viernes. 19.04.2024

Gabilondo Presidente de la Comunidad de Madrid

La decisión de Isabel Díaz Ayuso de convocar elecciones, en la Comunidad de Madrid, enfrentándose a sus socios de Ciudadanos, es una apuesta muy arriesgada que puede salirle mal.

Me recuerda a un amigo que jugando un día al fútbol, pitó una falta al equipo contrario… porque le iban a hacer una falta. Una falta preventiva le llamamos. El cachondeo fue generalizado. IDA ha hecho lo mismo. Ha culpado a Ciudadanos de que “le iba a hacer una falta”, que ellos niegan, y ha dinamitado la legislatura. 

Es lamentable que un tema de decisión política, de interpretación del Estatuto de Autonomía y del Reglamento de la Asamblea de Madrid se ponga en manos de los jueces. Los políticos dan de esta forma una imagen nefasta de su capacidad de gestionar lo más elemental. Su propio funcionamiento. Todo el poder para los jueces parecen decir los dirigentes políticos ante su incapacidad manifiesta de diálogo y acuerdo.

Sea cual sea la decisión de los jueces lo sensato y coherente por parte del partido ganador de las últimas elecciones autonómicas, el PSOE, es presentar como candidato a la moción de censura y al proceso electoral a la misma persona que GANÓ LAS ELECCIONES.

Me resulta increíble que algunos sectores del PSOE y casi todos los medios de comunicación especulen sobre la posibilidad de presentar otro candidato para un periodo de 2 años.

Se habla de “una operación ILLA” para Madrid obviando entre otras cosas que Angel Gabilondo ya fue una “operación ILLA” en su momento para apartar a Tomás Gómez que era el candidato propuesto por el PSOE de Madrid.

La campaña contra la forma de ser, contra el comportamiento político de Angel Gabilondo con relación al gobierno de Isabel Díaz Ayuso, ha sido constante desde el primer momento.  Parece que molesta su carácter dialogante, pausado y no estridente frente al ruido, la furia y la mala educación de sus oponentes. 

Sin embargo si algo necesita Madrid y las madrileñas y madrileños es prudencia, sensatez, cordura y diálogo frente a los desmanes de una derecha neofranquista y fascista representada por VOX y por Díaz Ayuso.

Digamoslo claro. La derecha en Madrid es nostálgica del franquismo. Esa es la realidad. No hay más que ver el comportamiento, las expresiones y la agresividad de los comentarios en cualquier mercado o bar de los barrios conservadores de Madrid para saber hasta donde están dispuestos a llegar los votantes madrileños de VOX y del Partido Popular. El odio y el deseo de venganza contra los “filoetarras”, “socialcomunistas” y “sociatas” les sale por la boca cada vez que hablan de política. No necesitan que nadie les jalee, ellos van por delante en las ganas de pelea.

Angel Gabilondo, y el Grupo Parlamentario de la Asamblea de Madrid, que el preside ha dado un ejemplo de talante negociador, búsqueda del consenso, capacidad de dialogo y compromiso con los problemas reales de los ciudadanos de Madrid que no puede echarse en saco roto y ser tirado a la basura por un pretendido “golpe de efecto” o búsqueda de un candidato “Salvador” en busca de no se sabe que objetivos. Acuerdos como el Dictamen para la  Recuperación de la actividad económica y social para Madrid, votado por todos los grupos menos VOX que votó no,  marcan el camino que debe plantearse para salir de esta crisis sanitaria, política y económica.

Ángel Gabilondo tiene un largo recorrido y un respeto  ganado con los otros partidos posibles socios de gobierno como son Más Madrid y Podemos que difícilmente podría tener una persona nueva que apareciera como caída del cielo designado/a in extremis por no se sabe qué despacho de Moncloa o Ferraz.

La izquierda madrileña tiene ante sí la posibilidad de gobernar. El objetivo no es extremadamente difícil. Si como se ha visto en Cataluña la candidatura de Ciudadanos pierde votos y escaños hacia otras formaciones como el PSC o Vox, en Madrid basta con que una parte de los 26 escaños que consiguió hace dos años Ignacio Aguado, vayan hacia la izquierda. Hacia el PSOE, Más Madrid o Podemos. 

En ese sentido la personalidad de Ángel Gabilondo, y su buena y reconocida imagen entre los votantes centristas de Ciudadanos, va a ser un acicate para darle su confianza.

Estas elecciones son decisivas no sólo para Madrid sino también para toda España. Si se abre camino la posibilidad de un gobierno de la extrema derecha con el Partido Popular se corre un grave riesgo de la propia democracia. Si por el contrario se consigue un gobierno de las fuerzas progresistas, en consonancia con el gobierno de la nación, se abrirán opciones reales de avance y recuperación tanto en Madrid como en el resto de las comunidades autónomas.

Gabilondo Presidente de la Comunidad de Madrid