viernes. 29.03.2024

Trámites online en tiempos de pandemia

Un texto argumentativo es aquel en el que el autor tiene como objetivo la transmisión de una perspectiva subjetiva sobre un tema o una serie de temas específicos. Un texto  argumentativo tienen fines persuasivos, es decir, buscan hacer convincente un punto de vista o un abordaje específico de un tema cualquiera. 

Todo esto surge de las discrepancias en la conversación por “messenger” con un buen amigo, reacio a usar el móvil de última generación. En los tiempos que corren casi todo se puede hacer desde un móvil de última generación o smartphone, un anglicismo, que significa, más o menos, teléfono inteligente. Mi amigo quiso hacer una gestión en la administración autonómica por vía telefónica, pero al no ser poseedor de un “smartphone”,  lo intentó con un homephone, en castellano teléfono de sobremesa de toda la vida.

Veamos cómo se desarrollaron los acontecimientos. Mi amigo empezó a hacer una gestión con un ente de la administración autonómica con su homephone o teléfono de sobremesa. Comenzó por llamar para solicitar la “cita previa”, como no lo conseguía, intentó la segunda opción, a saber, internet. Después de llevar dos días intentando contactar por estos métodos, se decidió por acercarse a la oficina de forma presencial, y abusando de la bondad de los allí presentes, preguntó al funcionario de turno si le atenderían, siempre y cuando esperara su turno.

La respuesta del funcionario fue rotunda: “NO sin cita previa”. Mi amigo le dijo al funcionario que por teléfono o internet no podía solicitarlo por estar bloqueado el servicio, y amablemente se ofreció el funcionario autonómico a solicitarle en ese momento la cita previa. La cita era para el siguiente lunes. Mi amigo estaba casi feliz de haber conseguido la cita online sin tener “smartphone”. Pero cuando no está de Dios, el diablo enreda. No importa, allí estaba  mi amigo con su cita previa el lunes a las 9:00 am. En ese desgraciado momento la directora del ente autonómico cuelga un cartel en la puerta del establecimiento con el “celo” de toda la vida. Reconozco que a veces el destino es cruel. ¿Qué ponía en áquel cartel?. Explicaba que por la pandemia del coronavirus estaba cerrada la oficina, pero que se podían hacer las gestiones por teléfono o en la página web del ente autonómico.

¿Creen mis pacientes lectores de “Nueva Tribuna”, que aquí acabo la conversación por Messenger con mi amigo?.  Pues no, siguió contándome su periplo por la administración autonómica sin smartphone. Cuando consiguió contactar a través de clave electrónica para las Administraciones de forma online con su Pc le sorprendieron con esto: “por la ley de confidencialidad o privacidad no le podían dar información; y para su asombro le remitieron nuevamente a un teléfono para realizar la gestión por teléfono, que por supuesto, a día de hoy, sigue comunicando, o fuera de servicio... y en eso sigue mi amigo.

A alguno puede que este relato le parezca divertido, porque seguro que la mayoría de los lectores de este artículo tienen smartphone, en castellano teléfono inteligente más o menos, pero si alguno de estos lectores puede visualizar la escena, pónganse en la piel de mi amigo. Ahora podrán entender porque mi amigo primero se bloqueó, después enfureció y por último se mostraba quemado con toda España.

Por último, una reflexión de Franz Kafka: “El progreso se evapora y deja detrás una estela de burocracia”. 

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