viernes. 19.04.2024

La Constitución: una reforma imprescindible

El pasado 6 celebramos el día de la Constitución. !Hace ya 38 años que la aprobamos en referéndum!. Fue fruto de un amplísimo consenso político y social. Su aprobación puso fin a la dictadura e inició la era democrática.

La ahora injustamente llamada por algunos  “casta del 78”,  antepuso los intereses generales del país a los propios, y supo ofrecernos a los ciudadanos un texto, la Constitución, que ha sido esencial para la convivencia pacífica y para la transformación social, económica y política del país.

Nadie puede negar que esta Constitución posibilitó la construcción de la España de las Autonomías; el desarrollo del Estado del Bienestar, la creación de un amplio marco de derechos individuales y colectivos, la modernización del país, posibilitando igualmente nuestra incorporación a la Unión Europea.

Pese a sus defectos y lagunas, y sin olvidar a sus detractores, y a aquellos poderes que han hecho un uso partidista e interesado, ha sido útil al conjunto de la sociedad española. Pero tan evidente como lo anterior, lo es que la sociedad actual no es la misma que la de 1978. Sin embargo, en estos 38 años sólo ha sido reformada con motivo de nuestra entrada en la Unión Europea y más recientemente la modificación del artículo 135, a mi juicio, en este caso, para mal y además de mala manera, en un mes agosto y sin consultar a la ciudadanía.

La Constitución, lejos de ser un texto rígido e inamovible, debe responder a las necesidades e inquietudes del conjunto de la sociedad. Negarse a aceptar su reforma hará, esta ya haciendo, que amplios sectores empiecen a negarla, a verla como algo lejano e inútil, como un freno para el avance y el progreso social y agente responsable de desigualdad social y territorial.

Si queremos que la inmensa mayoría de los ciudadanos la vean como algo propio y útil como lo ha sido hasta hace muy poco tiempo, necesita una importante reforma, que debe contar con un amplio consenso y su ratificación en referéndum.

Si la actual Constitución fue capaz de establecer el mecanismo para crear la España de las Autonomías –asuntó tabú en aquel entonces-, hoy debe serlo para dibujar un  Estado Federal que fortalezca la unidad respetando la plurinacionalidad que es España. No aceptarlo así exacerbará aun más los sentimientos nacionalistas y las tensiones separatistas.

Reforma que además es necesario que recoja y regule nuevos derechos y precisar y reforzar muchos de los que ya regulados, como el derecho al trabajo, a la huelga, a la vivienda, a la protección social, y un largo etc.

La tarea es enorme y delicada; y reclama a la clase política que, como ya hizo en la Transición, aparque los intereses partidistas y anteponga los del conjunto del país.  

Y para ello nuestros políticos tienen que tener altura de miras. Unos, para renunciar a sus posturas maximalistas. Y otros, para deponer su radical negativa a los cambios.


PD. El pasado día 4, ¡por fin! recibimos una importante noticia, al margen de una gran alegría: la ultraderecha Austriaca fue derrotada en las urnas, y un ecologista de izquierdas ha sido elegido nuevo Presidente de este país. Enhorabuena.

La Constitución: una reforma imprescindible