viernes. 29.03.2024

El PSOE se opone al PSOE

Sálvame, Susana

El Partido Socialista gobierna. Ha recuperado la iniciativa política y de la agenda setting, a pesar del fragmentado apoyo parlamentario, mientras el Partido Popular sigue con el desconcierto de su salida abrupta del poder y Ciudadanos vive una desorientación existencial por el sobredimensionamiento de su estrategia cortoplacista con una metafísica simplona y predemocrática en cuanto a la realidad española. Y sin embargo, el Gobierno no carece de una pertinaz oposición que nace como excrecencia o epifenómeno orgánico de la que podríamos decir lo que Borges escribía sobre los peronistas: que no son ni buenos ni malos, sino incorregibles. Esta oposición, encabezada por la perdedora de las primarias Susana Díaz, parece compartir los argumentarios más rancios de la derecha construyendo un escenario muy parecido al que simbólicamente se describe en “Marcos negros” de Pierre Lemaitre: cuando el leñador aparece en el bosque con un hacha en su hombro, los árboles saben que el mango es uno de ellos.

Las comunidades autónomas convertidas en taifas o compartimentos estancos y los procónsules ambiciosos, como es el caso de Díaz, pueden producir, y de hecho producen, la inmovilización del proyecto socialista no de otro modo que la mantis religiosa inmoviliza a los otros insectos para devorarlos, inyectándoles en las articulaciones un humor anestésico. A partir de ahí el procónsul ya puede disponer del caos suficiente para administrarlo desde un pedestal mesiánico como en la película de Chaplin en la que Charlot es un cristalero ambulante que dispone de la ayuda de un niño, dedicado a romper a pedradas los cristales que luego él reparará. Los acontecimientos protagonizados por Díaz desde el fatídico coup de force del 1 de octubre como consecuencia del boicot a la candidatura de su propio partido a la presidencia del Gobierno a favor de la continuidad del PP en el poder ejecutivo, como así ocurrió, y la profunda crisis causada por el intento de Díaz de asaltar el poder de Ferraz, causó un general rechazo en el conjunto de la militancia y el electorado socialista que se materializó en una abrumadora derrota en las primarias.

Estos graves acontecimientos y la desautorización de la militancia y simpatizantes a una Susana Díaz absolutamente derrotada en su estrategia y propósitos, debería haber supuesto, en el contexto de una ética y estética socialista, la dimisión de la presidenta de la Junta de Andalucía, pero en lugar de ello, sin ocasión para la enmienda, se dispuso a mantener primero la oposición a la oposición del PSOE al Gobierno del PP y, con posterioridad, al Gobierno socialista con el mismo estilo y dialéctica que los conservadores. Su atrincheramiento en Andalucía puede ser un remake castizo de la historia de Hiroo Onoda, el soldado japonés que no sabía que Japón se había rendido hacía casi 30 años. Es lo que ocurre en los compartimentos estancos y sus redes clientelares, con sus intereses y objetivos propios, que acaban creando, en lugar de unos liderazgos democráticos cuya existencia no tiene otro fin que dar paso a algo mejor, a actitudes autoritarias, para las cuales el líder es un paradigma y la historia una sucesión de hechos incontrovertibles porque no se permite una argumentación alternativa. Es cuando ciertos gobernantes comienzan a creer que la realidad es tendenciosa, no ellos.

El PSOE se opone al PSOE