad política y de expresión de las ideas está garantizada por muy agresivas o duras que sean.

Un 85% de votos a favor del total de diputados y un 88% de los presentes, en un Parlamento elegido hace sólo dos años da una legitimidad inmensa a la decisión tomada.

Los votos favorables son prácticamente todos del Partido Popular y del Partido Socialista Obrero Español.

Sin embargo el 15% que se reparte entre el no, la abstención y las ausencias se divide entre muchos partidos y algunos diputados que han roto la disciplina de voto del PSOE. Convergencia, Unió, Pnv, Amaiur, (coalición de EuskoAlkartasuna,Aralar y Alternativa), Geroa Bai (Pnv, AtarrabiaTaldea y Zabaltzen), Izquierda Plural (Izquierda Unida y otras 12 fuerzas políticas, entre las que destacan ICV, a su vez formada por tres partidos, la Chunta Aragonesista y Batzarre), Nueva Canarias, escisión de Coalicion Canaria, Compromís (coalición de Bloc Nacionalista Valenciá, Iniciativa del poble valenciá, els verds-esquerra ecologista del país valenciá). Es decir como mínimo 32 partidos.

¿Es posible agrupar esa diversidad en un proyecto único, en una única candidatura para una hipotética república? Conviene recordar otros referéndums celebrados en la España democrática y la histórica pregunta, ¿quién gestionará el no?, ¿quién gestionaría en esa suma de nacionalistas periféricos de izquierdas y de derechas una posible candidatura a Presidente de la República?

El riesgo de un Congreso ingobernable con multitud de pequeños grupos puede satisfacer a todos los que cuestionan la estabilidad y consideran como algo del pasado a los partidos que han gobernado España los últimos 35 años. Pero también conviene pensar en las consecuencias, no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad.

Últimamente aparece una propuesta y es que no deben ser los partidos los que tomen la iniciativa, sino las plazas, las asambleas, los ciudadanos. Lo primero que habrá que modificar es el Artículo 6 de la Constitución que dice lo siguiente. “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Hacer caso a esos cantos de sirena sería el principio del fin del sistema democrático en nuestro país.

Algunas intervenciones entre las que destaca la de Cayo Lara, portavoz de IU, cuestionando la legitimidad de esa votación y del Parlamento, y por tanto la propia representatividad de su grupo y de él mismo deberían ser tomadas en cuenta, aun a riesgo de que esa fuerza desaparezca en las próximas elecciones.

Creo que es imprescindible ir a una rápida reforma del sistema electoral y del Reglamento de las Cámaras para evitar la enorme dispersión de grupos, partidos minúsculos y coaliciones oportunistas que estallan a la primera controversia.

El ejemplo de coalición canaria con dos diputados, dos posiciones y dos portavoces es lamentable.

Coincido con los que piden cambios y los piden ya. Reforma Constitucional inmediata pero en un sentido de fortalecer las mayorías, la gobernabilidad de ayuntamientos y parlamentos, y luchar contra la dispersión y proliferación de pequeños grupitos que sólo defienden “lo suyo”, su “pequeña parcela territorial o ideológica”.

Es precisa una reforma electoral que favorezca la “agrupación” y no la “disgregación”.

Sé que la tendencia actual en la opinión pública es la contraria pero el peligro de un Congreso y un Senado muy fragmentados, sin disciplina de voto, donde cada diputado haga lo que le dé la gana en cada votación, me parece una barbaridad.

Una última reflexión sobre el voto de Izquierda Plural. ¿Es posible que no quede nadie, ni un solo diputado del PCE o del  PSUC, que defienda la decisión y dé continuidad al pensamiento y comportamiento de esos partidos en la transición?

Las posiciones que entonces existían en el PCE, donde todos éramos republicanos, pero todos fuimos leales y disciplinados con la decisión aprobada por los órganos de dirección de defender la Constitución y la Monarquía como forma del Estado, incluidos los más contrarios, fue un ejemplo de respeto y cumplimiento de los compromisos adquiridos.

No comprendo las voces que animan al voto individual, a la ruptura de los acuerdos tomados por los partidos. Cuando se apela a otros modelos de representación, como es el caso del Parlamento Inglés, conviene recordar que allí el sistema electoral es mayoritario y que las minorías prácticamente no existen.

Los partidos deben inexorablemente profundizar en sus métodos de organización, en su democracia interna apoyándose en los nuevos avances de las comunicaciones, las redes sociales e internet, pero creo que deben seguir siendo los instrumentos que den cauce a la conformación de la opinión política de los ciudadanos, su vertebración y representación en las instituciones.

¡Reforma del sistema electoral ya por favor! ¡Y de la Constitución también!